El niño que llega al cielo

5 0 0
                                    

Finalmente he ascendido, cumpliendo mi única misión: entregarme por completo a ti. Solo veo tu semblante, tu mirada deseando alcanzarme. ¿Qué pasa con mi cuerpo? ¿No se desvanece? ¿Permanece abajo, en la tierra? Nunca podré evocarte por completo. Aun así, esbozo una sonrisa, aunque mi aliento ya se ha ido. Sonrío porque tu anhelo se ha consumado. Al menos logré complacerte con lo que fui. El sufrimiento en mi piel ha desaparecido, pero aún recuerdo tus ojos castaños, brillando con una extraña intensidad. Sigo sintiendo tus manos, tus uñas hundiéndose en mis muslos sintiendo la presión. Escucho tu respiración agitada, los lamentos. Lágrimas caen, duele profundamente, pero tu felicidad me llena de algo inexplicable.

Vuelvo a sentir tus manos recorriendo cada parte de mi cuerpo, tus dedos apretando con firmeza mi cuello, intentando arrancarme de este mundo. Pero soy fuerte, resisto, aunque no por completo. Aún queda en mí una fragilidad que cede a tu fuerza.

Mientras yo reposo en la muerte, tú sigues disfrutando lo que queda de mí, inerte.

Ecos De DesesperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora