𝟎𝟎𝟐

63 21 10
                                    

— Vaya...esto es, sorprendente–. Murmuró camilla.

— Amm, es una criatura verde, ¿Lo sabes, verdad?–. Elevé mi vista.

— Pero es lindo...¿Acaso no lo ves?, pero meh, no es mi tipo.

— Eww, ¿Estarías con un alienígena?–. Fruncí mi ceño mientras miraba detenidamente al nombrado atado en una silla frente a nosotras, por parte de cami, tenía razón, era jodidamente lindo.

— No suena tan mal–. Vi sus labios formarse en una sonrisa de lado, solo algo podría significar, aquella estaba pensando en sexo, asco.– pero si tiene algún familiar para mí, ¿Un 2pa2?

— ¿Me lo dices a mí?–. Me crucé de brazos.– en mi vida si quiera he besado a un tipo, ¿Y me propones un dos pa dos?.

— ¡Elena, tienes veinte años!, me mentiste–. Entrecerró sus ojos.– dijiste que ya habías dado más de un beso, o sea que fue mentira.

— Si bueno, ¿Cuál es el problema?–. Alcé mis hombros.– y discúlpame, pero no quiero dar mi primer beso con un tipo asqueroso, todos los que se me acercaban querían otra cosa, sabes a lo que me refiero.

— Vale, pero por lo menos deberías intentar tener una cita.

— No, gracias, prefiero por esta vez estar con un aliens de color verde que se transforma en un humano cuando se asusta tanto–. Señalé.– hasta lo besaría todo el día, menos que tú me consigas una cita.

— ¿Todo el día?–. Preguntó tan de repente esa cosa, y si, había pegado un brinco como si fuese un saltamonte.– ¿Qué es besar?...no, ¿Qué es esto?, ¿Por qué estoy de esta manera?, ¡Y que es eso verde en el piso!.

— ¡Pss!, elena...¿Escuchas como habla?, no puede pronunciar bien.

— Tal vez...tal vez y hablan otro idioma en su mundo o algo ¿No?–. Susurré.

— Bien, tienes razón...háblale y cuéntale sobre cómo llegó aquí.

— ¿Y por qué yo?.

— Por qué si, es tu casa, no la mía.

— De acuerdo–. Asenti poniendo mis ojos en blanco, desatando la cuerda de su cuerpo, quedando un poco libre.– ¿Cómo te llamas?.

— Bill...–. Respondió con un toque de miedo, que quede claro, no quiero hacerle daño, simplemente también le tengo miedo a el.– ¿Por qué yo estaba así?.

— Bueno, me asusté demasiado y...¡Fue ella!–. Señalé a camila.– no fui yo.

— ¡Oye!, lo hice porque elena estaba tan asustada de que te volvieras a levantar.

— ¿Te llamas elena?–. Preguntó.

— Si...¿Por qué tú nave está en mi patio? O mejor dicho, ¿Por qué a caído aquí?.

— ¿Sabes lo que soy verdad?–. Miró sus botas, por lo menos vestía ropa normal.– en mi mundo hay muchos problemas, mis padres me mandaron aquí, junto a esa nave, no se...no conozco a nadie y mi nave comenzó a fallar y caí justo aquí, no sé si sea desgracia o buena suerte.

— ¿Qué pretendes decir?–. Interrogó la peli roja.– has caído en una zona de suerte.

— ¿No le dirán a nadie que soy un aliens?, mis padres me dijeron que tenga mucho cuidado con los humanos como ustedes.

— ¡No, no!, por supuesto que no–. Negué de un lado a otro.– ni a quien decirle sobre esto, nos tomarán como locas.

— Elena, tengo que verme con archie–. Comentó tocando mi hombro, temí nuevamente de estar sola con esta criatura, o bien, bill, a pesar de que ahorita cruce pocas palabras con el.

— Si, está bien–. Le sonreí a media, o falsamente, se perdería por días si se iría con archie.– vete entonces, cuídate.

