[Devorador de luz]🔴+18

Apatía

La pala se hunde en la tierra, ampliando aún más el agujero. Cuando el agujero está lo suficientemente amplio y profundo, el joven clava su pala a un lado y lleva sus manos a la caja que se encontraba a su lado. La abre para ver un conejo muerto.

-(suspiro) - ante sus ojos, dentro de la caja, se muestra un conejo blanco completamente rígido por el rigor mortis. El joven suspira de aburrimiento; no le trae nada ver al conejo en ese estado, pero una ligera sonrisa aparece en su rostro al recordar cómo llegó a esta situación.

El recuerdo de su hermana llorando en la sala, con el conejo a sus pies, llega a su mente. Sus padres intentaban, pero no lograban consolarla. Para ellos, el conejo simplemente había mordido un cable de corriente y había muerto electrocutado.

Pero para él

Se había divertido un poco con el conejo en la cochera, con los cables de paso de corriente conectados a la batería del auto, probando a ver cuánta corriente podría soportar. El pequeño conejo, lamentablemente, para su decepción, apenas pudo aguantar unos 5 minutos.

El joven sale de sus pensamientos

Y toma el conejo de una de sus patas y, sin más, lo arroja al agujero. Rellenándolo con tierra, se agacha un poco y piensa si debería decir algo. Eso es lo que se hace en los funerales, ¿verdad? Se dice algo para despedir al fallecido, pero el joven se encoge de hombros.

Se levanta y observa a su alrededor.

Puede ver el mismo bosque de pinos de siempre, un bosque exuberante de verde, con grandes pinos que se elevan por encima de él.

Sus ojos son atraídos hacia el montón de tierra donde está el conejo, y un pensamiento llega a su mente: ¿cuándo se había vuelto tan aburrido matar animales? Antes le entretenía, le traía cierto grado de emoción y alegría, pero ahora todo se había vuelto apatía. Nuevamente, ya no le entretenía lo suficiente; los pequeños animales ya no eran suficiente; había empezado con insectos pequeños y sencillos. Con el tiempo, había ido subiendo el nivel poco a poco, manteniendo el control, pero se había vuelto aburrido con el pasar del tiempo.

Entonces, ¿por qué no se atrevía a matar a una persona? Era una completa tontería. Las tecnologías de hoy en día son muy refinadas y pueden detectar hasta la más mínima gota de sangre. Así que no podría simplemente desquitarse con alguien. Lentamente, del bolsillo de su chaqueta gris, sacó un pañuelo y comenzó a atarlo en su puño derecho.

Mientras amarraba con fuerza el pañuelo a su puño, su mente siguió divagando. En sus 15 años de vida, había mantenido una máscara, siendo el hijo perfecto, el estudiante perfecto, el deportista perfecto. Ya había perdido la cuenta de cuántos pasatiempos había tenido, cuántos trofeos había ganado de esos pasatiempos, pero todo siempre se sentía igual: una completa apatía ante todas las cosas, mientras su hermana se reía de cosas tan simples, pero el solo fingía. Respondía a las acciones de los demás; después de todo, lo único que le traía alegría no lo podía mostrar a las otras personas. Pero no era idiota; sabía lo que pasaría si alguien descubría cómo era en verdad. Posiblemente lo meterían en prisión o en un reformatorio, y él no estaba dispuesto a pasar por eso.

Una vez que terminó de amarrar el pañuelo a su puño derecho, se dio la vuelta, vio un árbol y se acercó a él lentamente. Se agachó para tomar una bolsa de basura negra y de su interior sacó a un pequeño gatito. Era el gato de su vecina, o por lo menos uno de ellos; su gata había dado a luz a seis gatitos. Él simplemente tomó a uno, teniendo cuidado de no ser visto, por suerte para él, su vecina es anciana, lo que le facilitó mucho las cosas.

Así que tomó al gato con la mano que no tenía el pañuelo y lo miró. Era un gato muy pequeñito de color gris con líneas negras. Sonrió y se preparó para lo que iba a hacer; iba a desquitarse un poco con este gato para quitarse un poco de la apatía.