He sentido sus fríos dedos sobre mi frente, con más frecuencia que nunca, lo añoro; cada día deseo con más fuerzas poder encontrarnos, que me mire con sus ojos huecos y me hable con su voz muda. Que se me presente como lo hizo con mis antepasados, de la manera que vea conveniente: en sueños, despierto, de casualidad una tarde de abril, entre el gentío en una calle concurrida...
Lo he estado esperando tantos años, que ahora, sentirlo cerca sólo me hace querer con más ansias su llegada.
Se ha llevado a cada persona que me ha rodeado, con maldad, en mis momentos más vulnerables, sin darme la posibilidad de ayudarles de alguna manera.
Hace seis años que estoy solo y hoy, a mis 46 años entre estas cuatro paredes, lo puedo sentir más que nunca, cerca de mí.
Mientras brillaba el sol, estuvo mirando a través de la pequeña ventana que hay en la puerta de mi habitación, solo ahí mirando, observando, sin decir nada, sin moverse, enseñándome sus ojos obscuros como el vacío, sin parpadear, por horas.
En algún momento me quedé dormido y al despertar noté que no estaba en la ventana, pensé que se había marchado, pero al sentir sobre mi hombro un frío y pesado viento, me di cuenta de que no se había ido a ningún lugar, de hecho, ahora estaba conmigo, dentro de la habitación, justo encima de mí, como una sombra, como mi sombra, pero encima de mí, envolviéndome en esta obscuridad que solo puedo ver yo y llenando mi habitación con este olor a humedad y aire caliente.
Me ha hablado al fin, me dice... Que es hora de irme.
Le agradezco que por fin viniese a por mí, hay tanto que quiero decirle, tantas cosas, y preguntarle, me salen lágrimas de los ojos, no me dejará hablar, ya lo sé, puedo sentirlo, no dice nada más y siento esos fríos y largos dedos sobre mi cuello, presionando con fuerza, cada vez más...
...
Señor, tenemos un deceso en la habitación 37, a juzgar por lo que veo, se ha estrangulado con las sábanas de la cama, no parece respirar, también he comprobado sus signos vitales y no hay pulso.
Repito, enviad un equipo médico a la habitación 37, tenemos un paciente sin signos vitales, aparente estrangulación... repito...
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