🐺Capítulo 12🐺

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VALERIA

La cosa se estaba yendo por un camino del cual no estaba lista todavía.

Lo empujé un poco y gruñó. Sus ojos negros se encontraron con los míos, llenos de deseo, pero ese deseo fue rápidamente reemplazado por preocupación.

—Está bien, no te lastimé, ¿verdad? —dijo casi gruñendo.

—No, solo que vamos muy rápido —respondí, sosteniéndolo con un tono que intentaba ser firme.

—Perdóname —dijo pasándose una mano por el cabello, su voz sonando más vulnerable.

—No te preocupes —le aseguré.

—Vamos a ducharnos —dijo con determinación.

Mientras decía esas palabras, me agarró de la cintura y se levantó de la cama rápidamente. Yo envolví mis piernas en su cintura, sintiendo la urgencia de su deseo.

Llegamos al baño de la habitación y él me dejó en el suelo. Empezó a quitarse el pantalón.

—¿Qué haces? —pregunté, sintiendo una mezcla de sorpresa y nervios.

—Quitándome la ropa para ducharnos —respondió, sin dejar de moverse.

—Por Dios, no vamos a bañarnos juntos así —dije, tratando de contener mi incredulidad.

—No te preocupes, tendré mi bóxer puesto. Si quieres, puedes quedarte con tu ropa interior, pero la verdad, no sé para qué, si pronto voy a ver tu cuerpo completamente desnudo solo para mí —dijo, sonriendo con confianza.

Lo miré terminar de quitarse todo, quedándose solo con su bóxer. Rápidamente, me di la vuelta, sintiendo cómo la vergüenza me invadía.

—¿Qué pasa? —preguntó, al notar mi reacción.

—Nada —respondí, sintiendo que mentía.

Empecé a quitarme la ropa, quedándome en ropa interior, un acto que me costó más de lo que imaginaba. Entramos a la ducha, y el agua caliente no ayudó mucho a calmar la tensión entre nosotros.

Él envolvió sus brazos a mi alrededor, acercándose mucho más. Comenzó a besar mi hombro, y yo incliné la cabeza para darle un mejor acceso a la mordida que él me había dejado.

Lo escuché reírse, luego besó la mordida tan lentamente, como si cada instante contara.

—Es impresionante lo que haces conmigo —murmuré, sintiendo cómo su beso se detenía un instante, como si sopesara mis palabras.

Se separó lo suficiente para mirarme a los ojos.

—¿Te incomoda estar aquí conmigo? Pero si solo estamos disfrutando de un baño.

—No es eso. —Mi voz salió más débil de lo que esperaba— Es todo tan rápido, tan... intenso.

Desvié la mirada, incapaz de sostener la intensidad de su mirada. Él se rió suavemente, la risa resonando en el pequeño espacio del baño.

—A veces, lo mejor es dejar que las cosas fluyan, Valeria. No todo tiene que ser tan complicado.

Sentí cómo la calidez de sus brazos me envolvía nuevamente, y a pesar de mis dudas, no podía evitar querer acercarme más a él. El agua caía como un suave telón, pero la verdad es que éramos nosotros quienes estábamos navegando en aguas inciertas.

La Obsesión Del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora