Capítulo XIV

25 5 1
                                    

Un día, Ismael y Claudia decidieron ir al cine para ver la última película de acción que estaba causando furor. Compraron canchita y refrescos, y se sentaron en la fila de atrás para disfrutar de la película sin distracciones.

La película fue emocionante, llena de giros y vueltas que los mantuvieron al borde de sus asientos. Se rieron y gritaron juntos, disfrutando de la adrenalina que la película les proporcionaba.

Cuando la película terminó, salieron del cine sonriendo y hablando sobre sus partes favoritas. "¿Viste ese salto en moto? ¡Fue increíble!", dijo Ismael.

"¡Sí! Y el final fue tan sorprendente", respondió Claudia. "No vi venir ese giro".

Se miraron y se dieron un beso rápido. "Me encantó compartir esta noche contigo", dijo Ismael.

"Yo también", respondió Claudia. "Siempre me divierto cuando estoy contigo".

Y así, con sonrisas en sus rostros, salieron del cine y se dirigieron a casa, ya planeando su próxima aventura juntos.

Ismael acompañó a Claudia a su casa, disfrutando del paseo nocturno. Pero cuando se acercaban a la puerta, apareció Alejandro de la nada, bloqueando su camino. Su mirada era oscura y llena de rencor.

"Ya sé de su relación", les espetó, su voz baja y amenazante. "Y si no terminan con esto ahora mismo, lo divulgaré todo en la escuela".

Claudia se puso pálida, mientras Ismael se colocaba protectoramente a su lado. "¿Qué quieres?", le preguntó Ismael, firme.

Alejandro se burló. "Quiero que Claudia se aleje de ti. Eres un perdedor, Ismael. No eres digno de ella".

Claudia se enfureció. "¡Eso no es cierto, Alejandro! Ismael es una persona increíble y te odio por hablar de él así".

Alejandro se encogió de hombros. "No me importa lo que pienses. Si no terminas con él, lo pagarás. Tengo pruebas de su relación y las compartiré con todo el mundo".

Ismael y Claudia se miraron, preocupados. ¿Qué harían ahora?

Ismael y Claudia se miraron, y sin necesidad de palabras, supieron que no se separarían. Se tomaron de la mano y se enfrentaron a Alejandro.

"No vamos a separarnos", le dijo Ismael, firme. "Nuestra relación no es asunto tuyo".

Alejandro se enfureció. "¡Fools!", gritó. "¡Voy a destruirte, Ismael!"

Y con eso, Alejandro se abalanzó sobre Ismael, golpeándolo con fuerza. Ismael intentó defenderse, pero Alejandro era demasiado fuerte.

Claudia gritó y trató de intervenir, pero Alejandro la empujó. "¡Quédate fuera de esto!", le gritó.

Ismael cayó al suelo, sangrando por la nariz. Alejandro se dispuso a golpearlo de nuevo, pero Claudia se interpuso, desafiante.

"¡Basta!", le gritó. "¡Déjalo en paz!"

Alejandro se detuvo, jadeando, y miró a Claudia con una mezcla de ira y sorpresa. Luego, se dio la vuelta y se fue, dejando a Ismael y Claudia en el suelo, temblando de miedo y dolor.

Claudia ayudó a Ismael a levantarse y lo llevó a su casa, preocupada por su estado. Lo sentó en el sofá y comenzó a curar sus heridas, limpiando el sangre de su rostro y aplicando hielo en su ojo morado.

A pesar de sus esfuerzos, Ismael todavía se veía mal. Claudia se preocupó de que su familia viera lo que había pasado y se preocupara, o peor aún, que Alejandro volviera a atacar.

"Ismael, ¿por qué no te quedas aquí esta noche?", le sugirió Claudia. "Puedo cuidarte mejor y asegurarme de que estés seguro".

Ismael asintió, agradecido. "Gracias, Claudia. Me siento un poco mareado".

Claudia lo ayudó a levantarse y lo llevó a su habitación. Lo acostó en su cama y se sentó a su lado, tomándole la mano.

"No te preocupes, Ismael. Estoy aquí para ti. Mañana podemos pensar en qué hacer con Alejandro, pero por ahora, solo descansa".

Ismael sonrió débilmente y cerró los ojos, sintiendo la calidez y el amor de Claudia a su alrededor. Se sintió a salvo y protegido, sabiendo que Claudia estaba allí para cuidarlo.

La sombra del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora