Introducción: Lo que soy y lo que hay.

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Introducción: Lo que soy y lo que hay.

La mayoría de las historias, películas, libros e incluso personas están embarcados en la búsqueda de la felicidad. FELICIDAD. Vaya palabra. Sin duda, tiene un significado hermoso, esa alegría o plenitud absoluta. Algunos no llegan a pronunciarla nunca y aún así, inconscientemente, la buscan. Para otros la búsqueda de la felicidad es una forma de vida, esa afirmación esta presente en cada una de sus decisiones y la felicidad debe ser su meta, sea como sea. ¿Para mí? Para mí la felicidad alcanza un nuevo significado. Por existir la felicidad respiro, camino, sueño... Por existir la felicidad existo. Y me guste o no, mi existencia tiene como meta la búsqueda de una felicidad, una felicidad ajena... La felicidad de Óscar.

Óscar era un joven de dieciséis años, tímido, melancólico y con una autoimpuesta soledad, de la que nadie podía sacarlo. Aunque tampoco es que lo intentasen demasiado. No tenía amigos y lo decía con todas sus letras, para él la palabra amistad tenía un significado mucho más amplio que nunca había conocido. Sí, tenía compañeros, con algunos de ellos podía mantener breves conversaciones, que él mismo procuraba no intensificar. En los recreos se sentaba en una esquina, cruzaba las piernas, dejaba los brazos colgantes y se entretenía mirando el cielo, ya estuviese despajado o encapotado. Había quien trataba de acercarse, pero a la inmensa mayoría les intimidaba su actitud y preferían mantenerse alejados.

Tampoco encontraba cariño en casa por decirlo de alguna forma, su madre murió dando a luz, no tiene hermanos y su padre le culpa del fallecimiento de su querida esposa.

Si alguien se asemejaba lo máximo posible a la concepción de Óscar de amistad, esa es su prima Sonia. Era una muchacha de quince, muy parlanchina y cargada de energía. Aunque se veían muy poco, cada vez que lo hacían no podía huir de ella. Se sentaba con su típica postura en soledad, mirando al cielo o al techo, entonces su prima se sentaba a su lado y habla y habla hasta sacarle al menos una triste sonrisa.

Óscar era sin duda, un muchacho muy guapo. Su piel es pálida, su cabello corto, negro y desordenado. Sus ojos de un brillante azul mar. Con sonreír más a menudo y decir un par de palabras lindas, podría tener a cualquiera tras de él. Sin embargo no era así y seguía tan solo como siempre.

¿Cómo puedo saber yo esto y muchísimo más sobre él? Quizá una respuesta sencilla sería que no soy normal.

Mi nombre es Racsó y ahora sé que sí, que es Óscar al revés.

Yo tengo, como todos, una memoria gradual, recuerdo pocas cosas de hace años y de hace un par de días me acuerdo perfectamente. Desde los primeros recuerdos que tengo ya estaba aquí, en este centro en el que estoy ahora. En él viven cientos y cientos de niños y jóvenes que sé que son como yo, incluso creo que los profesores, monitores y tutores lo son.

Yo no entiendo mucho del medio de vida humano, siempre viví entre aquellas paredes y solo sabía lo que leía en los libros de la biblioteca. Por aquel entonces incluso yo me creía humano también únicamente porque era igual físicamente. ¡Qué maravillosos años aquellos...!

Pero cierto día decidieron confesarnos la verdad a mí y a varios más, lo recuerdo todo como si el tiempo no hubiese pasado y hace más de seis años.

Aquella jornada de inflexión en mi vida se inició con normalidad, pero eso cambió después del almuerzo nos llamaron por megafonía a unos cuantos y fuimos, como corderitos asustados, a sala de reuniones.

Era un cuarto grande de escasa luz, paredes grisáceas y opacas, mesas largas con varias sillas y tres ventanas grandes que daban a la espesura del bosque.

Llenamos cada uno de los asientos, mientras los murmullos, mucho más bajos de lo normal, cargaba de imperfecciones aquel alarmante silencio.

Aún recuerdo como aquellas figuras que conocía más que bien y me había criado desde que tenía memoria, daban aquellos embrollos verbales tan educados como incomprensibles, dejando patente que estaban más preocupados que nosotros. Pero la gruesa información poco a poco fue cayendo e inundándolo todo de una incertidumbre aún mayor.

La cosa, es que a día de hoy, yo tampoco termino de entenderlo del todo, pero intentaré explicarlo.

No soy ni una estructura completa, sino parte de Óscar. Desde el instante en el que dio su primera bocanada de aire, se separó de él mi espíritu. Luego este se trasladó aquí, donde con los días me fui solidificando hasta ser un bebe. Y por mucho que resulte una locura, para mí no lo fue tanto, pues llevo desde chico viendo esos espíritus entrar al centro a través de las paredes. Siempre pensé que eran mensajeros del exterior.

Creo que sucede en casos donde el ser nace con una desgracia sobre sus hombros. Con la muerte de su madre y el abandono sentimental de su padre, yo tenía más de una razón para existir.

Nuestra misión es que sean felices. Aprendemos, ensayamos, especulamos durante toda nuestra existencia solo para poder ayudarlos en un problema que tendrán en el futuro o que ya tienen, sea de la forma que sea. Cuando logremos el objetivo y sientan la primera racha de felicidad, nosotros nos evaporamos y desaparecemos para siempre, como si nunca hubiésemos existido.

Aquel día, cuando comprendí que apenas me quedaban unos pocos años más de vida, no pude controlarme. Mis compañeros estaban ahí, tan tranquilos y sonrientes, mientras le decían que morirían dentro de poco. Yo grité, pataleé y pregunté que pasaba con mi felicidad. Todos me miraban extrañados, como si estuviese loco, como si no tuviese derecho ni a mentar esas palabras.

Entonces me fui, nadie me entendía, recuerdo perfectamente lo solo que me sentí aquella noche.

Varios profesores acudieron a mi cuarto al día siguiente nada más despertarme, sabían que había llorado.

-¿Es tan injusto desear vivir?- Les pregunté.

-Supongo que no, realmente lo raro es que lo deseas.- Contestó una de ellos.

-No comprendo.

-Tus compañeros no quieren vivir, comprenden que tienen una misión que cumplir y fecha de caducidad. ¿Eso por qué? Simplemente tienen un sentido de las emociones muy primitivo, algo así como, esto está bien, esto está mal. Tú sabes que desear vivir en tu caso está mal, fuera de las reglas y sin embargo, crees que lo correcto es que tengas el derecho a vivir. Tu sentido de las emociones es casi tan complejo como uno humano. Eres uno de los primeros casos que vemos, puede que la pérdida de una madre, que fue el hecho que te creó a ti, tenga algo que ver. Pero tienes que hacer lo que tienes que hacer, se lo debes a Óscar. ¿Por qué no disfrutas el tiempo que te quede de la mejor manera posible ya que tienes el privilegio de poder sentirlo como nadie, quizá incluso de enamorarte?

Pasó el tiempo y esa predicción se cumplió, me enamoré de Óscar. Dediqué mi existencia por entero a él, a controlarlo, aprender datos, saber lo que piensa incluso antes que él mismo... Y un día, de repente, lo supe. No se lo había contado a nadie, ni a mis amigos, ni falta que hacía, nadie lo comprendería. Ese hecho me hacía ver cada detalle que tuviera algo que ver con él, de una manera especial, nueva, mágica. Me hacía temblar y levantarme por las mañanas. Y sí, porque no, vivir mis últimos momentos con la esperanza de que cuando yo ya no estuviese, al menos tendría la certeza de que él estaba bien, de que era feliz.

La búsqueda de la felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora