2 - Yamaguchi

422 30 54
                                    

Mi vida es básicamente una mierda ahora mismo. Aún sigo pensando porqué, el porqué de todo. ¿Acaso he sido tan malo como para merecer esto? Yo sinceramente pienso que el mundo o la vida en sí, tiene cosas en contra de mí. Primero hace que me enamore de mi mejor amigo, y después que coja una rabieta absurda que provoca más lejanía de la que ya estábamos teniendo.

Que fácil sería ahora mismo abrir la boca, mover mis labios y forzar mis cuerdas vocales para decir sonidos creando las dos palabras "me gustas", o "te quiero". Pero es tan malditamente difícil, que pienso que es tan imposible como morir ahora mismo.

Suerte que por fin termina el entrenamiento y puedo irme a casa. Juro que moriría si tuviera que estar más tiempo ahí, con Tsukki a mi lado. Joder, ¿por qué?

—Tú no te vas, tenemos que hablar —trago saliva, es verdad. Suspiro y me agito, normal que lo haga, no quiero, otra vez no. Cada vez que lo tengo de frente, me atraganto, me pongo nervioso y quizás sea más por su presencia que por el hecho de gustar de él. Es extraño, a veces me confundo y no sé realmente que me quiere decir tanto mi cuerpo como mi corazón. Mi mente niega a todo incluso si es dar mucha vuelta.

Vuelvo a suspirar, ¿cuántas van ya? Ni idea, seguro que muchas. El pabellón se va quedando vacío, estoy intentando tardar mucho, pero aún así, al final tendré que hablar con él.

Y llega el momento, nada más salir de ahí, Tsukishima se pone en medio esperando respuestas—No sé qué es lo que quieres que te diga.

—¿Por qué quieres alejarme? —vaya, sí que es directo. Pero bueno, tampoco tengo opción de huir. Puede que omita una de las cosas, pero tendré que sincerarme bastante. No quiero alejarme de él, pero a la vez si digo lo que pienso querrá irse, ¿no? Sí, lo más probable es que acabe repudiándome y echándome de lado. Mi nariz quiere arrugarse y mis lágrimas deslizarse, ¿por qué soy tan penoso en fuerza mental?—Sigo esperando una respuesta.

No, cállate, me harás decirlo, me harás desvelarlo. Cállate, por favor, te lo suplico, déjame, no sigas, no me mires con esos ojos, no pongas tu mano en mi hombro.

—¡Porque te odio! —¿qué digo? ¿Por qué digo eso? ¿Qué estoy haciendo? No puedo taparme la boca, estoy diciendo lo opuesto a lo de que verdad pienso, pero, no puedo evitarlo, no puedo paparlo, mis cuerdas vocales están dando ondas de sonido por sí solas. Joder—¡Te odio, te odio, y te odio! Siempre, toda mi vida, he ido detrás tuya, encerrado en tu sombra, ahora que puedo brillar de muchas maneras, quiero que tu desaparezcas para volver a ser mi oscuridad, ¿contento? ¿Esto es lo que querías oír? ¡Pues ya lo he dicho! ¡Te odio a muerte!

Tsukishima está... ¿Cómo está? ¿Qué es esa cara? No me mires así, no te entristezcas, no quería decir eso, es todo lo contrarío. Deja de mirar el suelo con lágrimas acumuladas. Deja de hacerme que quiera besarte. ¡Para! Encogiéndome de hombros puedo seguir viéndolo ahí, quieto, no puedo explicar con claridad si su expresión es tristeza solamente o un montón de emociones que lo han azotado.

Perdón, no quería decir eso. No pienso así.

—¿Eso es lo que has sentido todo este tiempo? —lleva su mano a su brazo, se le ve que no puede mantener normalidad cuando está a punto de caer en colapso—Lo siento si alguna vez te he hecho sentir así, no quería eso. Perdona entonces. No voy a molestarte más.

Se va. ¿Por qué se va? No te vayas, ahora no. Ahora te has disculpado. ¿Por qué no puedo decirte nada? No salgas no salgas.

—¡Espera! —el chillido más fuerte que he hecho en mi vida. Pero he conseguido que se pare antes de abrir la puerta del pabellón y se vaya—No —mi voz está cayendo junto respiraciones entrecortadas—te vayas.

Tsukki está estático frente a mí. Me voy a acercar, lo voy a hacer.

No, no puedo, solo puedo estar un poco más cerca, aún estamos a una gran distancia. Pero sus ojos, sus ojos no me miran. No me están prestando atención—Tsukki.

—Qué pasa —es bastante seco, tanto que me hace tragar saliva y sorprenderme de ello. Qué fácil es decirlo y que complicado es hacerlo.

—Lo que he dicho antes... no era cierto, de hecho, quería decir todo lo opuesto, quería decir lo opuesto a te odio pero no puedo. Sé, sé perfectamente cómo eres y que decirlo es arruinar esto más de lo que está. Para mí es complicado. Pero, no te odio, nunca lo he hecho porque si me hacías sombra, sabía que era para protegerme.

—¡Siempre te protegeré Yamaguchi! Asique cuando seamos mayores, pídeme que me protejas ahora tú a mí. Será como un compromiso, como una promesa de pareja —éramos tan pequeño.

—¿Recuerdas lo que me dijiste —sorbo mi nariz, sigue sin verme—aquel día? Cuando me protegiste de unos agresores. Yo lo recuerdo perfectamente porque ese día, ese día... —me enamoré de ti. Parecías tan decidido. Parecías tan confiable. Como ahora, aunque no te guste que la gente vea tus debilidades—Me gustaban esos momentos, como los de ahora. No te odio, asique no pienses que irte es la mejor opción, se que te he querido echar, pero es por otro motivo y no es tu culpa.

—Cómo no recordar el día en que indirectamente te pedí salir —¿qué?—. Yo tampoco te odio, también es todo lo opuesto. Pero ahora es mejor que ambos nos alejemos un tiempo. Después de todo —su voz es tan relajada. Un momento, está mirándome, está sonriendo, está llorando de alegría—, al final acabaremos odiándonos de verdad por tanto gustarnos, ¿no?

Suelto un sonido de alivio y alegría. Un chasquido de la lengua. Pero acompañado de una risa. Una risa que provoca mi derrumbamiento. Lo ha entendido. Por fin lo ha pilado, y por fin me ha respondido.

Ambos reímos en esa lejanía.

—¿Me prometes que no será mucho tiempo?

—No lo sé, tengo que mentalizarme un poco. Quiero mejorar mi carácter y personalidad por lo que has dicho. Tienes razón, no puedo ser siempre el mismo enfadón, quejica y molesto que no sabe otra cosa que no sea estar serio y burlarse. Voy a cambiar, necesito tiempo.

—¿Cuánto es eso?

—No lo sé —vuelve a mírame a los ojos—, pero espero que pronto —sonríe, una pequeña curva en los labios y unos ojos cerrándose para relajar su mandíbula. Es la primera vez en dos años que lo ve así. Parece distinto, parece nuevo, parece su ser de verdad, el que él conoció.

—Gracias —agacho la cabeza dejando que mi pequeño flequillo y resto de pelo caiga para cubrir mis ojos. Mis dientes muerden el labio inferior, porque vaya, esto es nuevo, esto es hermoso. ¿Es una confesión? Es como... un sueño, uno hermoso.

¿No será mi imaginación?

—¿Puedo abrazarte como mínimo? —no hacen faltas palabras, la extensión de los brazos de Tsukki me deja claro que es un sí. Me lanzo, corro un poco, llego y dejo mis brazos rodeando su cuerpo, escondiendo mi cabeza en su pecho.

Y noto una de sus manos en mi pelo, rizando mis mechones, y noto su otra mano en mi omoplato, para también corresponder.

Al final, no ha sido tan malo eso de hablar.

Al final, no ha sido tan malo eso de hablar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"P♡PULAR" [ Tsukiyama ] [ ベガ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora