AUNQUE CREAS NO VERME.

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AUTORES: DREA darketer @DARKETER & SAMMY GidelMoore  

GÉNERO: MISTERIO

Cualquiera dudaría de adentrarse a las fauces de aquel callejón, si el aura lúgubre y la pobre iluminación de los viejos faroles no eran suficientes para que sintieras escalofríos, la historia que retrataban sus paredes seguramente lo haría. 

La realidad es que se trata de un pasadizo común y corriente, el problema era que había miles de carteles con rostros de chicas, pero lo perturbador del asunto era encontrar el patrón entre ellas, todas de cabello oscuro y largo, los ojos grandes, tanto que daban la impresión de siempre estar temerosas, entre 15 y 16 años, tan dulces e inocentes, daba pena saber que probablemente nunca las veríamos de nuevo.
Era obvia la premeditación, pero el hacer un trabajo tan limpio como para que todas desaparecieran a una misma hora y lugar sin dejar rastro, era de alguien que sabía lo que hacía.

Miré por encima de mi hombro con notable paranoia, estaba caminando lo más rápido que mis piernas podían permitirse para atravesar este maldito pasillo del horror, el frío golpeaba mis mejillas con agresividad, pareciera que la temperatura bajaba a medida que avanzaba.

Me detuve en seco al ver un cartel nuevo y lo tomé, ver la foto hizo que un escalofrío me recorriera espina dorsal, era una chica de dieciséis años, su cabello, esos ojos... son como los míos. Simplemente aterrador, esa pude haber sido yo, o alguna de mis amigas, detesto sentirme aliviada de no haber sido yo, espero que las encuentren y que estén bien.

Volví a pegar el cartel donde estaba y seguí caminando con urgencia, algo en mi interior pedía a gritos que saliera de ese lugar de inmediato. Al final del callejón pude notar un coche que pareciera estar rodeado de una neblina densa, se acercaba lentamente hacia donde me dirigía, oh no, sentí como mi corazón se hundía para luego ponerse como loco. Intenté correr, pero la mísera iluminación me traicionó, choqué con la espalda de un sujeto alto y musculoso, mismo que me tomó bruscamente del brazo a la par que dos hombres más descendían del auto, se deslizaron a mi lado como si fuesen fantasmas. Antes de que pudiese patalear o forcejear, una mano bastante callosa cubrió mi nariz y boca. El olor acre me invadió, en algún lugar escuché que así olía el cloroformo, es chistoso como en lugar de pensar en el peligro en el que estoy, recordé un dato tan inútil. Pude sentir los párpados pesados, maldición ¿qué harán conmigo?

Desperté algo aturdida, traté de mirar a mi alrededor sin éxito, los ojos aún no me respondían correctamente, intenté incorporarme, pero el cuerpo me pesa, solo atiné a mantenerme despierta y observar el lugar en el que me encontraba, recordar el mínimo detalle aquí puede mantenerme enfocada, era un cuarto totalmente blanco, sin ningún mueble, salvo por el largo espejo que cubría toda la pared del fondo y por supuesto la cama.
Me reincorporé y caminé torpemente hacia al espejo, de inmediato pude notar que estaba usando un vestido blanco, delicado, tan largo que me cubría los tobillos. Estaba completamente segura que esto no era mío, este atuendo era como los que usan las muñecas de porcelana...¿por qué me cambiarían?
Seguí observándome en el espejo, mi piel lucía notablemente más pálida, escuché un leve golpe tras el espejo, levanté la mirada y poco a poco la imagen fue más clara, había un montón de figuras encapuchadas observándome, era un maldito vidrio falso, Dios, solo ruego por no sufrir tanto y por mucho tiempo.

Ladeé la cabeza con curiosidad al ver un nuevo grupo de encapuchados preparar lo que parecía una silla, la rodearon de velas negras, en un círculo que desde mi lugar parecía sobrenaturalmente perfecto; encendieron todas las velas con una coordinación extraordinaria, sus llamas titilaban pacíficamente, era una escena surreal, no se comunicaban, pero parecía que todos sabían qué y cómo hacerlo, además de que la fluidez con la que se movían me daba a entender que no era la primera vez, ¿será que ellos son los culpables de las desapariciones?
Intenté distinguir algo más allá de las largas y oscuras túnicas, pero fue en vano, los colores eran tan oscuros que parecían absorber la tenue luz de las velas, noté que varios de ellos parecían observarme, como si fuera un vil animal en exhibición.

Entró otro de ellos, mucho más alto y era el único con una túnica roja intenso, asintió y dos encapuchados se encaminaron hacía mí, miré en todas las direcciones buscando algo útil para defenderme, pero fue en vano, estaba indefensa. Al entrar solo atiné a retroceder lo más que pude, al chocar contra la pared me dejé caer para ponerme en posición fetal.
—No por favor, prometo no decir nada, pero déjenme ir, podrían incluso cortarme la lengua como garantía de mi silencio, pero por favor — las lágrimas empaparon mis mejillas, qué patética e ilusa soy, todo el esfuerzo y premeditación de raptarme para hacerme no sé qué para que me dejen ir solo porque estoy desesperada.

Me tomaron por las muñecas haciéndome enderezar en el acto, pero aún así opuse resistencia, grité y pataleé, si voy a morir que al menos no les sea un trabajo tan sencillo.

Me dejaron en la silla y los otros encapuchados me estaban esperando con sogas, mismas con las que ataron mis manos y tobillos a la silla. Intenté zafarme y pelear, pero claramente yo tenía la desventaja.
Las figuras encapuchadas se pusieron frente de las velas negras y las tomaron entre sus manos, a la par que murmuraban cosas en un tipo de dialecto o lengua muerta, jamás había escuchado nada parecido, la desesperación me invadió al ver que el que parecía ser su líder, el de túnica roja, se acercaba con una daga que pareciera imitar la forma de una serpiente en sus manos, la hoja de la daga reflejó las llamas de las velas y en ese momento los murmullos se transformaron en cánticos, no puedo entender nada de lo que dicen, pero su sonido era profundo, reverberante y aterrador, llenó la habitación con una energía oscura y palpable.
El encapuchado de túnica roja, se detuvo justo frente a mí, con la daga en alto, intenté hablar, pero las palabras se ahogaron en cuanto sentí una punzada en el estómago. El cántico se intensificó, iba cada vez más rápido y más alto, al punto que resonaba en las paredes. Bajé la mirada, horrorizada y vi como la hoja dejaba una línea recta en mí, el dolor era insoportable, Dios, espero que esto termine pronto; levanté la mirada y fue peor toparme con los ojos del líder, tenía una mirada serena, acompañada de una sonrisa sádica, el desgraciado lo está disfrutando.

—Salve Leviatán— gritaron al unísono, luego todos pasaron para tocar mi vientre rajado y pintarse el símbolo de Leviatán, esto no tenía sentido, se supone es una creación de Dios ¿por qué hacerle un ritual? ¿Para qué chicas de mi edad? Nada de esto tiene sentido

—Ya se la pueden llevar, está lista — me desataron y llevaron a una nueva habitación, vi otras 5 chicas casi en el mismo estado que yo, nos arrastraron al centro y me desmayé.

Al abrir los ojos me encontré con un callejón algo oscuro

—Oh vaya, que linda chica aparece en los carteles, está desaparecida, es una pena...espera, soy yo.

espera, soy yo

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