Capítulo 2: Las pastillas.

15 0 0
                                    

Capítulo 2: Las pastillas.

Habían pasado varias horas desde que supe la noticia o lo que es lo mismo, todo un día de clases. Ahora estaba con mis amigos en el comedor, una gran sala donde se dispersaban muchas mesas para seis. Aunque claro, primero había que coger los nutrientes en una enorme mesa que había cerca de la puerta, es decir, las pastillas de colores dividas en las bandejas.

Realmente no sé muy bien lo que es, como la mayoría de las cosas. Sólo sé que mientras Óscar y el resto de humanos comen alimentos de verdad, hasta cinco veces al día, yo y los míos solo comemos nuestra dosis diaria de pastillas al medio día.

Nos sabemos de memoria nuestra cantidad y como aquí todos son de fiar y nadie hace trampa, sólo cogen lo que les toca y hacen lo que hay que hacer. Bueno, todos son de fiar menos yo, claro está. La mayoría tienen un sabor agradable, en especial la rosa, como son masticables, eso se aprecia mucho. Pero es que hay una... Es grisácea, sabe a demonios. A nadie le gusta, pero todos se lo comen con desagrado. Yo, sin embargo, llevo desde que tengo memoria guardándomelas en el bolsillo para no tener que pasar por semejante suplicio. Las tiraría a la basura, pero me da mucho miedo que las vean ahí y me pillen. Los profesores saben que soy diferente y el único capaz de hacerlo, como vieran una, tenía castigo seguro. ¿Castigo? ¿Ellos? Con lo santos que son todos aquí no tienen mucha experiencia en eso, pero no es que desee mucho ser su debut. Realmente no sé que hacer con ellas, las meto en cajitas de madera que almaceno en el armario de mi cuarto. Relli me ha preguntado muchas veces que qué guardo ahí, yo no le contesto y aunque sé que tiene mucha curiosidad, también demasiada moral como para mirar, eso estaría mal.

-¡Qué guay!- Salta Alegna a mi lado.- Por fin... Y encima vamos a salir de aquí.

-No olvides que es una misión y muy importante.- Recordó Navi con inquina.- No te voy a ver, pero más te vale que no estés con tus jueguecitos.

-No, tranquilo, que tú sabes que cuando hay que ponerse serios, yo me pongo seria. Eso no quita para que no este emocionada.

¿Podían seguir hablando todo el día de lo mismo? Sí, sí podían. Pero es que cada mención, cada continua mención, transformaba mi cabeza en un remolino de ideas que me hacían sufrir. Realmente tenía muchas ganas de conocer a Óscar en persona y muy pocas de morir. Traté de cambiar de tema, mientras seguía mordiendo pastillas, pero con ellos es verdaderamente imposible, realmente la misión es toda su vida.

-¿Y Nala?- Pregunté cortante.

-En la enfermería.- Aseguró Navi con toda la tranquilidad del mundo.

-¿Aún?- Recalqué sorprendido.

-Sí, tienes razón.- Dijo Arual.- Se va a perder la primera misión y no le hará ninguna gracia.

-No me refería a eso.- Aclaré.- Quizá sea grave. Sé que ya se lo dije a Navi hoy y me tomó por loco, pero creo que es importante. Háganme caso, es una corazonada.

-¿Corazonada?- Preguntó Alegna risueña.- Con que corazonada... ¿eh? Deja de decir tonterías.

-Tenemos que ir ahora a pasar revisión de cuartos.- Recordó Arual.- Para que nos den el visto bueno, para poder ir a la misión. ¿No sabes lo importante que es eso?

-Tiene razón.- Recalcó Navi.

-¿No sabes lo importante que es una vida?- Pregunté. No, claro que no. No lo sabían. Me miraron con rostros interrogantes, mientras se producía el silencio a nuestro alrededor.

Sabía que no lo entendían y yo no estaba de humor para discutir, así que me callé y dejé que llevarán el tema de conversación a donde quisieran.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 21, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La búsqueda de la felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora