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Sophia's POV
Estaba de pie frente al gran espejo de mi habitación, observándome con detenimiento. Una capa ligera de maquillaje no lograba ocultar la inseguridad que habitaba en mí. Los nervios calaban en mis huesos; hoy iba a conocer a Franco por primera vez. No era el mejor día para que mi inseguridad saliera a relucir. Traté de ocultar mi malestar con un buen atuendo. Llevaba unas botas marrones de caña alta, un suéter azul holgado que caía sobre mí, ocultando mi figura, y una falda corta que apenas se asomaba bajo el ancho del suéter. Para protegerme de los flashes de los paparazzis, opté por una gorra beige. La idea de estar rodeada de abogados y empresarios me ponía muy nerviosa. Aunque el atuendo me parecía bien para la ocasión, no podía evitar preguntarme si era suficiente para causar una buena primera impresión.
Mientras me ajustaba la gorra y me daba un último vistazo en el espejo, el sonido de mi celular interrumpió mis pensamientos nerviosos. Era un mensaje de Chelsea:
De: Chelsea :)
"Sophiii, el auto ya está en camino para recogerte. Asegúrate de estar lista para la junta. Nos vemos en un rato."
Miré la hora en mi teléfono y noté que no me quedaba mucho tiempo. Rápidamente guardé mi teléfono en mi bolso marrón. Tomé una respiración profunda y exagerada antes de salir de mi habitación. Cada vez faltaba menos para llegar a la entrada de mi mansión, y con cada paso, mi ansiedad aumentaba. Conté hasta diez y me subí a la camioneta negra, acomodándome en el asiento trasero. La radio reproducía un tema viejo mío. Me reí, sintiendo la magia en el aire .
¿Quién iba a pensar que, después de tres años, mi estómago y estúpido corazón cobraban vida?
Al llegar, la luz de los flashes me cegó inmediatamente. Ajusté mi gorra para proteger mis ojos y caminar rápidamente hacia la entrada, evitando a los paparazzis metiches.
Una vez dentro del edificio, me dirigí hacia el ascensor, tenía que subir diez pisos para llegar a la oficina de Chelsea.
Primer piso.
Carajo.
Segundo piso.
Me estaba arrepintiendo.
Tercer piso.
Maldita impulsividad.
Cuarto piso.
Debería dejar de usar mis Redes Sociales.
Quinto piso.
Lo hecho, hecho está.
Sexto piso.
Empecé a morderme las uñas.
Séptimo piso.
Ojalá se descomponga este ascensor.
Octavo piso.
Maldigo mi espíritu con complejo de salvador.
Noveno piso.
Tal vez pueda escribir una canción sobre él.
Décimo piso.
Mierda.
Las puertas del ascensor se abrieron, dándole la bienvenida a mi palpitación acelerada.
Caminé lentamente hacia la gran puerta doble de madera, tomé una bocanada de aire y, con valentía, empujé. Una mesa larga de vidrio se encontraba en el medio de la habitación, rodeada por un mar de trajes oscuros y papeles dispersos. Mi mirada se detuvo en Franco, y en ese preciso instante, el resto de las personas desaparecieron. Nuestras miradas coincidieron, el castaño me regaló una sonrisa que parecía desarmar el mundo a su alrededor. Era una sonrisa que podría poner de rodillas a cualquier mujer, incluso a mí. Mi voz interna se hizo presente, reprendiendo y recordándome que aquella sonrisa sería la musa de mi próximo álbum.
En ese momento, Chelsea se acercó a mí, los murmullos cesaron, dando paso a un silencio sepulcral, carraspeó y me presentó ante la junta.
-Caballeros, me gustaría presentarles a Sophia Smith, mi clienta estrella, quién decidió sin pensarlo dos veces, ayudar a Franco.- Exclamó mientras me miraba de reojo. Mis mejillas se tiñeron de un color rojo intenso, y con timidez saludé a los presentes.
-Muchas gracias por venir y es un placer conocerlos a todos.- La atención de todos se centró en mí mientras tomaba asiento en el único lugar disponible, justo al frente de Franco. Levanté mi mirada y ahí estaba él, observando atentamente la pantalla donde uno de los socios presentaba una idea que no entendía del todo. Sin querer, mis ojos se posaron sobre sus labios. Un pensamiento pecaminoso se apoderó de mi, e inconscientemente mordí mi labio inferior. Perdí la noción del tiempo al contemplarlo, noté como su sonrisa aparecía lentamente. Fue entonces cuando comprendí que él había sido testigo de mi inadaptación. Sonrojada devolví mi vista al centro de la reunión.
La junta llegó a su fin y yo no tenía la más pálida idea de lo que habían tratado, todos comenzaron a levantarse y estrechar sus manos. Me limité a imitarlos, hasta que noté que Franco se acercaba a mí. Mis manos empezaron a sudar.
-Hasta que al fin te conozco en persona.-Exclamó Franco mientras extendía su mano hacia mi. Lo miré con vergüenza y sonreí.
-Lo mismo digo...qui...quiero decir, si al fin nos conocemos.-Tartamudeé. Fuck, maldije para mis adentros. Justo ahora tenía que ser tímida, cuando un momento atrás estaba pensando asquerosidades sobre él encima mío. No. Basta. Qué carajo.
-Espero que no te haya causado mucho inconveniente venir hasta Los Ángeles.-Traté cambiar rápido el tema para que olvidara mi papelón.
Franco rió suavemente.
-No, para nada. Tenía muchas ganas de conocerte.-Respondió con tranquilidad. Estaba por responderle cuando su Representante se acercó a nosotros con una propuesta.
-Chicos, ¿les puedo tomar una foto juntos? sería una buena forma de hacer público este proyecto.- Franco asintió con una sonrisa, y antes que pudiera reaccionar sentí como su mano se posaba sobre mi cintura, atrayéndome hacia su cuerpo. El toque de su mano me hizo sentir un cosquilleo interno. Recobré mi compostura y sonreí hacia el celular.
Franco acercó sus labios hacia mi oído izquierdo y susurró:
-Espero que no te importe la foto.- Sentí como su aliento fresco y cercano me provocó un escalofrío inesperado que recorrió mi piel.
-No, para nada.- Respondí, intentando ocultar lo que su cercanía provocaba en mi cuerpo.
El flash del celular capturó el momento, donde mis rodillas flaquearon y mi mirada quedó fija en su perfil. Era una foto espectacular para decirle al mundo que mi nombre estaría en su casco.
A todo esto, ¿a qué acuerdo habían llegado?
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Nota:
Holisss, ¿Cómo andan? Espero que este cap sea de su agrado. La otra noche no podía dormir y se me vino a la mente una escena fantástica y supeeer romanticona (GRITO DE EMOCIÓN AHHHH), no veo la hora de que esta historia avance para mostrarles. Les mando un besito enorme <3
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The Alchemy «Franco Colapinto»
FanfictionÉl necesitaba un Sponsor Ella solo quería ayudar. Fue la dicha de coincidir en el momento indicado.