Tiranía de Acero

Capitulo 19: Tu deseo es mi órden (R-18)

Cuando Linde huyó del dormitorio de Berengar, cubrió su sonrojada apariencia con las manos; Estaba tan avergonzada que deseaba poder morir. Berengar estuvo lejos de ser amable la noche anterior; él había tomado una posición severa y dominante, no permitiéndole controlar la situación ni por un solo momento. Hería enormemente su orgullo como dominatriz ser inmovilizada y criada como una perra en celo. El hecho de que le hubiera dado su virginidad a Berengar por descuido era otro punto de discordia en su mente. Aunque en el pasado se había entretenido humillando a los hombres mediante demostraciones físicas de dominio, nunca antes había participado en ninguna actividad sexual. A pesar de todas sus fanfarronerías, hasta ahora ella era completamente inexperta.

Sólo había una forma de olvidar esta humillación: desquitarse con su juguete actual. Decidió ser especialmente brutal con Lambert hoy más tarde. No tenía ningún deseo de informar a nadie, especialmente a su padre, de su desgracia. Si lo hiciera, su reputación como joven dominante quedaría completamente arruinada; después de todo, el hijo de un humilde barón le quitó su castidad; Y ella no podía perder la cara de esa manera. En cambio, optó por encontrar una manera de vengarse de Berengar. De alguna manera encontraría una manera de vengarse. O eso se dijo a sí misma. El estado conflictivo de sus pensamientos subconscientes contaba una historia diferente.

...

Habían pasado varias horas y Berengar afrontó la mañana como cualquier otra; tuvo que fingir como si nada hubiera pasado. La probabilidad de que Linde informara a alguien sobre lo que habían hecho los dos la noche anterior era mínima; por lo tanto, la probabilidad de que su padre se enterara y le exigiera asumir la responsabilidad era prácticamente inexistente. Entendía el tipo de Linde; no le resultaría fácil informar a los demás de cómo se había dejado drogar y le había rogado a un hombre de la posición de Berengario que se apareara con ella. A pesar de la escasa probabilidad, Berengario decidió tomar varias precauciones y adelantar algunos de los planes en los que ya venía pensando desde hacía algún tiempo.

Como tal, después de hacer ejercicio y bañarse, Berengar redactó planos para mosquetes de chispa y cañones de 12 libras. No tenía ni el tiempo ni los recursos para producir mosquetes estriados ni cerrojos de percusión en ese momento. Tales cosas requerían maquinaria avanzada y una reserva química de fulminato de mercurio, algo que estaba lejos de lograr en las primeras etapas de su desarrollo. Ni siquiera tenía un solo alquimista de la corte a quien pudiera enseñar la ciencia de la química. Como tal, no había nadie que pudiera fabricar una sustancia química tan valiosa y no tenía tiempo para perder el día en química elemental.

Una vez que terminaron sus planos, envió los diseños a Ludwig y le informó que creara un lote de 100 mosquetes de chispa y tres cañones de 12 libras lo más rápido posible.

Ludwig estaba preocupado por la expresión ansiosa en el rostro de Berengar y tuvo que preguntar.

"Estos diseños están siglos por delante de todo lo que he visto con respecto a la pólvora... Tengo que preguntar, ¿para qué podríamos necesitarlos?"

Berengar era un caballero, o eso le gustaba pensar. Como tal, nunca le diría a nadie lo que él y Linde habían hecho la noche anterior. Así, se le ocurrió alguna excusa para convencer a Ludwig de que comenzara la producción de armamento.

"Planeo iniciar una milicia; en todo caso, las defensas de Kufstein son bastante laxas, y creo que sería prudente invertir en una fuerza así. Sólo manténgala según sea necesario; no quiero detalles sobre estas armas se están filtrando."

Para Ludwig, ésta era una petición lógica. Sin embargo, el único problema fue el tiempo. Actualmente estaban en medio del desarrollo de tuberías de riego y, como tal, no sería fácil pasar a la producción de armas. Sin embargo, se dio cuenta de que Berengar era inflexible al respecto y, como tal, accedió a la petición del joven Señor.