Sunghoon, un idol de fama casi mundial, tenía la reputación algo manchada por acusaciones falsas durante toda su carrera, ya que sus propios "fans" lo menospreciaban. Una noche en un evento de Music Bank al borde de tomar una decisión fatal debido a...
-"Mira lo que provocaste! Estás en el ojo del huracán..." -el manager Lee, conocido por su temperamento explosivo y su exigencia implacable, se frotaba la sien con una mano, tratando de calmarse. Su rostro estaba rojo de la ira contenida.- "Saliste hasta en las noticias... ¡nadie nos tomará en serio!"
"Joven Lee, tranquilo..." -intentó interceder Hwang, su voz suave pero firme.
"¿¡Cómo se supone que me voy a calmar, Hwang?! El CEO me regañó a mí por ser el manager de este payaso." -Lee lanzó una mirada fulminante a Sunghoon, quien estaba sentado en el sofá con la cabeza gacha.
Sunghoon sentía una mezcla de vergüenza y frustración. Había seguido sus impulsos, pero no podía seguir viviendo esa vida miserable. Lentamente, levantó la mirada, sus ojos reflejaban arrepentimiento y una determinación renovada. Sabía que debía enfrentar las consecuencias de sus acciones, pero también estaba decidido a no seguir fingiendo ser alguien que no era.
"Lo siento, Manager Lee." -dijo Sunghoon con voz firme- "Sé que he causado problemas, pero necesito ser honesto conmigo mismo y con los demás. No puedo seguir fingiendo ser alguien que no soy."
El manager Lee lo miró con una mezcla de sorpresa y frustración. Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió de golpe, revelando al CEO Kim con una expresión de profunda frustración.
La presencia imponente del CEO Kim hizo que todos se quedaran en silencio. Sus ojos se posaron primero en el manager Lee, luego en Hwang, y finalmente en Sunghoon, quien aún estaba sentado en el sofá.
"Ay, Park... eres todo un caso perdido." -dijo el CEO Kim con voz grave y autoritaria- "¿Entiendes la magnitud de lo que has hecho?"
Sunghoon asintió lentamente, sintiendo el peso de la mirada del CEO sobre él. -"Sí, señor. Lo entiendo."
El CEO Kim se acercó, cada paso resonando en la sala como un martillo. -"Esto no solo afecta tu carrera, sino también la reputación de nuestra empresa. Necesito saber que estás dispuesto a hacer lo necesario para arreglar este desastre."
Antes de que Sunghoon pudiera responder, una figura se hizo notar en la puerta. Era una sombra alta y desconocida, que se movía con una calma inquietante. La tensión en la sala se hizo palpable, cada segundo parecía eterno.
"¿Quién está ahí?" -demandó el CEO, su voz firme pero con un toque de nerviosismo.
La figura avanzó lentamente, y con cada paso, la tensión en la sala aumentaba. Finalmente, la luz reveló a un hombre con una expresión seria y decidida.
"Necesito hablar con mi hijo... y Señor Kim, le ofrezco 3 millones de dólares si limpian la imagen de él." -dijo el hombre, su voz resonando con autoridad.
Sunghoon sintió un escalofrío recorrer su espalda. Si... definitivamente estaba acabado.
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El esperado lunes llegó, y Zero Gold estaban en su instituto. A pesar de ser el grupo de K-pop más importante del momento, seguían siendo estudiantes. Sin embargo, había un integrante al que miraban con asco y desprecio.
