Coffee Shop

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Yuta Okkotsu no sabía por qué siempre terminaba en esa misma cafetería, a pesar de que había otras más cercanas a su universidad. Quizá era el ambiente tranquilo, la música suave de fondo, o tal vez... la razón era mucho más simple y complicada a la vez: Maki Zenin.

Cada vez que cruzaba la puerta de la pequeña cafetería, su mirada buscaba automáticamente a la chica de cabellos verdes y actitud desafiante detrás del mostrador. Maki era eficiente, directa y, aunque no siempre lo demostraba, increíblemente amable cuando quería. Yuta, por su parte, era un estudiante universitario que frecuentaba el lugar para estudiar. Sin embargo, con el tiempo, había encontrado que su mente se distraía con frecuencia en las visitas a la cafetería.

El sonido del tintineo de la campanilla en la puerta siempre era seguido por la aparición de Maki en el mostrador, atenta y lista para tomar pedidos. Cuando Yuta entró esa tarde lluviosa, se quitó la capucha de su abrigo, sacudió las gotas de agua y caminó directamente hacia la caja. Maki estaba allí, como siempre, aunque parecía más ocupada que de costumbre.

—¿Lo de siempre, Okkotsu? —preguntó ella, sin alzar la vista de la máquina de café.

Yuta sonrió ligeramente. Aunque era una pregunta rutinaria, le gustaba que Maki recordara su pedido habitual: un latte con un toque de canela. No era gran cosa, pero para él significaba algo.

—Sí, por favor —respondió, dejando su mochila en el suelo a su lado.

Mientras Maki preparaba su bebida, Yuta observó cómo sus movimientos eran precisos y seguros. Se preguntaba cuántas veces había hecho lo mismo, cuántas órdenes había tomado en su vida, y si alguna vez se cansaba de esa rutina. Sin embargo, cuando ella le pasó el vaso caliente, notó algo diferente en su mirada.

—¿Todo bien? —se atrevió a preguntar, sin estar seguro de si Maki le respondería.

Ella levantó una ceja, sorprendida por la pregunta. Había visto a Yuta entrar y salir de la cafetería tantas veces, siempre educado pero reservado, que no esperaba que él rompiera la formalidad.

—Sí, solo ha sido un día largo —admitió Maki, apoyando una mano en la barra.

Yuta asintió, comprendiendo sin necesidad de más explicaciones. Sabía lo agotador que podía ser el trabajo, aunque la razón por la que siempre volvía a esa cafetería seguía siendo la misma: Maki. Quería conocer más de ella, romper esa barrera que siempre parecía existir entre ellos.

—Si te sirve de consuelo, el café sigue siendo tan bueno como siempre —dijo Yuta, intentando aligerar el ambiente.

Una sonrisa fugaz apareció en los labios de Maki. Era una de esas sonrisas que Yuta rara vez veía, pero cuando lo hacía, sentía que su día mejoraba un poco más.

—Gracias —respondió ella, suavizando su tono habitual—. ¿Vas a quedarte a estudiar?

—Sí, tengo un par de trabajos que hacer... y este lugar siempre me ayuda a concentrarme.

Maki lo miró de reojo, notando la sinceridad en sus palabras. Sabía que Yuta era diferente a los clientes habituales, y aunque nunca lo había admitido, le gustaba tenerlo cerca, incluso si era en silencio.

—Bueno, si necesitas algo más, estaré aquí —dijo Maki, volviendo a su trabajo, pero con una expresión menos cansada.

Yuta asintió y se dirigió a su mesa habitual, cerca de la ventana. Mientras sacaba sus libros y laptop, no pudo evitar lanzar una última mirada hacia Maki. A veces, se preguntaba si algún día tendría el valor de invitarla a tomar un café, pero fuera de su horario de trabajo. Por ahora, se conformaba con estas pequeñas interacciones, sabiendo que, aunque breves, eran importantes para él.

One-shots Yutamaki (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora