Capítulo 2

89 12 0
                                    

Era una chica de aproximadamente 1,80, castaña de ojos marrones extrañamente seductores, su mirada reprochaba lujuria, de tés aperlada, una mujer exageradamente atractiva de unos 21 años, en pocas palabras perfecta.

-Su...suel...sueltame -murmuré.

-Para qué?, estoy divirtiéndome contigo.

-¿Qué es lo que quieres-dije a este punto quedándome sin voz.

-A ti.

Está vez me envió una mirada neutra, pero yo sabía que eso no era bueno su tono era severo, molesto, tosco.

-¿Me vas a matar?.

-No-río-no lo haré, por ahora.

Su mirada fría se posó en mi brazo, ella lo había hecho, ella es la dueña de esa marca, ¿qué le hice yo a esta chica?, nada absolutamente nada, estoy molesta conmigo misma por no poder zafarme, pero era casi imposible.

-Kelsey por favor-sollocé.

-No.

-Yo no sé que haces aquí.

-Vengo a buscarte.

-No te he hecho nada-grité.

Su mirada cambio, sus ojos de marrones pasaron a negros

-¡¿Vez esto?!-dirigió su mirada a mi brazo-¡tendrás más y más marcas!, en TODO tu cuerpo ¿¡me oyes!?-gritó.

Yo no lo podía creer ¿ella me está amenazando?, ¿un producto de mi imaginación me quiere lastimar?

____

Lo último que oí fue un estruendo retumbar en mis oídos, mi peso corporal ya no estaba en manos de Kelsey, yo estaba en el piso, sin aliento, prácticamente desmayada, lo último que supe fueron las marcas,  sabía que algo estaba mal.

-Mierda-murmuré.

Fijé la vista en mi brazo, esto esta mal, demasiado mal ya no era una marca "KC" estaba escrito por todo mi brazo derecho.

Yo necesito ir a un psicólogo o al menos ir a un psíquico, esto no es normal, para nada normal.

____

Nuevamente la puerta sonó, tengo miedo de que Kelsey haya vuelto para acabar conmigo.

El segundo toque no tardó en venir, ¿me arriesgaría?, era lo más probable.

-Hey ______ ya abre la puerta, idiota-gritó una voz que conocía detrás de la puerta.

-¿Rachel?.

-Sí, ahora ábreme que ya está empezando a llover y me voy a mojar mujer.

-Okey.

Ví nuevamente mis brazos y nada, ni siquiera una mínima marca de piquete de zancudo en mis brazos.

Me dirijo a la puerta y miré por el agujero para comprobar que era ella.

Vestía unos pantalones de mezclilla, junto con un abrigo de lana al parecer muy acogedor,  abrí rápidamente la puerta.

-Demonios chica, que tú no tienes conciencia de que pescaré un resfriado.

-Lo siento, yo estaba...

¿Que le digo?....no puedo decirle quién me vino a buscar.

No trace (Kelsey Chow & tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora