𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐫𝐨𝐜𝐤. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 1.

28.

Hace unos días ya habíamos vuelto a Buenos Aires. Después del casamiento, fuimos un rato a mi casa a descansar, para luego despertarnos e irnos. La vuelta no fue la gran cosa, ya que yo aproveché para seguir durmiendo en el auto, pero Guido se la bancó.

Malena me había leído las cartas del tarot, algo en lo que yo no creía mucho, pero lo escuché.

-El Emperatriz simboliza la creación y el nacimiento de algo nuevo. A su lado, La Luna sugiere incertidumbres y emociones ocultas que podrían sembrar dudas en una relación. Finalmente, La Torre aparece, trayendo una sacudida inesperada que pone a prueba los cimientos de esa conexión, revelando un obstáculo que podría alterar el equilibrio -me había explicado.

La convivencia con Guido iba bastante bien. Creí que las cosas podrían salir peor, pero no fue así. Me sentía tan bien después de tanto tiempo. Me sentía segura a su lado, me daba igual lo que pasara alrededor; lo único que me importaba era él, estar con él.

Empezamos a preparar las cosas para ir a Bolivia. Nos encontramos como siempre en el aeropuerto, siguiendo nuestra rutina. Aterrizamos en suelo boliviano, y ahí estaban los fans. Cada vez que pasaban los chicos, pedían autógrafos, fotos y de todo. Yo sonreí levemente y todos nos metimos en la camioneta.

Decidí sentarme atrás con Pato y Gastón, mientras Rache prefirió hacerme una burla.

-Ay, qué raro, vos que no andas con tu noviecito. ¿Acaso se pelearon? -dijo de una manera chistosa.

-Ay, nena, ¿no me puedo sentar un día con mis amigos? -reí.

Llegamos al hotel, nos registramos y cada uno fue a su habitación. A mí me tocó compartir con Guido, porque siempre éramos tan parásitos el uno del otro.

guidoarmido

lulufalcon_respondiste su historia.
faaa lindo vení y comeme la boca 💋

con gusto linda yendo

Vi cómo Guido apareció en la habitación y fui corriendo a abrazarlo. Así éramos nosotros, muy dados a demostrarnos cuánto nos queríamos. Nos dimos varios picos y él sonrió, esa sonrisa que cada vez que la veía me enamoraba más.

Guido se acostó en la cama y suspiró. Me acordé de que tenía que hacer algunas cosas.

-Che, amor, ¿me prestas un cachito tu celular? Tengo que hacer algunas cosas y en mi celu no puedo -sonreí y lo miré. Él asintió y me prestó su celular.

Me puse a buscar un archivo que él tenía guardado de lo que me había pasado una vez. Mientras buscaba, llegó una notificación de un usuario que me sonaba mucho. Ah, la trola de la selección de la que me había hablado Rache. Miré a Guido y él estaba dormido. Entré al chat, la curiosidad me estaba ganando.

-"Hoy mi novia se va a comer con mis hermanos después del recital. Pásate por el hotel tipo 3 de la madrugada, tomamos algo, charlamos, no sé lo que pinte. De seguro ellos vuelven a las 5." -Ese mensaje lo había mandado Guido.

-"Bueno, lindo, te voy a hacer que disfrutes tanto al punto que te olvides que tienes novia. 💋" -mensaje de ella.

Cuando leí eso de Guido y luego lo de ella, me rompió el corazón en mil pedazos. Claro, todo estaba saliendo tan bien que me parecía raro. Cuando leí todo eso, las lágrimas empezaron a brotar. Lloré en silencio. Salí rápido y no quise mirar otros mensajes directos de Instagram; si seguía viendo, me iba a hacer mucho daño. Mi novio me estaba engañando, y yo, como una tonta, creía que era amor verdadero, que él me amaba, pero todo resultó ser una boludez.

Le presenté a mi familia, le di todo a él. Cuando hablábamos de tener una familia en el futuro, él negaba porque, según él, tenía miedo.

Él no me veía a largo plazo. Para él, pasar tanto tiempo juntos no significó nada. Odio que no me haya dicho cómo eran las cosas desde el principio. Odio que él no haya sentido nada cuando yo sentí de todo. Odio que con ella sí, y conmigo no. Odio haberte puesto como mi primera opción cuando yo ni siquiera fui una opción. Y me di cuenta de que eras consciente de lo que estabas por hacer, o haciendo. Odio saber que nunca te importé, que nunca te importaron mis sentimientos.

Pero sabes qué, odio, Guido Armido? Odio no poder odiarte.

Es increíble cómo una sola persona puede dejarte sin ganas de querer conocer a más personas.

"Ya no me sigas, no lo quiero intentar. Ya tus palabras no me sirven más."

Me acosté en la cama y me di vuelta, dándole la espalda a él. Pero quería comprobar algo. Ya sabía que se estaba hablando con ella y conocía su intención, pero quería verlo con mis propios ojos, aunque me lastimara, necesitaba comprobarlo.

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Después del recital, me fui un rato con los chicos a comer algo. Trataba de hacer tiempo; con ellos me mostraba muy feliz, sabía disimular muy bien, pero por dentro estaba hecha mierda, devorándome esos pensamientos.

-Bueno, chicos, espérenme un toque que voy a buscar algo -sonreí mientras me levantaba de la mesa y me dirigía al hotel. Cada paso que daba sentía cómo los segundos pasaban a sentirse como horas.

Cada paso se volvía pesado. Llegué al hotel y me dirigí a nuestra habitación. Eran las 3 y media de la madrugada. Me daba vueltas el estómago y empezaba a marearme; el pecho me dolía como mil. Puse las manos en el picaporte, mis manos temblorosas. Abrí la puerta y ahí lo vi. Ella estaba apoyada en la pared y él demasiado cerca de ella, con sus manos en su cintura.

-Guido -dije seca mientras lo fulminaba con la mirada. Sentía que perdía el equilibrio, así que me apoyé contra la pared. Él se asustó y la chica salió corriendo. Pasó por al lado mío; si no hubiera sido porque me educaron muy bien, ya la hubiera agarrado de los pelos. Cerré la puerta y miré a Guido. Estaba totalmente decepcionada.

"Había muchas diferencias entre él y yo, pero la más notoria era que yo no quería nada y tú te amabas demasiado..." Fue una frase que se me vino a la mente de un libro que leí hace mucho.

No voy a llorar, porque no es el momento ni el lugar.

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