Capítulo 03

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Para empeorar todo, tiritaba. Mas su cuerpo permanecía febril. La culpa era de Jungkook, de su mirada enardecida y aguda.

-Vístete -le indicó finalmente. Colocándose de pie y tomando su propia camiseta. Taehyung ladeó la cabeza sin comprender el actuar de Jungkook-. ¿No me escuchaste, corderito? Vístete o me arrepentiré de esto.

-Uh. Sí.

Taehyung tomó su ropa del suelo y con una rapidez apremiante, comenzó a vestirse. Sin levantar el rostro, observaba a su dueño a través de sus largas pestañas. Jungkook fue el primero en estar listo, naturalmente.

El escultural convicto se apoyó en una pared y con brazos cruzados, esperó a que Taehyung estuviese completamente envuelto en sus viejos harapos.

-Vamos -indicó cuando Taehyung terminó de amarrarse los cordones de sus zapatos.

El ojiazul asintió en silencio. No iba a preguntar por el cambio de opinión de Jungkook. ¿Había sido porque él se lo pidió? Bueno, quizá estaba siendo engreído, pero vamos. No dañaba a nadie que pensara así. Solo sabía que era la segunda vez que el hombre estaba a punto de follárselo y no lo hacía.

Bendito fuera su lindo culo que aún estaba a salvo.

Jungkook aferró su mano al pomo de la puerta, Taehyung pisándole los talones. El ojiazul pensó que saldrían del camerino, más sus pensamientos fueron arrasados cuando Jungkook, en un movimiento súbito y violento, lo empotró contra la pared más cercana.

-Beso -gruñó el ojinegro.

Con manos ágiles sometió a Taehyung, haciéndolo levantar sus brazos y apresándole las muñecas por encima de su cabeza con una mano. Taehyung gimió, agudo y temeroso, sin embargo, aún no reaccionaba ante tal súbito cambio, cuando los labios de Jungkook se estrellaron contra los propios.

Sus sentidos se estimularon, su torrente sanguíneo se hizo sentir por todo el cuerpo, haciendo palpitar violentamente los puntos donde su pulso se encontraba. El aire estaba retenido en sus pulmones y sus piernas cedieron.

Jungkook lo sostenía de la cintura con una mano, con una de sus piernas encajada en la entrepierna de Taehyung. Respiraba jadeante y denso, expeliendo su caliente vaho sobre los labios del contrario. La testosterona destilaba de su cuerpo en un arranque pasional. Taehyung podía palpar el deseo de Jungkook en ese beso.

Los labios de su dueño eran calientes y llenos, sabían a tierra y sal; obscenos. Entreabrió los propios cuando la lengua de Jungkook lo demandó, queriendo abrirse paso en Taehyung. Jadeó de angustia al sentir a Jungkook presionándose contra él de manera animal. Creía que el ojinegro lo rompería en cualquier momento.

Sus bocas estaban fusionadas y la lengua de Jungkook recorría su pequeña cavidad bucal. Era lascivo y hambriento, un beso escabroso e inmoral donde sus salivas, espesas, se mezclaban en una sola. Donde sus respiraciones salían entrecortadas.

Taehyung jamás había sido besado de esa forma, tan lasciva y picante.

Jungkook se follaba su boca con aquel beso, no le daba la oportunidad de pelear, de siquiera intentar mover su lengua por voluntad propia. Lo guiaba con malicia; succionando, mordiendo y tironeando.

En un punto, Jungkook soltó sus muñecas y Taehyung, sometido y manso las llevó hasta el cuello de Jungkook, rodeándolo como un borracho que debía sostenerse para no caer. Bien decía, estaba embriagado de Jungkook.

Jungkook gruñó, ronco y fastidiado ante la acción de Taehyung, y aun cuando el ojiazul debería haberse retractado, quitar sus brazos del cuello del convicto, no lo hizo. Se restregó aún más en el ojinegro, gimiendo dulce y sumiso. Jungkook llevó sus manos hasta los glúteos de Taehyung, levantándolo del suelo y haciendo que este enroscara sus piernas a su cadera.

Prisionero | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora