capítulo 5

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-Mierda.

Esa es la primera palabra que sale de su boca mientras se sienta en un tronco con la mano apoyada en el torso. Había pasado bastante tiempo desde el incidente con los ladrones y la herida de bala todavía se negaba a sanar.

Por eso.

Debería haberlo pensado mejor y no salir a cazar solo, pero estaba muerto de hambre y Alice había ido a la farmacia a comprar más vendajes.

Ahora los puntos se habían roto y estaba sangrando.

Esa cosa negra que había actuado como su maldita sangre ahora estaba brotando de la herida sin señales de detenerse pronto. Incluso había una red de venas negras que se extendían por su espalda baja y abdomen.

Y para colmo, seguía muriendo de hambre a pesar de haber matado cuatro ciervos, un oso, dos liebres, un puma y cinco pescadores.

-Maldita sea.- Un sonido le llamó la atención y se giró al ver que el crujido aumentaba. Pronto un conejo saltó de la hierba. Olfateó el aire antes de empezar a mordisquear la hierba. Lo miró fijamente durante un minuto entero antes de que el hambre venciera a la racionalidad.

Él se abalanzó.

Lo atrapó antes de que éste pudiera intentar escapar. El conejo no gritó por mucho tiempo, ya que le rompió el cuello antes de sumergirse y hundir sus dientes en su carne.

Bebió la sangre y cuando se acabó, mordió el pelaje y desgarró la piel, desgarrando la carne y mordiéndola.

Le tomó un momento darse cuenta de lo que estaba haciendo. En el momento en que lo hizo, dejó caer el conejo y se puso de pie, dio unos pasos hacia atrás y miró fijamente al conejo.

Conejo al que ahora le faltaba no sólo la sangre sino también parte de su carne.

Él comió eso.

Él.

Comío.

Eso.

Sus piernas se movieron por reflejo mientras se daba la vuelta y salía disparado hacia la casa. Esto era todo. No le importaban las consecuencias ni lo que esto pudiera traer. Necesitaba respuestas sobre lo que estaba sucediendo y si había alguien que pudiera saberlo, ese alguien sería Carlisle. El hombre era mayor y había pasado tiempo en Volterra. Tenía más conocimientos sobre vampiros que la mayoría de los vampiros.

Llegó a la casa más rápido de lo que sabía que debía. El dolor en su estómago era ensordecedor, pero no le importaba, en ese momento, lo único que quería era hablar con Carlisle. Porque se comió un maldito conejo y no se siente enfermo.

-Amigo, ¿Estás...?

-Estoy bien.- Cortó la pregunta entrante de Emmett, ignorando a los que estaban en la sala de estar para buscar el lugar donde podía sentir la firma emocional de Carlisle.

Lo encontró en su estudio y no se molestó en tocar la puerta cuando abrio, sabía que a Carlisle no le gustaba eso, pero no tenía tiempo para ser educado. Estaba cansado de todas estas tonterías y necesitaba respuestas. Ahora.

La desaprobación en las emociones del hombre no duró mucho, ya que levantó la mirada y vio a Jasper. La sorpresa y la preocupación borraron sus emociones. Esme, que estaba detrás de él, dejó escapar un pequeño jadeo de horror y estuvo a su lado en un abrir y cerrar de ojos.

-Estás-

-Estoy bien.- La interrumpió dándole una mirada tranquilizadora y calmando sus preocupaciones antes de volver a mirar a Carlisle.- Necesitamos hablar.

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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