Ella era mi amiga, ¿Pero en serio me dejaría sola con tal cosa?, asi como si nada...bueno, además, no tengo por qué molestarme, ella tiene que ser libre, y el que ha caído en mi patio ha sido bill, no ha caído en el patio de mi amiga pelirroja llamada camila.

— Oye discúlpame, no sabía que dañaría esa cosa–. Señaló el suelo, exactamente el pasto.– esa cosa verde.

— Pasto, se llama pasto.

— Oh, eso mismo–. Sonrió, y por segunda vez, admitió que es más lindo.– de veras discúlpame, incluso no puedo hablar de la misma manera que lo haces tú, ¿Quizá es un poco raro que una criatura extraña como yo te este hablando?.

— No te disculpes, haré que lo arreglen mañana–. Suspiré, evitando la molestia que realmente tenía por aquello.– no es tan raro...pero bueno. ¿Quieres entrar a casa?.

— ¿Casa?.

— Si, lo que está detrás de ti, donde te metiste quizás horas antes cuando yo me encontraba en mi trabajo.

— ¿Trabajo?, ¿Por qué son palabras tan raras?–. Se quejó y reprochó, levantó se y siguiendo mi paso.

— No son extrañas–. Me reí, ¿En serio me estaba riendo por algo que dijo el?.– ¿Puedes ver el montón de desastre que hicistes?.

— Lo siento–. Mordió su labio mientras apretaba los filos de su camiseta en la parte baja.– es que...esa cosa cuadrada tenía variedades de cosas deliciosas, ¡Puedes creerlo!, creo que descubrí un tesoro en tu...¿Casa?.

— Es una refrigeradora, bill.

— ¿Así se llama?–. Elevó un ceja.– como sea, esa cosa es genial, espero llevarme una de esas cuando vuelva a mi mundo junto a mis padres.

Y no sé por qué, no sé por qué sentí una desilusión cuando apenas hablaba con este ser, ¿Y si mañana se va?, oh no, no importaba la verdad, ¿Qué pasa elena?.

— Oh sí, tienes mucha razón...es genial, y espero que si puedas llevarte una, pero todo lo que estaba allí dentro fue comido por tu boca y me costó muchísima plata, porque estaba repleta.

— Plata, plata...–. Dudó ladeando la cabeza.– ¿Eso es como papel, hoja?.

— ¡Si, así es!–. Exclamé, dándome cuenta de que el no tenía tanto de conocimientos, ay elena, que bruta eres, se supone que es como un planeta nuevo para el.

— Eres genial–. Murmuró, supuestamente, pero logré escucharlo.

— ¿Te irás mañana?.

— No puedo–. Observó a los alrededores, mirando muy bien lo grande que era la casa, quizás.– te dije por qué vine, y por lo mismo no puedo irme.

— Cierto–. Fruncí mis labios.– entonces...¿Querrás pasar aquí?–. Agh, ¡Elena!, luego no te molestes si bill se come tu comida, estoy tan loca que me hablo a mi misma, no es nada del otro mundo, ¿Verdad?.

— ¡Gracias!, lo haré.

— Bien, primer punto...limpiar el desastre.

— ¿Podrías decirme que es un desastre?–. Colocó sus manos en su propia cintura.

— Lo que has hecho, dejar todo los desechos de comida por el suelo, migajas y, te estabas comiendo el papel higiénico.

— ¿Papel higiénico?, oh no, voy a morir–. Exageró colocando el dorso de su mano en su frente.

— Que bien que por lo menos sepas los que es.

— ¡No, por eso voy a morir!.

— Dios santo, que haré con el–. Negué.

— ¿¡Qué!?.

— ¿Qué pasa?.

— ¿Qué es eso en lo que se puede ver a muchas personas?...¿Acaso están atrapados allí?, ¡Noooo!, ¡Ayuda!.

— ¡Bill!, ay no...es un televisor.

𝗔 𝗟 𝗜 𝗘 𝗡; 𝒃𝒊𝒍𝒍 𝒌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora