Capítulo 2: Conexiones Inesperadas

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El aroma del café recién hecho llenaba el aire cuando Ayaz y Nayara entraron en el acogedor local. Se acomodaron en una mesa junto a la ventana, donde la luz del sol iluminaba suavemente sus rostros. A pesar de la tensión inicial, ambos se sentían más relajados.

"¿Qué te gustaría tomar?", preguntó Ayaz mientras hojeaba el menú. Nayara miró las opciones, aún sintiéndose un poco tímida pero agradecida por el cambio de tema.

"Un chocolate caliente suena bien", respondió con una sonrisa tímida. "¿Y tú?"

"Creo que me iré por un café negro. Necesito algo fuerte para despertar", dijo Ayaz, bromeando.

Mientras esperaban sus bebidas, Nayara decidió abrirse un poco más. "Gracias por ser comprensivo antes", dijo, jugando con la taza que tenía frente a ella. "No suelo hablar mucho sobre mis padres".

Ayaz asintió, sintiéndose aliviado de que ella estuviera dispuesta a compartir. "Entiendo. A veces es difícil hablar de cosas así. Pero estoy aquí si alguna vez necesitas desahogarte", ofreció sinceramente.

Nayara lo miró a los ojos y vio la genuina preocupación en su expresión. "Eso significa mucho para mí", admitió, sintiéndose un poco más conectada con él.

Justo en ese momento, el camarero llegó con sus bebidas. Mientras disfrutaban del chocolate caliente y el café, comenzaron a hablar sobre sus intereses y pasiones. Descubrieron que compartían un amor por la música y las películas clásicas.

"¿Cuál es tu película favorita?", preguntó Ayaz, tomando un sorbo de su café.

"Es difícil elegir solo una, pero creo que 'El viaje de Chihiro' siempre tendrá un lugar especial en mi corazón", respondió Nayara con entusiasmo.

"¡Esa es una gran elección! La animación es impresionante y la historia es tan profunda", coincidió Ayaz.

A medida que la conversación fluía, Nayara se dio cuenta de que había dejado atrás su enfado inicial y estaba disfrutando del momento

A medida que la conversación avanzaba, Nayara se sintió más cómoda y comenzó a abrirse un poco más. "Sabes, me lo estoy pasando bien contigo", confesó, una sonrisa tímida asomándose en su rostro. "Es agradable poder hablar con alguien sin sentirme juzgada".

Ayaz sonrió, sintiéndose aliviado de que ella estuviera disfrutando de su compañía. Sin embargo, notó que había algo más detrás de sus palabras. La tristeza en sus ojos no había desaparecido por completo.

"Me alegra escuchar eso", respondió él con sinceridad. "Pero también siento que hay algo más que te preocupa".

Nayara bajó la mirada, jugando nerviosamente con la servilleta sobre la mesa. "Es solo... a veces me siento tan abrumada", admitió, su voz temblando ligeramente. "Aunque estoy aquí y trato de disfrutar el momento, hay días en los que simplemente no puedo evitar sentirme triste".

De repente, un nudo se formó en su garganta y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Se esforzó por contenerlas, pero fue en vano. En un instante, las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.

Ayaz se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y rápidamente extendió su mano sobre la mesa, ofreciéndole apoyo. "Nayara", dijo suavemente, "está bien llorar. No tienes que ser fuerte todo el tiempo".

Ella miró su mano extendida y luego sus ojos llenos de comprensión. Con un leve temblor, tomó su mano entre las suyas, sintiendo el calor y la seguridad que emanaba de él.

Más Allá de las AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora