"La oferta era tentadora, pero aceptar significaba vender algo más que el alma."
_________ ^ _________
London
La luz del amanecer se colaba lentamente por las cortinas de la habitación de Alaina, iluminando las sábanas de seda en las que apenas había dormido. El peso de la propuesta de Dominic seguía aplastando su mente. Sabía que él no había hecho esa oferta sin razón, y eso era lo que la inquietaba más. No era solo una cuestión de poder y control, sino algo más, algo que no podía descifrar del todo.
El sonido suave de los pasos fuera de la puerta la sacó de sus pensamientos. La puerta se abrió, revelando a Carla, quien, como siempre, llevaba una bandeja con el desayuno. Pero esta vez, había algo en la expresión de la mujer, un ligero nerviosismo que no había visto antes.
—Buenos días, señorita Alaina —dijo Carla, con una sonrisa cálida, pero algo tensa—. El señor Dominic me ha pedido que le recuerde que tiene hasta esta noche para darle una respuesta.
Alaina apretó los labios. Dominic no era un hombre que esperara eternamente. Su paciencia tenía un límite, y ella lo sabía.
—Gracias, Carla —respondió Alaina mientras la mujer dejaba la bandeja sobre la mesa junto a la ventana.
Cuando Carla salió de la habitación, Alaina se sentó en la cama, mirando fijamente el desayuno que no tenía apetito para comer. ¿De verdad podía considerar lo que Dominic le había propuesto? Casarse con él no solo significaba entregarse a un hombre que no confiaba, sino que también la ataba a su mundo peligroso. Pero, por otro lado, ¿qué otras opciones tenía?
El tiempo era una trampa, y Dominic la estaba empujando hacia una decisión que no quería tomar. Pero sabía que, al final del día, no tenía escapatoria.
Mientras tanto, en otra parte de la mansión...
Dominic se encontraba en su despacho, revisando algunos documentos relacionados con sus negocios, pero su mente no estaba completamente enfocada en el trabajo. Pensaba en Alaina, en la respuesta que daría esa noche. Sabía que ella era fuerte, que no se dejaría manipular fácilmente, y eso, de alguna manera, lo intrigaba. Había algo en ella que lo hacía sentir fuera de control, algo que rara vez experimentaba.
El sonido de un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos.
—Adelante —dijo sin levantar la vista.
La puerta se abrió, y Ricardo, su mano derecha, entró en la habitación. Ricardo, siempre atento a las cosas que sucedían en la mansión, sabía que la situación con Alaina era más complicada de lo que parecía.
—He escuchado que le has hecho una oferta a Alaina —dijo Ricardo, cruzando los brazos mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
Dominic levantó la vista y lo miró con frialdad.
—Sí. Le propuse matrimonio.
Ricardo dejó escapar una risa suave, pero llena de asombro.
—¿De verdad crees que eso va a funcionar? Ella no es como las demás. No puedes simplemente controlarla casándote con ella.
Dominic cerró el documento frente a él y se recostó en su silla, cruzando las manos sobre el regazo.
—No estoy buscando controlarla. Estoy buscando asegurarme de que esté cerca. Ella sabe más de lo que dice. Y además, casándome con ella, envío un mensaje claro a cualquiera que esté detrás de todo esto. Alaina será intocable, y nadie se atreverá a mover una ficha en mi contra.
ESTÁS LEYENDO
Bajo Sombras Peligrosas
RomanceEn una ciudad donde el lujo oculta las sombras más oscuras, él controla todo: poder, dinero y un imperio criminal que nadie se atreve a desafiar. Pero su vida se tambalea cuando Alaina irrumpe en su mundo. Con un pasado lleno de cicatrices y la búsq...