EL RÍO DE LOS RECUERDOS.

46 15 54
                                    

AUTORES: CAROLINA DicaBautista  & DIEGO Lemonke2005

GÉNERO: FANTASÍA.

Pocas personas podían tener una dicha tan grande como el poder revivir sus recuerdos más preciados, sin embargo, había un río con ese poder mágico y Alina vivía cerca de allí, solo que no tenía dinero para pagar el acceso a aquel sitio, vivía a merced de la misma vida desde hace varios años cuando perdió a sus padres y quedó huérfana, desde entonces vivía en la iglesia por caridad del padre y algunas religiosas. Cada vez que Alina escuchaba los milagros, deseaba ser ella quien los viviera y poder recrear aquellos recuerdos donde podía ver a sus padres de nuevo.

—Alina, necesito un favor tuyo, —La voz del padre la sorprendió un poco, ella se encontraba mirando la arboleda a través de la ventana, como hacía la mayoría del tiempo cuando estaba en la iglesia— quiero que vayas a la casa de la familia Joya, ellos me darán algunas manzanas, quiero hacer una mermelada.

Alina no necesita que lo dijeran dos veces, la familia Joya vivía cerca al río milagroso y quizás, ese día sería el que ella esperaba, así que salió corriendo hacia aquella casa ignorando por completo la sonrisa del padre al verla y al recordar el sabor de su mermelada casera.

A medida que se acercaba al sitio de su recado Alina sentía que su corazón se aceleraba, sin embargo, esa sensación era diferente a la mayoría de las veces que pasaba por allí, sentía que algo más la atraía a ese sitio y antes de darse cuenta sus pasos estaban más cerca del río que de las manzanas que quería el padre. Cuando su cuerpo empezó a temblar y sus piernas no respondían a sus órdenes, sus lágrimas parecían desbordarse sobre sus mejillas, pero aquel impacto fue menor al ver como sus sueños se hacían pedazos, el río que era la llave a su felicidad se estaba secando, ahora solo quedaba un pequeño hilo de agua. Tan pronto como sintió el poder sobre su cuerpo corrió hacia la orilla y cayó de rodillas viendo con horror la escena.

—Dime, niña, ¿por qué lloras? Después de todo es solo un río más que brinda vida a quienes no lo valoran.

Aquella voz la dejó helada, sobre todo al buscar el responsable que aquellas palabras y no encontrar nada, sus ojos solo veían las ramas de los árboles moverse por el viento. Alina sintió el peso de una mano sobre su hombro, pero al girar bruscamente, no había nada.

—Ya veo, eres diferente a las demás personas, quizás la muerte de tus padres de ha moldeado así, eres de lo que ya no hay.

—Es su culpa —Fueron las primeras palabras de Alina al tener un poco de fuerza—, el río...

—Es tu culpa —respondió aquella voz con enojo— y la de todos aquellos que viven contigo, su egoísmo al querer ver sus recuerdos y no cuidar a quien les brindaba ese regalo... ahora todos los recuerdos serán borrados, sabrán que aquello que tanto quisieron no volverá jamás.

El silencio llegó de inmediato, sin embargo, sólo fue interrumpido por un susurro.

—Ve y dícelo a todos.

Alina regresó a la iglesia con las manos vacías y la mente repleta de pensamientos confusos. Su corazón aún latía con fuerza, y cada paso que daba se sentía como un eco distante del encuentro que acababa de tener. No podía quitarse de la cabeza la voz misteriosa que la había confrontado ni la visión desgarradora del río, que antes fluía lleno de magia y esperanza, ahora reducido a un hilo de agua. Cada vez que cerraba los ojos, veía el reflejo de su propio rostro en la corriente menguante, y una sensación de impotencia la inundaba.

Al cruzar el umbral de la iglesia, el eco de sus pasos resonó en el silencio solemne del lugar, como si el edificio mismo contuviera la respiración. En su apuro por encontrar al padre, sus pies tropezaron con el borde de una alfombra gastada, y Alina cayó de rodillas sobre el frío suelo de piedra. La caída no dolió tanto como el peso de lo que había visto. Sus manos temblaban mientras se apoyaba para levantarse, y por un instante, se quedó allí, con la mirada perdida en el suelo, luchando por recobrar el aliento.

Relatos en Pareja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora