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—Renjun —dijo Jaemin de manera uniforme. Estaba rígido en su asiento, su hermoso rostro no sonreía, sus ojos oscuros eran tan penetrantes e intensos como recordaba. Sus anchos hombros ocupaban más que su parte en el respaldo, ocupando un trozo de su espacio.

Jaemin. Así se había presentado cuando se conocieron, cuando Renjun acababa de salir de la instrucción y le habían asignado su primer puesto en Tucson. Nunca Jaemin. Renjun había pasado unos buenos seis meses después que saludándolo como Jaemin/Nunca Jaemin solo para verlo luchar contra una de sus raras sonrisas.

—Amigo, eso fue una basura intensa —dijo la mujer en el asiento del acompañante, redirigiendo la atención de Renjun. Su voz era rica y dulce, derramándose sobre su piel como melaza.

Se volvió hacia ella, sorprendido.

—Dios —dijo— tienes la voz más hermosa que he escuchado.

—Gracias —dijo con una sonrisa. Su cabello castaño estaba trenzado en una simple línea, su piel suave y blanca. Ella tenía una laptop en sus muslos—. Soy...

—No —interrumpió Jaemin—. Nombres en clave sólo hasta que haya sido interrogado.

—¿Crees que me he vuelto traidor, Jaemin? —dijo Renjun en voz baja.

Las fosas nasales de Jaemin se ampliaron, pero todo lo que dijo fue;

—No estoy calificado para hacer esa evaluación, que es la razón por la cual la información será compartimentada hasta que hayas sido interrogado por los profesionales adecuados.

Tan compuesto, tan apropiado. Incluso después de todo lo que había sucedido entre ellos, y todo lo que había sucedido después, Renjun sintió el viejo impulso familiar de provocarlo, de pincharlo y picarlo hasta que todo ese cuidadoso autocontrol se desenmarañara. Se contuvo con dificultad.

—Tiene razón, aunque obviamente ya sabes su nombre —dijo la diosa escandinava al otro lado de Jaemin. Ella se inclinó para estrecharle la mano—. Soy la agente especial supervisora de este equipo. Valkiria.

Acertado nombre.

—Huang Renjun.

La mujer en el asiento delantero levantó una mano.

—Sirena.

—Furia —dijo la mujer asiáticoamericana conduciendo el automóvil. Era baja pero de complexión sólida, las mangas de su camiseta se aferraban a los impresionantes músculos de sus hombros y bíceps. Renjun echó un vistazo al extremo de un tatuaje que se asomaba debajo de uno: ...ES FI. Ex marine, entonces.

—Muchas gracias a todos por la extracción —dijo Renjun— pero, ¿dónde diablos está Mark?

Su estómago se sintió caer en el incómodo silencio que encontró a su pregunta.

—Su esposo lo reportó desaparecido esta mañana —dijo Valkiria—. Al parecer, no regresó a casa anoche.

Renjun se recostó en su asiento, la sangre rugió en sus oídos.

—No estamos seguros si fue juego sucio o si él, ah, fue a algún lugar voluntariamente. Su auto se ha ido, y no hay signos de lucha en su casa o su oficina. Cuando Seúl irrumpió en tu caja de seguridad, tu archivo también faltaba.

A pesar de su insinuación, no había ninguna posibilidad en esta tierra que Mark lo hubiera traicionado de alguna manera y luego huyera. Si había desaparecido, se lo habían llevado.

—Sin Mark o mi expediente, no hay forma que yo demuestre que soy quien digo —dijo Renjun aturdido.

—Eso no es verdad —dijo Jaemin—. Te conozco, y también todos los que trabajaron con nosotros en Tucson.

NPOM   -   renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora