Un hombre de mediana estatura, piel albina y ojos verdes entra en la clase de segundo de bachillerato B. Es el profesor de literatura. Sus alumnos lo llaman 'el ilustrado', un apodo que se ganó por su peculiar forma de vestir, aunque, sin su personalidad ese mote habría desaparecido con el tiempo, ya que la moda sin identidad se desvanece entre los hombres.
Don Javier es un enigma. A pesar de tener unos treinta y tres años, parece un periodista ingles de los años sesenta. Imagina a un hombre atractivo, sentado en un banco del instituto, leyendo el periódico con un bolígrafo en la mano. Con su pelo largo y afro de color castaño claro, gafas ovaladas con un marco negro de algodón, una chaqueta cruzada azul marino, y náuticos clásicos de piel marrón, don Javier parece que salió de otra época.
Encuentra placer en leer periódicos, libros y escuchar la radio. Le gusta el café y un buen whiskey, pero no es de salir los fines de semana, a menos que sea para discutir política son sus amigos. Con todo lo que sabes ahora, seguro que coincides con el resto del instituto: don Javier nació en la época equivocada.
Como es su costumbre, antes de sentarse, don Javier abre su maletín y dispone todo lo necesario para la clase. Luego, toma una tiza y comienza a escribir en la pizarra marcando el inicio de una nueva lección.
Don Javier coloca la tiza en una esquina de la pizarra y se limpia las manos. Cuando Escarlet se levanta para tirar algo en la papelera, él aprovecha para pedirle que cierre la puerta, ya que puede escuchar al profesor de segundo de bachillerato C contando anécdotas sobre su viaje a Egipto. Después, se apoya en el borde de su mesa y enciende su tableta para pasar lista. Una vez que confirma la presencia de todos sus alumnos aparta la tableta y abre el libro de literatura.
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Tal vez en nuestra próxima vida
Teen FictionEl corazón de Atenea había permanecido en silencio durante mucho tiempo, hasta que un nombre comenzó a resonar en él: Daniel. Desde que se cambió de instituto, una pregunta retórica de Espronceda no dejaba de rondarle la mente: "¿por qué este inquie...