𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈

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Maratón 3/3

El jardín

1625 𝑜𝑡𝑜𝑛̃𝑜 𝑐𝑖𝑐𝑙𝑜 𝑙𝑢𝑛𝑎𝑟  1

𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑛𝑎 𝑐𝑟𝑒𝑐𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒.

Lionett

En mí retorcida mente habían pasado un sinfín de pensamientos en los que ella estaba involucrada y mi imaginación no había tenido decencia al alimentar estos pensamientos con ideas aún más retorcidas, pero sin duda el encontrarme un miercoles por la tarde sentado en una pequeña silla de jardín ridículamente incomoda y frente a mí una mesa a juego en la cual reposaba el pequeño bufet que seguramente ella misma había preparado.

A mí alrededor solo puedo ver rosal tras rosal, todo era verde vibrante con destellos rojos, mientras la brisa sacudía las palmeras inusuales que rodean el lugar y mis pies chocaban contra la loza pulida del suelo comenzando a impacientarme.

Miro nuevamente el reloj en mi muñeca viendo las agujas moverse y estoy a punto de comenzar a quejarme cuando mi vista se desvía hacia el camino y se quedan fijos en la brillante tela roja que ondea en el viendo y los mechones rebeldes de cabello rojizo rodean el rostro de Merrian mientras la veo caminar hacia mí, instintivamente me levanto para esperar a su llegada.

–Espero no le haya molestado la espera, mi lord –Dice a modo de disculpa y su voz sale como un dulce aliento en medio de aquel silencio y descaradamente mi mirada se posa por más de un segundo en la forma en que sus clavículas se marcan sobre el profundo escote de su vestido, los lunares de su pecho se asemejaban a constelaciones.

Me pregunto si tendrá más constelaciones esparcidas por su cuerpo y ahora el nudo de mi corbata parece apretar demasiado en mi cuello.

–Adelante, mi lady –Extiendo mi mano hacia ella y milagrosamente la toma para sentarse en la silla disponible junto a mí.

Podría llamarse un progreso.

–Es un lugar interesante.

–Me gustan los lugares bonitos –Dice con una sonrisa mientras la veo servir el té en elegantes tazas de porcelana floral.

–Comienzo a creer que quiere seducirme con tantas flores alrededor.

– ¿Realmente su arrogancia le hace creer que todas las mujeres quieren seducirlo?

–No lo llamaría arrogancia, en realidad son hechos– La veo torcer los ojos para luego una versión mini de una tetera y agregar lo que parece ser leche, alza la taza con cuidado de no derramar ni una gota y me extiende.

–Prefiero el vino– Digo con sutileza al ver todo el empeño que ha puesto en prepararlo.

–Yo no bebo, Lionett– Deja la taza frente a mí y agrega una pequeña cuchara dorada –Al menos no con frecuencia como tú sueles hacerlo, es mi jardín así que beberemos té.

Termina por convencerme y no me queda otra opción que beber el té, el sabor dulce y caliente de las especias es nuevo para mí paladar, pero no me disgusta del todo.

– ¿Y sobre que deseas hablar? Pequeña florecita.

– ¿Qué pretendes con todo esto? –Suelta como si llevara mucho tiempo reteniendo esa pregunta – ¿Cuáles son tus intenciones conmigo?

–Ni siquiera tu padre me ha hecho esas preguntas.

–Y deja de llamarme así, no soy pequeña y tampoco soy una flor–Su entrecejo se frunce y a juzgar por el movimiento ligero de sus brazos seguramente estaría jugando con sus manos bajo la mesa–Ahora responde.

Cartas de Amor de una Vida Pasada       ( New Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora