2 | Stolen Time

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Beomgyu estaba sentado en el borde de la cama, su cuerpo encorvado bajo el peso invisible de las responsabilidades que se amontonaban día tras día

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Beomgyu estaba sentado en el borde de la cama, su cuerpo encorvado bajo el peso invisible de las responsabilidades que se amontonaban día tras día. El resplandor de las luces de la ciudad se filtraba por la ventana de su oficina en casa, pero él apenas lo notaba. Todo se había vuelto una carrera contra el tiempo desde que asumió el cargo de CEO, un puesto que nunca había deseado, pero que la muerte de su padre le impuso.

Hae-won lo observaba desde el umbral de la puerta. Habían pasado meses desde que Beomgyu se sumergió en la vorágine de la empresa familiar, dejándola sola en una relación que se sentía cada vez más lejana. Ella sabía que él no era indiferente, pero el hombre que una vez le prometió el mundo ahora parecía atrapado en uno propio, sin espacio para ella.

—Beomgyu... —susurró, rompiendo el silencio que reinaba en la habitación.

Él levantó la cabeza lentamente, como si el sonido de su nombre lo devolviera a la realidad. Sus ojos, que antes brillaban con vida y amor, estaban opacos, cargados de agotamiento. No hacía falta que dijera nada; ella podía ver que estaba luchando por mantenerse a flote.

—Lo siento cariño —murmuró él, desviando la mirada hacia el suelo— No tengo tiempo.

Esas palabras se habían vuelto comunes entre ellos. Cada vez que intentaban conectar, la respuesta de Beomgyu era la misma. "No tengo tiempo". Era como un escudo que levantaba para protegerse de la culpa que sentía por no poder estar presente para ella.

—¿No tienes tiempo para mí o no quieres tenerlo? —preguntó la contraria, con una mezcla de dolor y frustración en su voz.

Beomgyu cerró los ojos, luchando por encontrar una respuesta. Desde que se convirtió en el presidente de la empresa, su vida había sido un torbellino de reuniones, decisiones y expectativas que lo superaban. La muerte de su padre había dejado un vacío no solo en su familia, sino también en la compañía, y todos los ojos estaban puestos en él para que mantuviera el legado intacto. Sin embargo, lo que no se daba cuenta era que, en su esfuerzo por llenar esos zapatos, estaba perdiendo algo mucho más valioso: su esposa, su Hae-won.

—No es eso, es solo que...es todo tan... abrumador —admitió finalmente, su voz rota por la fatiga—La empresa, las decisiones... me siento atrapado.

Hae-won dio un paso hacia él, sintiendo la distancia emocional que los separaba. Sabía que Beomgyu no había elegido esta vida. Sabía cuánto le dolía perder a su padre y lo mucho que se esforzaba por ser el hombre que todos esperaban que fuera. Pero en su lucha por no fallar a los demás, estaba fallando a la persona que más lo amaba.

—No estoy pidiendo que dejes la empresa Beomi—dijo ella, suavizando su tono—Solo te estoy pidiendo que me encuentres... en algún lugar en medio de todo este caos.

Beomgyu levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Hae-won, y en ese instante, la verdad lo golpeó. Había estado tan enfocado en su nuevo rol que se había olvidado de lo más importante: su esposa, su compañera, la persona que había estado a su lado desde el principio.

—No quiero perderte —dijo él, poniéndose de pie y acercándose a ella, tomando sus manos con suavidad—. Solo... no sé cómo equilibrar todo.

—No tienes que hacerlo solo —respondió Hae-won, acariciando su mejilla—Pero tienes que intentarlo. Si sigues corriendo de esta manera, nunca tendremos tiempo para nosotros.

Beomgyu asintió, sabiendo que ella tenía razón. Había estado corriendo, huyendo de sus sentimientos y de la presión que lo aplastaba. Pero si algo había aprendido en esos meses, era que el tiempo no era algo que pudiera controlar. Podía ser el CEO de la empresa más grande, pero en su vida personal, estaba perdiendo lo más valioso que tenía.

—Prometo que lo intentaré, Hae-won —dijo con un susurro lleno de sinceridad— Encontraré tiempo para nosotros y para nuestra hija que viene en camino—acaricio su vientre.

Hae-won lo abrazó, sintiendo cómo el peso de sus palabras aliviaba un poco la tensión que había crecido entre ellos. Sabía que el camino no sería fácil, pero mientras Beomgyu estuviera dispuesto a intentarlo, había esperanza.

Esa noche, entre el silencio de la ciudad y el latido de sus corazones, encontraron un pequeño respiro. Un momento robado, pero uno que valía todo.

Inspirado en ÉCOUTE CHÉRIE de Vendredi sur Mer

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Life in Melodies "One shots" | TXTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora