las aventuras de black guilmon y herissmon Nueva generación historias paralelas

gatomon y data el mini guilmon

Está historia es para adultos mayores así que leerlo bajo tu propio riesgo historia traducido al español
Trabajando duro como siempre, Lorzno se secó el sudor de la frente con un suspiro. Había estado cuidando el jardín de la dama Narvina la mayor parte de la mañana, pero afortunadamente no estaba solo. El jardín en sí era enorme con varios seguidores rosados, azules y amarillos organizados por sección y rotados entre los mayordomos y las doncellas. El área de Lorzno para hoy era la sección de flores amarillas del jardín, el gatomon acababa de terminar su parte de la tarea. Acomodándose las gafas, asintió para sí mismo. "... Está bien. Eso está hecho y con eso concluyen los deberes de la mañana". Se acomodó las gafas antes de mirar brevemente a su alrededor, principalmente para ver si podía atrapar a uno de sus compañeros de servicio al salir, pero al ver que el felino no podía ver a nadie que regresara, pensó que él era el primero en terminar, lo que significaba que tenía que ver a la dama para la siguiente tarea.

Respirando profundamente, Lorzno regresó a la mansión, donde Narvina ya lo estaba esperando, apoyada en su sombrilla cerrada con una mano y la otra detrás de su espalda. “Bueno, terminaste bastante rápido, querida. Sabía que eras mi mayordomo más eficiente por una razón.

—¡Ah, mi señora! —Lorzno hizo una rápida reverencia, un poco nervioso—. Oh, no... Supongo que empecé un poco antes que los demás, eso es todo.

—Vamos, no te subestimes. —La Veemon sonrió levemente mientras elogiaba a su sirviente—. Bueno, ya que terminaste temprano, ¡tienes la libertad de preparar el almuerzo!

—Oh... —Lorzno sonrió inseguro—. ¿Acaso Firmilda no es la mejor cocinera de todos? No estoy seguro de que...

—¡Bien! Me alegra que aceptes el deber que te he encomendado. Ah, y una cosa más. —Narvina lo interrumpió de repente, moviendo su mano oculta para mostrar un pequeño Gulimon de escamas de ébano—. Ah... y tengo un invitado aquí hoy para ayudarte. Por favor, permítele hacer su trabajo, ¿verdad, mi querido Data?

El micro Data sonrió felizmente y asintió. “¡Por supuesto, señorita Narvina! Ayudaré a Lorzno al máximo”.

Lorzno parpadeó, ladeando la cabeza. “…Si puedo hacerle una pregunta, mi señora, ¿cómo puede ayudarme cuando es tan pequeño?”

—¡Basta de preguntas! —dijo Narvina felizmente mientras tiraba de la parte trasera del pañal de Lorzno lo suficiente para dejar caer a Data dentro, por la parte trasera del acolchado del Gatomon.

—¡E-Espera, por qué está ahí abajo! No puedo... —Lorzno se detuvo cuando Narvina le dirigió una sonrisa maliciosa.

—Lo siento, señor Marius, no le escuché bien... ¿podría repetirme eso? —Los ojos del Veemon se entrecerraron mientras Lorzno tragaba saliva.

—¡Me voy a preparar el almuerzo, mi señora! —balbuceó Lorzno mientras se alejaba por el pasillo, haciendo una mueca cuando el guilmon dentro de su pañal se presionó contra su trasero—. Ugh... eso estuvo cerca. No tengo idea de cómo te involucraste en la ética laboral de la señora, pero... con suerte, para tu caso, será solo un día. Comentó, mirando el pañal rosa que se puso. Apresurándose, el mayordomo gatomon se dirigió a la cocina.

Lorzno se llevó la pata a la barbilla mientras pensaba. —Tal vez si preparo la bebida favorita de la señora Narvina se calme un poco... —Se quedó en silencio antes de escuchar a su estómago gemir en voz alta—. Urgh... ¡imaginé que el desayuno... espera! Oh, no, oh, mierda, ¡oye! Necesitas... grhh... —El felino apretó los dientes mientras inconscientemente comenzaba a ponerse en cuclillas. Mientras tanto, las orejas de Data se movieron un poco, miró hacia la grupa desnuda del felino solo para notar la estrella rosa debajo de su cola parpadeando, como si estuviera tratando de contenerse, pero pronto el mini Guilmon vería que ese agujero se extendía.