Una Sensación Rara

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Cap. 15
Otro día más de soportar gente que no quiero ni ver

Me levanto de la cama para dirigirme al baño y quitar la suciedad

Ojala pudiera quitar la suciedad de mi alma
Me arreglo con mi uniforme laboral y bajo las escaleras, con peldaños de madera que crujen con cada paso. La barandilla de hierro forjado, adornada con delicados diseños que va elegantemente a lo largo de la escalera. La luz tenue filtrada por una ventana cercana pinta suavemente las paredes blancas, creando un juego de sombras y luces desencantadas

Apenas el sol comienza a filtrarse por las cortinas de encaje de la cocina, Con pasos lentos, me dirigí hacia el aroma estimulante que emanaba de la cafetera, prometiendo un reconfortante café matutino.

El suelo de baldosas frías se desliza bajo todo mi cuerpo, conduciéndome hacia la mesa de madera donde reposan pacientemente las galletas de coco, tentadoras con su crujiente aspecto dorado. Al alcanzar la encimera, el vapor aromático del café recién hecho acaricia mis sentidos, impregnando el aire de calidez y energía.
Una vez servido mi café en una taza de porcelana blanca, seleccioné una galleta de coco evoqué la suave textura y el sabor dulce en mi paladar mientras observaba el nuevo amanecer a través de la ventana de la cocina

Después de saborear tranquilamente mi desayuno, el reloj marcaba la hora de partir hacia el trabajo. Me dirigí hacia el garaje, donde mi auto azul con destellos de color plateado aguardaba impaciente para emprender el trayecto diario.

El sol de la mañana acaricia suavemente la capota plateada, reflejándose en su brillo impecable. Al abrir la puerta del conductor, el olor a cuero nuevo y a limpieza inundó mis sentidos, invitándome a sumergirme en el confort de mi vehículo.

El sonido del motor cobrando vida con un ronroneo familiar, listo para llevarme a través del bullicio de la ciudad hacia mi destino laboral. Con un gesto de determinación, encendí el motor y dejé atrás mi hogar, con la promesa de regresar al final del día sin haber realizado desastres

Al llegar a la imponente fachada de la empresa donde desempeño mi labor cotidiana, mis pasos resonaron en el moderno vestíbulo de mármol pulido. La secretaria, con quien cruzaba un cordial saludo diariamente no está en su lugar, levantó la mirada al escuchar el eco de mis pasos y no sé porque sentí que la he visto en algún lugar. Sin embargo, mantuve una sonrisa amable y un gesto de cortesía al saludarla, antes de continuar mí camino hacia mi oficina privada.

Al girar la perilla de la puerta principal de mi oficina, Una vez dentro, me sumergí en la rutina diaria, lista para afrontar los desafíos que la jornada laboral me depararía

Me sumergí en la revisión detallada de los documentos que detallaban los beneficios y compensaciones clave necesarios para mantener el buen rumbo del negocio. Las hojas de papel apiladas a mi lado parecían contener la esencia misma de la prosperidad de la empresa. Con cada línea de números y cifras, buscaba las claves para garantizar un ambiente laboral equitativo y sostenible.

El crujir del papel al ser volteado deliberadamente y el tictac constante del reloj de la pared creaban una atmósfera de concentración absoluta en la sala. Mientras trazaba comparaciones y analizaba tendencias, la importancia de cada detalle se revelaba con claridad, delineando un camino sólido hacia el éxito empresarial.

Un golpecito amistoso resonó en la puerta de mi oficina, interrumpiendo mis pensamientos concentrados en el trabajo. Reconocí al instante el suave patrón de alguien cercano.
Al levantar la vista, mis ojos se iluminaron al encontrarme con el rostro radiante de mi mejor amiga a través del cristal. Con una sonrisa, le hice un gesto para que entrara, sabiendo que su presencia traería un soplo de alegría y energía positiva a mi rutina laboral.

nunca Fuimos Tu Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora