capitulo 26

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Tras dejar las calles y toda la atención innecesaria desatada por su acto de bondad hacia un niño desconocido, capaz de superar la intimidación que proporcionaba la belleza de Weiss y Blake, Sasuke escapó de una horda de niñas y mujeres extremadamente conmovidas y hombres resentidos, apenas pudiendo mantener intacta su dignidad.

Me estaba volviendo desconcertante ver lo indecente e irrespetuosa que podía ser esta gente.

Tanto es así, que su Rinnegan, un ojo divino y mortal en más niveles de los que podía comprender actualmente, estaba siendo relegado a un mero medio de escape contra estas chicas fuera de control.

Aparentemente, una sociedad menos militarista, independientemente de la amenaza o quizás precisamente por la amenaza, hacía que la gente fuera más... desinhibida y eso era un problema.

Al menos, Sasuke había admitido que le ayudó un poco acostumbrarse a este nuevo tipo de entorno incómodo y adaptarse, aunque solo fuera con esta habilidad específica de teletransportación.

Ahora, después de haber roto su reciente regla de no llevar a Weiss y a Blake que parecían dispuestos a morir luchando para protegerlo de estas extrañas y sedientas chicas, Sasuke estaba en su destino previsto. El viaje fue tan rápido que Blake ni siquiera tuvo tiempo de registrar su movimiento y tuvo otro ataque hormonal por su tacto, algo que seguramente resultaría en la infelicidad de una Weiss que probablemente se volvería en su contra si ocurría otro de esos besos.

Aparte de todo lo que pasó, Sasuke tuvo que decir que este mundo realmente era diferente al suyo.

La habitación de Weiss parecía más bien una mansión a cien pies del suelo, donde todo estaba tan adornado y elegante, limpio y brillante que incluso él, alguien de un origen relativamente noble, se sentía fuera de lugar.

—Una Suite en el ático de uno de los hoteles más caros del reino—comentó Blake apenas había logrado recuperarse del efecto momentáneo de estar en brazos de Sasuke y puso un pie dentro de la habitación de un Weiss que lucía mareado. Todos entraron por el balcón que Weiss aseguraba haber usado para aventurarse sobre Vale cuando sonó la alarma de emergencia. De esa manera evitaron los problemas que seguramente traería su presencia, especialmente la de Sasuke. Aún así… Blake no pudo evitar ese pensamiento pesimista de que toda esa riqueza y lujo posiblemente fuera proporcionado por el trabajo esclavo—. ¿Por qué no me sorprende?

Weiss imaginó que algo así diría por lo que dudó, más que claramente en responder, aun sintiéndose un poco mal por la repentina sensación de movimiento al ser cargada por Sasuke después de todo el lío que había pasado en la calle por la benevolencia mostrada.

Había juicio en los ojos de Blake y ella podía imaginar de qué se trataba.

"Hn", fue todo lo que Weiss pudo decir, recibiendo dos pares de miradas y agradándole el efecto que tenía ese gruñido habitual de Sasuke. Esa debe ser la razón por la que lo hace tanto.

—Déjame adivinar —Blake no se lo creyó, pues vio a través de la pequeña princesa—. Este edificio es tuyo, ¿no?

Weiss suspiró, sabiendo que esto no iba a ser fácil.

—Sí, Blake —respondió resignada—. Este edificio, así como muchos otros en todo el mundo, pertenecen a mi familia. —Entrecerrando los ojos, casi tanto como la resentida muchacha que tenía delante, Weiss añadió—: Déjame adivinar y decirte que tienes un problema con eso.

Sasuke se quedó allí, en silencio y observando para encontrar la razón de esa tensión que afortunadamente no lo tenía a él como foco.

Blake debe sentirse enojado al pensar que esta riqueza provenga del supuesto trabajo esclavo. Había muchas razones para tenerlas en mente, pero esta parecía ser la principal en este momento. Puedo entenderlo, hasta cierto punto. Después de todo, el bienestar de Konoha en su conjunto se ganó mediante el sacrificio de innumerables personas, muchas de ellas pertenecientes a mi clan.

Destruir para reconstruir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora