sweet taste ✦ |lando&checo |0411

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le gustaba su espalda porque estaba llena de pecas como en el puente de su nariz, era hermosa y a lando le gustaba besarla, pasar sus labios por aquella piel, descubrir de cerca más pecas y quizás unos lunares perdidos por ahí. le gustaba despertar y ver aquella espalda desnuda porque muchas veces era un recordatorio de la noche que tuvo con el otro omega.

lando se acercó más pasando su brazo por la fina cintura de sergio para enterrar su rostro en esa espalda e inundarse de aquel exquisito olor, checo olía a sexo, a sus feromonas y a lando. era un sueño.

acariciaba el vientre de sergio al tiempo que sus ojos se cerraban arrullándose el mismo ante la espalda de checo, aún cuando la noche anterior tenía muchos momentos favoritos en ver a sergio correrse gracias a él, la verdad era que estos también eran muchos de sus momentos favoritos.

sintió como el cuerpo de sergio se movía y de repente sabía que sergio había decidido darse media vuelta para estar frente a frente, lando aún quería mantener los ojos cerrados pero también quería ver al omega. abrió poco a poco sus ojos encontrando la mirada suave del mexicano, sus pecas resaltaban más por el sonrojo y sus ojos eran suaves hacia lando, con cariño.

el pecoso no esperó mucho para lanzarse a los labios de lando, subiendo su mano a la mejilla del menor para atraerlo más a él. era un beso dulce, profundo, con hambre pero dulce, demostrando la necesidad de sergio de que lando lo tocara, de inyectarse más de aquel dulce aroma que lando desprendía, lo volvía loco. su omega aullaba al sentir los labios suaves de lando moverse sobre los suyos, su piel quemaba ante el contacto pero era una necesidad de omega por tener la atención del otro omega.

era curioso, aún cuando ambos habían nacido para necesitar un alfa por naturaleza, sus lobos pedían a gritos estar juntos. no necesitaban ningún alfa, solo se necesitaban ellos.

—que forma de despertar. —susurró lando entre los labios de sergio.

—estaba ansioso de que despertaras. —confesó sergio.

aquello hizo que Lando sintiera su pecho llenarse así que acercó más al omega para seguirlo besando, fundiéndose ambos en aquel beso lento, donde sus labios danzaban queriendo que ninguno parara.