17

67 10 0
                                    

Cuando Rosé se marcha a trabajar, finjo estar dormida, ya que no hay modo de que pueda manejar una conversación con ella. La escuché ir a la habitación de Lily antes de irse, me giré para mirar el monitor de video y la atrapé mientras se inclinaba sobre la barandilla y dejaba un beso en su frente, de la misma forma que lo hizo conmigo más temprano. Mi corazón se rompe en un millón de pedazos, pero es mi única opción. Es la única forma en la que puedo asegurarme de mantenerlas a salvo a Lily y a Rosé. Espero el sonido del coche al dejar la calzada y salgo de la cama. Voy al armario, agarro mis bolsos y comienzo a arrojar mis pertenencias allí. En el baño, agarro mis productos para el cabello, maquillaje y el cepillo de dientes; puedo reemplazar todo lo demás. Una vez que estoy satisfecha porque he cubierto las necesidades principales, voy a la habitación de Lily y hago lo mismo, tomando solo lo necesario.

Bajo los bolsos por las escaleras, luego rápidamente alimento y cambio a Lily a ropa cálida antes de llevarla abajo. La dejo en el corral y me apresuro hasta la cocina para agarrar un bolígrafo y papel.

Simplemente no puedo marcharme sin al menos dejar una nota para hacerle saber a Rosé que me voy. Estoy a punto de comenzar a escribir cuando suena el timbre de la puerta. El sonido me sorprende, haciendo que se me caiga el bolígrafo. Ni siquiera necesito observar por la mirilla para saber quién se encuentra al otro lado de la puerta. Tenía la esperanza de evitar una confrontación fea con mis padres, pero claramente no se suponía que fuera así. Ahora mi única esperanza es sacarlos de aquí tan rápido como sea posible y, de algún modo, asegurarme de que no me sigan cuando me marche.

Abro la puerta y me enfrento a mis padres; las expresiones en sus rostros son terriblemente glaciales. La altura de mi padre es intimidante, mide al menos un metro ochenta y cinco, en comparación al metro cincuenta y siete de mi madre, que es mucho más baja. Mi madre se ve impresionante, perfectamente calmada en pantalones oscuros y un abrigo blanco de gabardina. Mientras que mi padre, siempre el hombre de negocios, viste un traje. Detrás de ellos se halla su abogada Felicia; evidentemente no han desperdiciado tiempo en tratar de alejarme de Lily.

—¿Qué hacen aquí? ¿Qué quieren? —pregunto fríamente, mi tono a juego con sus expresiones.

Mi madre me mira antes de hablar. —Lalisa. ¿Qué forma es esa de recibir a tus padres?

—Tienes razón, qué grosera. Chitthip, Marco, ¿qué mierda hacen aquí? — espeto. Me sorprende lo poco que me afecta su presencia. Lo que me hace darme cuenta de que estoy mejor sin ellos.

—Es suficiente, jovencita —me regaña mi padre—. Hemos venido para verte y lo menos que puedes hacer es invitarnos a entrar.

Dudo por un momento, pero decido que hacerlos entrar y salir rápidamente es mi mejor opción para una salida despejada. Abro más la puerta y me echo a un lado, permitiéndoles entrar. Cierro la puerta detrás de ellos y los adelanto rápido para cargar a Lily. No quiero que ninguno la toque.

—¿Esta es nuestra nieta? —pregunta mi mamá, con muy poca emoción.

—No, madre, me deshice de ella hace mucho tiempo. Este es un bebé que recogí en el camino —digo, atacándola con sarcasmo al responder su pregunta tan estúpida.

—Lalisa —advierte mi padre.

—¿Por qué trajiste a tu abogada a un simple viaje para visitar a tu hija?

—Porque esto se ha prolongado demasiado tiempo, jovencita. Es tiempo de que hagas lo correcto. Entrega el bebé a los padres adoptivos que se la prometiste y ven a casa con nosotros.

—No se la prometí a nadie, ese fuiste tú. Tomé mi decisión cuando me fui y no hay nada que puedas decir o hacer para hacerme abandonar a mi bebé o regresar con ustedes.

Cuidando De Ti (Chaelisa Version) G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora