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Mientras Midoriya murmuraba un montón de cosas que a este punto ya ni se entendían, Hitoshi lo seguía con algunas dudas

Por lo que entendió, todo el equipo estaría ahí, y por ende, Monoma también, y ya le había pasado una vez que cuando vio el cuerpo del chico su cuerpo y mente dejaron de funcionarle

Debía estar centrado, y tal vez lo mejor seria evitar al chico y simplemente quedarse a lado de los murmullos de Midoriya, que de hecho no eran tan malos. Era eso, o quedar otra vez como un idiota cerca del rubio

Ambos caminaron hasta las aguas termales, donde cada uno empezó a desvestirse para meterse al agua, justamente cuando escucharon a alguien más entrar, para desgracia de Hitoshi, era Monoma

-Ey

-H-Hola

"¡¿Por qué tartamudea cuando Monoma está cerca?!"

Hitoshi se centró en lo suyo siendo plenamente consiente de la calidez que emanaba del rubio a lado suyo (O era la calidez normal de las aguas, e Hitoshi simplemente ya había periodo la suficiente cordura para poder confundirlas)

Aunque cuando estaba tratando de concentrarse en otra cosa para no quedar como idiota, rápidamente el silencio que se formó después de unos leves jadeos, lo puso el alerta

-¿Qué carajos?

-Oh dios

-Wow

Hitoshi miro atrás suyo notando de inmediato que las miradas iban a él, o más bien, a sus cicatrices

Cierto

Había estado tan nervioso por Monoma y la tristeza de Midoriya que olvido por completo que la razón principal por la cual no quería estar ahí. Sus cicatrices

Heridas de cuando entrenaba con su padre, heridas de cuando el asesino de su padre lo ataco y él tuvo que defenderse con una cuchara de madera, las cicatrices de sus primeras batallas, en las cuales aun a pesar de la práctica estás nunca lo prepararían para una lucha de verdad, las primeras veces que estuvo al borde de la muerte, de cuanto tuvo que pasar para llegar hasta ahí. De cuanto tuvo que pasar para sobrevivir un dia más

De la nada, se sentía expuesto, demasiado, el ambiente era pesado y sus pulmones dolían. Una cosa era mostrar aquellas cicatrices con personas que a pesar de no conocer, estos nunca cuestionarían nada, porque ellos mismos tenían cicatrices mucho peores y de las cuales era mejor no comentar. Pero otra cosa muy distinta, era mostrar esas mismas cicatrices a personas que en su vida habían tenido que luchar por sobrevivir, que más bien vivían en un mundo donde su máximo dolor fue ser rechazado, golpeado, o apenas amenazado

Una cálida mano se posó sobre su hombro calmando de inmediato cualquier dolor, haciendo más fácil respirar a pesar del ambiente cálido y todavía algo tengo, relajo sus músculos e hizo que saliera de su cabeza

Hitoshi miro a lado suyo. Era Monoma

Aquel chico que desde que lo vio por primera vez en persona, ya trasmitía emociones desconocidas por todo su cuerpo, y no paraba de sorprenderlo cada vez que interactuaban juntos

Y eso que apenas era su segunda interacción

-Por eso te cambiaste de escuela

Susurro Monoma, no era una pregunta, pero Hitoshi igualmente asintió, sabiendo que no había mejor forma de darle una buena excusa a sus cicatrices sin que tuviera que decir más de lo necesario

-Lo juro, lo juro por dios que voy a matarlos

Hitoshi apenas pudo reaccionar cuando alguien jalo su hombro obligándolo a haber contacto visual con Bakugou, quien estaba echado chispas de sus ojos

-¡Dime cuáles son sus malditos nombres! ¡Los mataré!

Hitoshi abrió los ojos, para luego voltear a los lados, a los demás chicos quienes también tenían miradas furiosas y determinadas

-Solo di nombres, nosotros nos encargamos del resto

Dijo Awase con voz profunda

-Ustedes no me conocen

Susurro Hitoshi

-¿Y?

Dijo Midoriya, pero sin aquella expresión llena de curiosidad o dudas, ahora sus ojos adorables y llenos de afecto interminable. Estaban ahora llenos de una oscuridad tan fría que Hitoshi juro que la temperatura del sauna bajo a los cero grados en segundos

-Eres de nuestro equipo - Dijo Todoroki tocando con las yemas de sus dedos su propia cicatriz en el rostro - Y por ende, ya eres nuestro amigo

Y esas fueron las palabras que bastaron para que la mirada imperturbable de Hitoshi, callera como un vidrio siendo lanzado desde un cuarto piso. Lágrimas corrieron por sus mejillas y después de tantos años de sufrimiento silencioso, Hitoshi se permitió llorar

Sicario EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora