❤ Parte 26 | Desconcierto

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Narra Radiant Bliss:

Estaba sola en mi habitación, mirándome en el espejo. El silencio del castillo siempre me resultaba inquietante, pero hoy era aún peor. Mi hermana seguía desaparecida. ¡Ojalá se quedara así para siempre! Fury... No la soporto, siempre metida en problemas, siempre robándose la atención. Ahora que no está, las cosas deberían ser perfectas, pero no. Nada es perfecto.

Mi madre, Twilight, ha estado distraída desde ayer. No me mira, no me habla como antes. ¡Mamá, préstame atención solo a mí! ¿Por qué sigues pensando en Fury? Yo soy mejor que ella, siempre lo he sido. Yo soy especial, ¡yo soy la que realmente importa! Y sin embargo, aquí estoy, sin que nadie me preste la menor atención.

Papá volvió ayer también, lo cual es aún más extraño. Hace meses que no lo veía y, justo cuando Fury desaparece, él regresa. ¿Coincidencia? No lo creo.

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Flashback

Papá había vuelto esa misma mañana, justo al amanecer. Lo vi llegar desde mi ventana. Fue un regreso inesperado, pero en lugar de alegría, solo sentí curiosidad. ¿Fury estaba desaparecida? ¡Qué geniales noticias!

Algo no estaba bien. Mamá corrió hacia él, casi desesperada, y la escuché preguntar con voz temblorosa: 

"¿Encontraste a Fury?"

Yo, por supuesto, intenté acercarme para saber más, pero como siempre, decidieron hablar en privado. ¡Nunca me dejan escuchar nada!

No me importaba. No iba a quedarme sin saber lo que estaba pasando. Me acerqué sigilosamente a la puerta de la sala donde habían entrado. Pegada a la madera, escuché lo poco que pude. Las palabras eran confusas, pero entre los gritos de mamá y la voz grave y serena de papá, entendí que algo estaba mal. 

Mamá era temperamental, siempre lo había sido, pero esta vez sonaba diferente. La oía gritar, casi como si estuviera herida. Luego, escuché cómo papá la calmaba con esa voz suave y controlada. Lo hacía a menudo, y a veces era como si con solo hablarle pudiera... no sé, hipnotizarla. ¡Cosas raras de adultos!

Justo cuando estaba tratando de captar algo más, escuché pasos acercándose a la puerta. Mi corazón se detuvo por un segundo. No podía dejar que me encontraran. Sin dudarlo, usé mi hechizo de teletransportación, y en un abrir y cerrar de ojos, me escondí detrás de uno de esos ridículamente grandes floreros del pasillo. ¡Por suerte soy grandiosa en la magia! Justo a tiempo.

Desde mi escondite, vi a mamá salir de la habitación, con esa expresión extraña en su rostro, como si estuviera perdida. No era la primera vez que la veía así después de estar con papá, pero nunca le había dado importancia. Seguro eran... no sé, cosas de adultos.

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De vuelta al presente

Ahora, aquí estaba yo, tratando de llamar la atención de mi madre, como siempre. Papá seguía encerrado en su estudio, como si nada más le importara, y eso me molestaba. Pero lo que realmente me estaba sacando de quicio era que mamá no reaccionaba a mis intentos.

—Mamá— dije, casi reclamándole, —¿No me vas a escuchar?

Pero ella no me miraba, sus ojos seguían fijos en algo lejano, perdida en sus propios pensamientos. Eso me molestaba aún más. Me acerqué un poco más, alzando la voz. 

—¡Mamá! — insistí.

Finalmente, Mamá levantó la vista hacia mí, pero algo en su mirada me hizo retroceder. No parecía reconocerme. Me miró fijamente, como si yo fuera una extraña. 

Un Reino para Dos | TWIBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora