Cap 3

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Yo pasaba por el Patio. Cuando pasé por ahí, vi a Sara y Maya. Estaban riendo y hablando animadamente, como si fueran amigas de toda la vida. Sentí un nudo en el estómago al ver cómo Sara se alejaba cada vez más de mí.

Eliza, con el corazón apesadumbrado, decidió no acercarse. En lugar de eso, se dirigió a su rincón favorito del parque, un banco escondido entre los árboles, donde solía refugiarse cuando necesitaba pensar. Se sentó y dejó que las lágrimas fluyeran libremente.

"¿Por qué me siento tan sola?", se preguntó en voz baja. Recordó los momentos felices que había compartido con Sara, las risas, los secretos y las promesas de amistad eterna. Pero ahora, todo eso parecía desvanecerse como humo en el aire.

Mientras Eliza se sumergía en sus pensamientos, escuchó pasos acercándose. Levantó la vista y vio a Lily, su amiga de la infancia, que se acercaba con una sonrisa amable.

"Hola, Eliza. ¿Estás bien?", preguntó Lily, sentándose a su lado.

Eliza intentó sonreír, pero no pudo evitar que una lágrima rodara por su mejilla. "Sí, estoy bien, solo necesitaba un momento para mí misma," mintió, tratando de sonar convincente.

Lily la miró con preocupación, pero decidió no presionar más. "Bueno, si necesitas hablar, sabes que siempre estoy aquí para ti."

"Gracias, Lily. Lo sé y lo aprecio mucho," respondió Eliza, forzando una sonrisa.

Lily comenzó a hablar sobre su día, tratando de animar a Eliza con historias divertidas y anécdotas. Eliza escuchaba, asintiendo y riendo en los momentos adecuados, pero su mente seguía volviendo a la imagen de Sara y Maya juntas.

Después de un rato, Lily se levantó. "Bueno, tengo que irme. Tengo que terminar un proyecto para mañana. ¿Nos vemos luego?"

"Claro, nos vemos luego," respondió Eliza, despidiéndose de Lily con un abrazo.

Cuando Lily se fue, Eliza se quedó sola en el banco, mirando hacia el lugar donde había visto a Sara y Maya. Las dos seguían allí, riendo y disfrutando de la compañía mutua. Eliza sintió una punzada de celos y tristeza al ver cómo Sara parecía haberla reemplazado tan fácilmente.

Eliza se quedó allí, observando a Sara y Maya, tratando de entender qué había cambiado. Recordó cómo Sara solía ser su confidente, la persona a la que acudía con sus problemas y alegrías. Ahora, parecía que Maya había tomado ese lugar.

Mientras Eliza observaba, vio cómo Maya tomaba la mano de Sara y la llevaba hacia un grupo de personas que estaban sentadas en el césped. Sara se integró fácilmente en la conversación, riendo y hablando con todos como si los conociera de toda la vida.

Eliza sintió una mezcla de emociones: tristeza, celos, y una profunda sensación de pérdida. Se preguntó si alguna vez podría recuperar la amistad que había tenido con Sara, o si tendría que aceptar que las cosas habían cambiado para siempre.

Eliza se levantó del banco y comenzó a caminar lentamente hacia su casa. Mientras caminaba, pensó en las palabras de Lily. Tal vez, como había dicho su amiga, este era un momento para descubrir más sobre sí misma y encontrar nuevas conexiones. Pero en ese momento, todo lo que sentía era una profunda soledad.

Al llegar a casa, Eliza se dirigió a su habitación y se tumbó en la cama, mirando al techo. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas fluyeran libremente. Sabía que tenía que encontrar una manera de seguir adelante, pero no sabía por dónde empezar.

Pasaron los días y Eliza trató de mantenerse ocupada con sus estudios y actividades extracurriculares. Sin embargo, cada vez que veía a Sara y Maya juntas, sentía una punzada de dolor en su corazón. Intentó evitar los lugares donde sabía que se encontrarían, pero parecía que siempre estaban allí, recordándole lo que había perdido.

Un día, mientras caminaba por el pasillo de la escuela, vio a Sara y Maya acercándose. Eliza intentó desviar la mirada y seguir caminando, pero Sara la llamó.

"¡Eliza! ¡Espera un momento!" Sara se acercó con una sonrisa, seguida de cerca por Maya.

Eliza se detuvo y trató de sonreír. "Hola, Sara. Hola, Maya."

"Hola, Eliza," dijo Maya con una sonrisa amigable.

"¿Cómo has estado?" preguntó Sara, mirándola con preocupación.

"Bien, he estado bien," mintió Eliza, tratando de sonar convincente.

"Me alegra escuchar eso," dijo Sara. "Oye, hemos estado pensando en hacer una pequeña reunión este fin de semana. ¿Te gustaría venir?"

Eliza sintió una mezcla de emociones. Por un lado, quería recuperar su amistad con Sara, pero por otro lado, no estaba segura de cómo encajaría en el nuevo grupo de amigos de Sara.

"Claro, suena divertido," respondió Eliza, forzando una sonrisa.

"Genial, te enviaré los detalles," dijo Sara, sonriendo.

Eliza asintió y se despidió de Sara y Maya, sintiéndose más confundida que nunca. Mientras caminaba hacia su próxima clase, pensó en cómo había cambiado su vida en tan poco tiempo. Sabía que tenía que encontrar una manera de seguir adelante, pero no sabía por dónde empezar.

Esa noche, Eliza se sentó en su escritorio y comenzó a escribir en su diario. Escribió sobre sus sentimientos de pérdida y soledad, y sobre su deseo de encontrar una manera de seguir adelante. Mientras escribía, se dio cuenta de que tal vez, solo tal vez, este era el comienzo de un nuevo capítulo en su vida.

Eliza decidió que, aunque las cosas habían cambiado, no significaba que todo estuviera perdido. Sabía que tenía que encontrar una manera de aceptar los cambios y seguir adelante. Y aunque no sabía cómo lo haría, estaba decidida a intentarlo.

El fin de semana llegó y Eliza se preparó para la reunión. Se puso su mejor ropa y se dirigió al lugar acordado, un café acogedor en el centro de la ciudad. Llegó unos minutos antes y se sentó en una mesa cerca de la ventana, esperando a Sara y a los demás.

Pasaron los minutos y Eliza comenzó a sentirse inquieta. Miró su teléfono, pero no había ningún mensaje de Sara. Pensó que tal vez estaban retrasados, así que decidió esperar un poco más.

Después de una hora, Eliza se dio cuenta de que nadie iba a venir. Se sintió humillada y dolida otra vez. Se levantó de la mesa y salió del café, sintiendo que las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. Ya le habían hecho una y ahora otra Oh dios mio

Mientras caminaba de regreso a casa, Eliza se sintió más sola que nunca. Se preguntó por qué Sara la había invitado si no tenía intención de aparecer. ¿Había sido una broma cruel? ¿O simplemente se habían olvidado de ella?

Cuando llegó a casa, Eliza se dirigió directamente a su habitación y se tumbó en la cama, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. Se sentía traicionada y abandonada, y no sabía cómo iba a superar este dolor.

Pasaron los días y Eliza trató de evitar a Sara y Maya en la escuela. No quería enfrentarse a ellas ni escuchar sus excusas. Se centró en sus estudios y en pasar tiempo con Lily, quien siempre estaba allí para apoyarla.

Un día, mientras estaba en la biblioteca, Eliza recibió un mensaje de Sara. Dudó antes de abrirlo, Asi que lo abrió desde notificación para que no le salga a Sara que lo vio. Y cuando lo vio decia:

"Eliza, siento mucho lo del fin de semana. Algo surgió y no pude avisarte a tiempo. ¿Podemos hablar?"

Eliza se quedo pensando en si aceptar o no, quería cuidar su corazón no quería dañarlo pero por otro lado la quería perdonar asi que acepto, respondiendo con un ''Si...''.

Amistades Perdidas en el OlvidoWhere stories live. Discover now