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Jujutsu Kaisen ni Harry Potter no me pertenece.

A lo largo de los años, Suguru recuerda a la mujer que ronda a Gojo Satoru y no puede evitar Resumen: sentir celos...


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Geto está acompañando a Satoru a una misión. Solo eran ellos dos. Era algo de rutina, nada fuera de lo normal.

—¿Quieres un refresco? —Preguntó de respeten Satoru.

—Claro —Era conocido el gusto de su mejor amigo por las cosas dulces, no le dio mayor importancia.

Vio con aspecto aburrido como Gojo corría hacia una máquina expendedora, hacía una rápida operación y sacaba dos refrescos. Todo era normal hasta ahí...

Satoru caminaba despacio y Geto no podía creer lo que sus ojos veían. Su mejor amigo le entregaba un papel de forma discreta a una joven mujer en esa vereda, sin intercambiar ninguna palabra. Fue un gran shock. Su mundo se vino abajo y no tenía idea de porqué. Cada uno de ellos fue por una dirección distinta, Satoru caminando hacia él y la mujer alejándose de ellos.

Gojo, con una enorme sonrisa en su rostro, le ofrecía una de los refrescos. Lo tomó y le agradeció con un asentimiento.

—¿ Qué demonios fue eso? —Pregunto, no queriendo parecer demasiado interesado en lo que sea ese asunto.

—No se de lo que me hablas —fue la respuesta que recibió.

Esa es la primera vez que la ve, ella a lo lejos se detiene y devuelve la mirada por un momento antes de desaparecer entre la multitud.

Suguru quedó con el rostro de esa mujer grabado en su mente. ¿Por qué Satoru no quería decirle quien era? ¿Acaso no confiaba en él? ¿No lo consideraba un amigo?

Siguió a Satoru para terminar la misión. No le quedaba de otra. Sabía que no le daría la respuesta que quería.

🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔🤔

La segunda vez que la ve, es a lo lejos, en la planta superior de un centro comercial mientras él y Shoko van a encontrarse con Gojo.

Ambos están afirmados en un barandal de vidrio que permite ver hacia la planta baja. Ve a su mejor amigo estando tan cerca de ella, lo único que puede sentir ante esa escena es rabia y una profunda tristeza.

—¿Satoru hablando con una chica? —Shoko está asombrada.

Suguru no dice nada, solo mira fijamente la escena en frente de él, esperando que la mujer desaparezca por la intensidad de su mirada. Ella dice algo y ese algo hace reír a Satoru. De repente ya no quiere estar ahí.

Cuando está por irse, siente que su amiga lo agarra del brazo. Shoko lo mira como diciéndole que lo sabe todo y él solo quiere desaparecer. Traga saliva, se siente angustiado... Al menos ellos no se están tocando ni nada por el estilo. No están en plan romántico. Los segundos parecen eternos, eternamente molesta es la imagen de esos dos juntos, aunque no estén juntos... Geto ya no sabe que pensar.

El tiempo se detiene de una horrible manera, solo puede observarlo todo como un espectador. Ve, como en cámara lenta, la mujer se aleja de ellos y por ende de Satoru. Entonces, cuando la mujer ya no está, él los saluda desde donde se encuentra esperándolos. Su amigo les sonríe a ambos y ya no había rastros de la mujer.

—¿ Quién era esa? —Shoko es la que se atreve a preguntar.

—¿Quién? —Satoru se hace el ignorante, quizás tratando de desviar la conversación.

—La mujer con la que estaba hablando...

—No estaba hablando con ninguna mujer, ni se quién es —Aseguró.

Suguru no pudo evitar mirarlo con rabia, ¿Cómo se atrevía a engañarlos? ¿Acaso Satoru creía que él era tonto? Lo había visto como le daba un papel la vez anterior. Quería decirle que era un mentiroso...

Ese día se mantuvo callado, sintiendo que si hablaba, despellejaría vivo a su amigo. Mientras comían, mientras Satoru hacia sus bromas y se reía. Todo estaba mal.

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La tercera vez que la ve, no sé supone que él deba estar ahí. Es un atardecer lluvioso en un parque cerca de una fuente de agua.

Satoru le había dicho que tenía que ir a comprar unos dulces de último momento, que le esperara en el auto, él volvería pronto. Y estaba tardando. Fue a buscarlo y lo encontró hablando con la misma mujer de siempre, Gojo no tenía a mano sus preciados dulces.

Cuando empezó a llover de nuevo, la mujer se colocó una capucha de la extraña túnica que usaba. Dio media vuelta y volvió al coche para esperarlo a qué termine con su improvisada cita.

Media hora después, su amigo llegó apresurado y con una gran sonrisa que a Geto le revolvió el estómago.

—¿ Satoru? —Su tono era desinteresado, Incluso apático.

—¿Si, Suguru? 😊😊😊

—¿Y tus dulces? ¿Ya te los comiste? — Su amigo no esperaba verse atrapado y su expresión de sorpresa era ridícula y espeluznante, (introducir aquí la expresión que hace Gojo al ver la cara de Megumi por primera vez).

Era como atrapar a alguien haciendo trampa

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Era como atrapar a alguien haciendo trampa. Mayor justificación para molestarse con él.

—Si, si... Ya me los comí —se apresuró a decir.

—¿Estaban buenos? —Suguru ya estaba viendo rojo...

—Los mejores —Decir eso lo hizo mucho peor, simplemente quería matarlo, estar juntos en un espacio tan pequeño como el asiento trasero del coche solo agregaba sal a la herida.

—Me alegro por ti...

—La próxima vez te haré probar algo realmente dulce —prometió, pareciendo a una insinuación de doble sentido... una insinuación que hacía que se despertarán extrañas sensaciones de aleteos de mariposas en su estomago.

 Satoru estaba sonriéndole, con sus lentes negros un poco abajo, dejando ver sus hermosos ojos y su rostro estaba demasiado cerca. Geto lo apartó de un manotazo, lo que lo mantuvo haciendo puchero todo el camino de regreso.

—¿Por qué eres malo conmigo, Suguru? —Se quejaba el idiota.

Un corazón en tormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora