01: chispas
Pero te prometo esto: siempre cuidaré de ti
Macarena e Inar se conocieron en primero de bachillerato, cuando Maca acababa de cumplir 18 e Inar, con 17, seguía siendo un poco tímido con las chicas.
Les tomó tiempo darse cuenta de que lo que pasaba entre ellos iba mucho más allá de la simple cordialidad entre compañeros, pero todos en su clase lo sabían: se iban a casar. Y no se equivocaron. Apenas se graduaron de la universidad, Inar le dio un anillo. Aunque tuvieron que esperar un poco, porque entonces solo tenían 23 años y, en realidad, seguían siendo unos niños.
Con mucho esfuerzo, lograron tener una boda preciosa. Verónica, la madre de Macarena, siempre cuenta cómo vio a un camarero llorar al escuchar el emotivo discurso de su marido.
Todo el mundo estaba convencido de que eran el uno para el otro, dos vidas paralelas y demasiado parecidas.
Ella aragonesa, él vasco, pero ambos arrastrados a Coruña por el trabajo de sus padres durante la adolescencia. Los dos deportistas, de los que se levantaban temprano los domingos para hacer rutas. Ambos terriblemente guapos y locos por el cine y las pelis largas.
Tenían muchas diferencias, claro, pero eso era lo peor: eran tan perfectos que no lo eran. Sus peleas y discusiones eran como las de cualquier pareja sana, y siempre las resolvían con tranquilidad y amor.
El amor era su fuerte, su don y la base de todo. Era su mayor coincidencia. Eso, y lo mucho que amaban ser hermanos mayores.
Martin y Juanjo tenían apenas 5 y 8 años respectivamente cuando Maca e Inar empezaron a salir, y fueron quienes llevaron los anillos en su boda a los 15 y 18 años. Ninguno de los dos podría decir exactamente cuándo Maca e Inar se convirtieron en "Maca e Inar", porque no pueden recordar una vida en la que ellos dos no estuvieran juntos.
Martin estaba aprendiendo a formar oraciones con sentido cuando vio a la pelinegra por primera vez, y por alguna razón que nadie recuerda, empezó a llamarla su hermana. Cuando Macarena estaba presente, él no quería compartir sus juguetes con nadie más. Ella estaba encantada y se sentaba durante horas con él en la alfombra del salón, armando bloques.
Juanjo se puso un poco celoso, todo sea dicho, pero poco a poco le empezó a parecer un buen trato compartir a su hermana un rato, a cambio de tener un hermano más. Además, como él era mayor y podía hacer planes de "niño grande", tenía a Maca e Inar solo para él más fácilmente.
Por ejemplo, cuando Inar sacó su carnet de conducir, se ofreció a recoger a Juanjo de sus clases de fútbol todos los martes. Fue Inar quien secó sus lágrimas cuando subió al coche llorando después de besar a un chico por primera vez. Fue un reto estúpido, pero había sentido algo extraño. Inar le escuchó, le explicó que todo estaba bien y lo llevó a tomar un helado cuando se calmó. Guardó su secreto, incluso de Macarena, hasta que Juanjo estuvo listo para contarlo. Desde entonces, Inar fue la primera persona a la que Juanjo llamaba cuando tenía algún drama amoroso.
Los cuatro crecieron juntos y se vieron crecer, o algo así dijo Martin en el discurso de su boda.
Por su parte, Juanjo y Martin nunca tuvieron una mala relación. De hecho, les gustaba la compañía del otro, pero rara vez coincidían. Se veían solo en eventos familiares como cumpleaños, graduaciones, comuniones, bodas y alguna que otra navidad.
Cuando se conocieron, en la fiesta de cumpleaños número 5 de Martin, este aún era un bebé que lloraba si su madre estaba fuera de su campo de visión, mientras que Juanjo, con 8, estaba demasiado feliz recibiendo la atención de todas las tías vascas de los hermanos Urrutia como para preocuparse por otra cosa.
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birds of a feather
RomanceTras perder a sus hermanos en un trágico accidente, Martin y Juanjo se ven obligados a criar juntos a su pequeña sobrina