III - Después de cada tormenta, sale el sol.

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La luz solar golpeaba la cara de Simon a través de las ventanas de su habitación.

Simon se vió obligado a levantarse a la mañana siguiente, a pesar de que tenía la misma sensación de una resaca terrible.

No había bebido nada, en lo absoluto, pero había llorado mares en aquella cama hasta las once de la noche. Rápidamente se duchó, vistió y se lavó los dientes. Buscó un bocadillo rápido en su nevera y se fue corriendo como un rayo hacia el instituto.

Tenía una idea, y una idea que pensaba que iba a funcionar por un momento. Era una carta donde le confesaba su amor a Luciano. Cómo dijo su amiga Matilda la noche anterior, iba a confesarle sus sentimientos al que pensaba que era el hombre de sus sueños.

Cuando entró al instituto, logró ver a Matilda y a María Fernanda saludando a lo lejos. Caminó hacia ellas y Matilda se apresuró a regañarlo por la noche anterior.

- ¡Simon, estamos preocupadas por tí! ¿Qué piensas hacer hoy, después de decirme lo que me dijiste ayer?-

El muchacho quedó perplejo ante las palabras de Matilda. Todavía estaba demasiado somnoliento como para asimilar sus palabras. Como se dice coloquialmente, todavía tenía la cabeza pegada a la almohada.

- Ah... Nada, ¿Pero a qué viene esto de repente? Ya estoy bien, no tienen que estar de esta forma...-

Espetó el chico. María Fernanda, quien había guardado silencio todo este tiempo, finalmente levantó la voz.

- ¡Mejor dejemos todo esto de lado! No es necesario estar tan a la defensiva, Mati...-

Su suave voz apenas llegó a los oídos de sus amigos por los constantes cuchicheos de aquel pasillo.

- ¿Han visto que hoy llega una compañera nueva? ¡Qué emoción, espero que le guste John Pork, o Drama Total, o Peppa Pig, o al menos que su animal favorito sea el tiburón!-

Dijo la chica con clara emoción. Rápidamente y ante tal entusiasmo, Simon y Matilda dejaron de lado todo el tema, a lo que Simon se sintió aliviado por tener que pasar de la incómoda conversación para él.

- ¡Ah, sí! También hay cambios de puestos... espero que no me alejen de Luciano...-

Matilda y María Fernanda pusieron los ojos en blanco, cansadas de que Simon hable de ese chico todo el tiempo.

(Simon's POV)

Matilda y María Fernanda son mis mejores amigas desde la infancia. Las conocí cuando íbamos en primaria, y ahora tenemos 16 años. Ellas son mi única felicidad al llegar al instituto de mi casa, ya que son mis únicas amigas, aparte de mi hermana.

Mi hermana mayor tiene 21 años, y actualmente está estudiando en la universidad mientras cuida de mí. Nuestros padres por lo general no se preocupaban mucho por nosotros, pero nos las arreglamos para ser la compañía de cada uno.

Junto a María Fernanda y Matilda guardamos nuestras mochilas en nuestros respectivos casilleros y entramos a nuestro salón, en donde estaban los compañeros de clase ordenando sus útiles escolares en los maltratados y rayados escritorios.

Nos sentamos en nuestros puestos luego de saludar al profesor, y nos empezaron a hablar sobre el supuesto nuevo compañero. Después de toda esa larga charla, pudimos ver a aquel chico entrar por la puerta del salón.

Era una chica de estatura promedio y... Umm... un tanto grande, con el cabello largo y pelirrojo, unos lentes de sol en sus ojos, aparte de una fuerte aura despreocupada. Cuando volteé la cabeza para ver la reacción de Matilda pude verla alucinando.

Podía imaginarme a cualquier persona alucinando por una persona, menos a Matilda. Ella siempre solía estar concentrada en sus estudios, y presumía no estar metida en asuntos amorosos, al menos hasta hoy.

- Ahh... ¿Cuál dijieron que era su nombre? ¿Pam, quizás?-

Preguntó ella, con la mirada pegada en aquella muchacha, completamente embobada.

- Sí, Pam Veraniega... ¿Pero por qué estás así? Simplemente entró al salón...-

Confundido, miré a María Fernanda, que estaba cerca de nosotros sentada en su puesto, pero ella solo se encogió de hombros con una sonrisa divertida ante la reacción de Matilda.

- Bla, bla, bla... Es tan linda...-

Dijo ella, burlándose. Solo pude suspirar y volver a mis asuntos, o sea, estudiar para el siguiente exámen de química que era en unas cuantas semanas.

Podía escuchar como detrás de mí estaba Trinidad hablando con Luciano, pero preferí ignorarlo, ya que en el próximo recreo iba a darle aquella carta que había hecho con tanto esfuerzo la noche anterior.

El profesor dijo que iba a hacer unos cuantos cambios de puestos, por lo tanto todos alistamos de vuelta nuestras mochilas y nos levantamos del asiento.

El maestro me sentó junto a Trinidad, y a María Fernanda y Matilda las sentaron delante de mí. Por otro lado, a Luciano lo sentaron al otro extremo del salón junto a Emmanuel.

Emmanuel era uno de nuestros compañeros, amigo de Trinidad y Matilda. No es mi amigo, pero creo que sí habláramos lo suficiente, lo sería.

Trinidad me saludó con una sonrisa dulce y amable luego de haberme sentado junto a ella, sonrisa que le devolví.

Trinidad no me caía mal por ser la mejor amiga de Luciano, en lo absoluto, incluso ella me cae genial. Ella nunca se dió cuenta del comportamiento de Luciano hacia mí, y por eso ella era bastante simpática conmigo.

Lo único que espero ahora es que todo se mantenga en ese agradable equilibrio hasta ahora, al menos hasta ahora, pero me puedo esperar cualquier cosa luego de darle la carta a Luciano.

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devoré o no?? estamos muy lejos de terminar está historia pookies. coman, hijos míos, les cociné hasta mi última neurona aquí. ahora es momento de desaparecer por 10 años antes de volver a actualizar 🥺

chicos perdón, no tengo ni idea de brawl stars, perdón si me equivoco o algo con algún personaje

Enemies to Lovers || LucimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora