LIMERENCIA || Uchiha Itachi.

007; Reprimidos.

Capitulo 7

Título—. Reprimidos.

Mientras Himari e Itachi caminaban juntos hacia la entrada de la aldea, sus figuras atraían miradas de admiración y respeto. Los dos jóvenes, herederos de los prestigiosos clanes Nakamura y Uchiha, destacaban no solo por su linaje, sino también por su porte elegante y su innegable atractivo.

Himari, con su largo cabello blanco ondulado que caía suavemente sobre sus hombros, se movía con una gracia natural. Sus ojos, profundos y serenos, reflejaban una calma y determinación que imponían respeto. Vestía un kimono sencillo pero elegante, adornado con detalles que representaban a su clan, y llevaba su katana con una naturalidad que hablaba de su destreza con el arma.

A su lado, Itachi, con su semblante serio y concentrado, emanaba una presencia poderosa. Su cabello oscuro y sus ojos Sharingan, aunque desactivados en ese momento, eran reconocibles y temidos. Vestía el uniforme tradicional del clan Uchiha, con el emblema del clan claramente visible en su espalda, y se movía con una agilidad y precisión que delataban su entrenamiento riguroso.

La gente de la aldea se detenía a su paso, los susurros llenaban el aire.

"¿Viste a Itachi Uchiha? ¡Es el prodigio de su clan!"

"Esa es Himari Nakamura, la heredera del clan Nakamura. Dicen que sus habilidades médicas son inigualables."

"¡Mira cómo caminan! Son como figuras de una leyenda."

"No puedo creer que tan jóvenes ya tengan tanta responsabilidad. Deben ser una pareja formidable en combate."

Himari e Itachi continuaban su camino, conscientes de las miradas y los murmullos, pero manteniendo su enfoque en la misión. Sus pasos eran firmes, y aunque no intercambiaban palabras, había una comprensión tácita entre ellos. La presión de las expectativas de sus clanes y de la aldea entera estaba sobre sus hombros, pero ambos jóvenes sabían que debían cumplir con su deber.

A medida que se acercaban a la entrada de la aldea, las miradas y los susurros no disminuían. La presencia de Himari e Itachi no solo inspiraba respeto, sino también esperanza. Eran símbolos del futuro de Konoha, la promesa de que la fuerza y la sabiduría de los clanes continuarían protegiendo la aldea.

Finalmente, alcanzaron la entrada de la aldea. Himari, con una mirada determinada, y Itachi, con su semblante serio, se detuvieron un momento, asimilando la magnitud de la misión que tenían por delante. Con un último vistazo hacia la aldea, se dispusieron a partir, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara en el rescate de las personas importantes secuestradas por los ninjas renegados de Kumogakure.

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La luz del atardecer se filtraba a través de las copas de los árboles mientras Itachi e Himari se desplazaban en silencio, saltando de rama en rama. La misión que tenían por delante era peligrosa, pero sus pensamientos estaban ocupados por el incidente reciente.