Prólogo

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¿Alguna vez has visto tu vida caer a pedazos? Ella está sola, no hay nadie a su lado y ni siquiera sabe que está pagando

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¿Alguna vez has visto tu vida caer a pedazos? Ella está sola, no hay nadie a su lado y ni siquiera sabe que está pagando. El hospital está hecho pedazo, a su corta edad no la creen capa de dirigir un hospital y eso la hace desesperada

Está sola, no tiene a nadie a su lado y el querer demostrar a todos qu es capaz deteriora su salud mental. Después de todo, aún es joven y no sabe nada de la vida

Con cansancio dejó caer su cuerpo contra la cama, gritando contra la almohada con frustración¿Desde cuándo las cosas se salieron de sus manos? Ese maldito idiota. Ni siquiera puede estar con ellos, no podra ir con ellos, no puedo

No importaba, ahora no estaba en Japón, no estaba en Tokyo. Está en un lugar lejos de su hogar. Debe comportarse y no arruinar su imagen ante todos, después de todo es demasiado joven como para ser directora de un hospital, todos esperan eso de ella

—mariscos–¿Que importaba?¡Al diablo! Quería comer algo, la comida del hotel apestaba, quería ir a una pequeña tienda y no ser reconocida por nadie, queria ser libre; libre como las aves

“incluso a ellas las encierran” los pensamientos intrusivos eran inevitables, como una maldita plaga invadiendo su mente. Apesta como la mierda

Se puso en pie, caminando hacia la puerta. Iría a comer algo, aún era temprano y rogaba no ser reconocida por ahora. Aunque sabía que su peculiar cabello no pasaría desapercibido

—cuando se lo das, le gusta tanto que se convierte en un desastre– esa asquerosa voz masculina inundó sus oídos al ingresar a la primera tienda de comida

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—cuando se lo das, le gusta tanto que se convierte en un desastre– esa asquerosa voz masculina inundó sus oídos al ingresar a la primera tienda de comida. No pudo evitar fruncir el ceño, sabiendo muy bien que nadie había notado su presencia–¿Creíste que solo vine aquí para comer kalguksu?

Y  frente a ella, la peor escena, un asqueroso viejo tocando indebidamente los pezones del pobre muchacho. Una escena que la llenó de cólera

—idiota– nadie pudo reaccionar antes de que ella tomado del cuello al hombre, estrellandolo contra la pared— esto es un puesto para comer, no seas asqueroso– siseó, pudiendo observar como el señor intentaba respirar

Pearl Boy| Sakura Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora