La historia del Manga

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Durante el siglo XIX, en plena transición de la era feudal a la industrializada, los artistas occidentales se maravillaban del Ukiyo-e por la exótica belleza que transmitía. Con todo, los verdaderos inicios del manga moderno no se debieron al esteticismo del arte del periodo Edo, sino a la expansión de la influencia cultural europea en Japón.​

Fueron Charles Wirgman y George Bigote (ambos críticos de la sociedad japonesa de su tiempo) quienes sentaron las bases para el desarrollo ulterior del manga. La revista británica Punch (1841) fue el modelo para la revista The Japan Punch (1862-87) de Wirgman, como lo había sido antes para otras revistas similares en otros países. Además en 1877 se publicó el primer libro infantil extranjero: del alemán.​  Además en 1877 se publicó el primer libro infantil extranjero: Max y Mortiz del alemán Wihelm Busch.​

En Los años 1920 y 1930 fueron muy halagüeños, con la aparición y triunfo del (historietas infantiles) Kodomo Manga, como Las aventuras de Shochan (1923) de  Shousei Oda / Tofujin y Los Tres Mosqueteros con botas en la cabeza (1930) de Taisei Makino Curiosamente, la primera historieta de estilo manga aparecida en España  fue un cómic infantil de esta época, publicado en el número 35 bis de Bobin ​en 1931, un mes antes de que se proclamase la Segunda República Española.​

El comic Estadunidense -en especial el Bringing up Father (1913) de George Mcmanus - se imita mucho en los años 20,​ lo que ayuda a implantar el globo de diálogo en series como Speed Taro (1930-33) de Sako Shisido , Ogon Bat (1930, un primer superhéroe ) de Ichiro Suzaki / Takeo Nagamatzu.

Tras su rendición incondicional, Japón entraría en una nueva era. El entretenimiento emergió como industria, respondiendo a la necesidad psicológica de evasión ante una cruda posguerra. La falta de recursos de la población en general requería de medios baratos de entretenimiento, y la industria Tokiota de mangas basados en revistas vio surgir competidores. Apareció así el Kamishibai, una especie de leyendas de ciego, que recorría los pueblos ofreciendo su espectáculo a cambio de la compra de caramelos. El Kamishibai no competía con las revistas, pero sí otros dos nuevos sistemas de distribución centrados en Osaka 

Las bibliotecas de pago, que llegaron a constituir una red de 30 000 centros de préstamo que producían sus propios mangas en forma de revistas o tomos de 150 páginas.

Los libros rojos, tomos de unas doscientas páginas de papel de baja calidad en blanco y negro, cuyos rasgos característicos eran sus portadas en color rojo y su bajo precio. Esta industria pagaba a sus artistas sueldos próximos a la miseria, pero a cambio les otorgaba una amplia libertad creativa.

Osamu Tezuka, un estudiante de medicina veinteañero apasionado de los dibujos animados de Fleischer y Disney, cambiaría la faz de la historieta nipona con su primer libro rojo: La nueva isla del tesoro, que vendió de súbito entre 400 000 y 800 000 ejemplares, gracias a la aplicación a la historia de un estilo cinematográfico que descomponía los movimientos en varias viñetas y combinaba este dinamismo con abundantes efectos sonoros.

El triunfo de las revistas de manga acabó con el Kamishibai, y muchos de sus autores se refugiaron en el sistema de bibliotecas. Las revistas de manga eran todas infantiles y las bibliotecas encontraron su nicho creando un manga orientado hacia un público más adulto: el Geika. Abandonaron el estilo de Disney por otro más realista y fotográfico y se abrieron a nuevos géneros más violentos, escatológicos o sensuales como el Horror, las Historias de samuráis los mangas sobre Yakuzas, el erotismo , etc. Entre ellos cabe destacar a Shanpei Shirato que en 1964 patrocinaría la única revista underground de la historia del manga, Garo . La competencia en el terreno gráfico del gekiga obligó a las revistas a reducir la presencia del texto, aumentando el número de páginas y el tamaño para mejorar su visión.

Con el comienzo del auge económico, el pueblo nipón exigía más manga. En respuesta, una de las principales editoras de libros, Kōdansha se introdujo en 1959 en el mercado de revistas. Su título Shōnen Magazine cambió la pauta de periodicidad mensual a semanal, multiplicando la producción e imponiendo a los autores el estajanovismo, aunque esta vez con sueldos millonarios. Pronto, otros grupos editores como Shūeisha, Shōgakukan se le unirían. Este sistema de producción sacrificaba el color, la calidad del papel y la sofisticación temática, llevándose también de paso la crítica política, pero aumentaría vertiginosamente las ventas hasta cifras astronómicas y con ellas los beneficios empresariales, convirtiendo al manga en el medio de comunicación más importante del país.

Otros importantes autores de estos años son Fujio Akatsuka ,Tetsuya Chiba, Fujio Fujiko , Riyoko Ikeda, Kazuo Koike, Leiji Matsumoto, Shigeru Mizuki y Takao Saito.

Y así comenzando la gran Industria.

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