Roto

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Cuando se despertó, la cabeza le seguía doliendo. La mayoría ya se había ido, quizás por que eran la una de la tarde. De un martes de clases.

Dani se había olvidado por completo que había clases ese día. Despertó a todos de un grito, se cambiaron y se fueron a la escuela corriendo (aunque estuviera un poco demasiado lejos).

Cuando llegó a la escuela, ya habían pasado 10 minutos desde el horario de entrada, así que se armó tremendo berrinche de parte de la profe de Ciencias Naturales. En un momento antes del recreo, entró la preceptora al aula con un papel amarillo entre sus manos, sacó cinta, y pegó el papel en la pared. Sin decir una palabra, se retiró. Unos segundos después, el timbre sono, Dani se levantó de su silla, y fue a ver el papel, era un amarillo anaranjado, con un sol demasiado amarillo en el centro, y unas líneas representando viento, y abajo de todo eso, "el Solsticio Pódcast" , y más abajo, un número. Dani lo anotó en su cuaderno y salió del aula.

Pero cuando estaba saliendo al patio, se chocó con Noé, que venía de afuera.

- Noé...

- Dani, quería hablarte.

- ¿En serio?

- Sí...

- ¿Que paso?

- Me voy de la ciudad, me voy a vivir a Buenos Aires.

- Que...

- Te lo quería decir con antes, pero no podía.

Dani estaba mirando el piso, aunque Noé no le viera la cara, sentía su tristeza.

- Perdón... -susurró Dani.

- ¿Por qué?

- Por lo del otro día.

- Ah, eso.

- ...

- La verdad...

- ... -Dani levantó los ojos y miró a Noé.

Noé se acercó a la oreja de Dani.

- Yo también...

Dani se sorprendió cuando Noé dijo eso. Lo miró. Él también lo miró. Y esa vez, Noé dio el paso. Tomó la mano de Dani, y se lo llevó al baño.

Miércoles, lo despertó la alarma de su teléfono, con un mensaje de fondo, Noé. Habían chateado toda la noche, decidieron que había que aprovechar el tiempo antes de que Noé se fuera de la ciudad. Así que Dani apago la alarma y siguió durmiendo, sin tener en cuenta que era día de clases. Pero luego de unos 20 minutos, se dio cuenta, y se cambió rápido.

                                                                                          ...

Ya en la escuela, llamó a Noé, no le respondió, quizás por que luego lo vio sentado en una de las mesas de la biblioteca, como estaba de espaldas, entra sigilosamente y le toca el hombro, se miran, se dan un beso, y Dani lo agarra del codo y se lo lleva al baño.

Entran a una cabina, y se empiezan a besar.

- Si seguimos haciendo esto -Dani con una sonrisa- nos van a descubrir.

- Nunca.

- Tonto.

- Prefiero eso.

Se siguieron besando, pero la alarma de su teléfono empezó a sonar, Dani paró, la apagó, y siguió besandose con Noé. Pero la alarma siguió sonando unos segundos después, Dani repitió lo mismo, siguió, pero la alarma de vuelta. Ahora paró de besar a Noé enojado. Salió de la cabina intentando apagarla, pero no funcionaba.

- ¡ESTUVO TODO EL DÍA JODIENDOME ESTO!

Dani apretaba con enojo la pantalla sin solución alguna, hasta que explotó y estampo el celular contra el piso, destrozandolo. La alarma ya no sonaba. Pero Dani se dio cuenta de lo que hizo.

- No...mi celu.

Decía Dani mientras tomaba los restos, empezó a llorar, se levantó y abrazó a Noé que estaba perplejo por lo que había sucedido.

- Tranquilo.

Dani dejó de abrazar a Noé sacó una bolsita de su riñonera, y puso los restos del celular adentro. La cerró con cinta y la puso en su mochila que estaba en la puerta del baño. Para ese punto ya había dejado de llorar. Puso la mochila en su espalda y se fue al aula, ignorando a Noé.

                                                                                       ...

El día que Noé zarpaba a su nueva casa había llegado, ya habían pasado dos semanas desde la tragedia del celular, y a los 5 días, los papás de Dani habían usado la plata que él les había dado para comprar otro, así que ya tenía un celular nuevo en su mano, mirando a Noé poner cosas en el auto.

- ¿Seguro que no necesitas ayuda?

- Ya te dije que no, los invitados de honor no hacen nada más que disfrutar.

- ¿Y qué estaría disfrutando ahora?

- Averígualo.

Dani empezó a morirse de la risa. La madre de Noé sale de la casa y le dice que se apure.

- Vamos a seguir en contacto ¿no? -Dani con ojos sollozos.

- Por supuesto.

- Te voy a extrañar.

- Yo igual.

Se volvieron a besar, pero fue un beso corto y con cariño, se sentía como el último beso. La mamá de Noé volvió a salir y le dijo que se subiera al auto.

Noé miró a Dani, y Dani miró a Noé, se dieron un abrazo, hasta que Noé separo su brazo del cuerpo de Dani.

- Chau.

Se fue, se subió al auto, tardaron unos segundos en arrancar e irse por la calle, largandose, a la gran Buenos Aires, quizás para siempre. O quizás. Solo algo que terminaba ahí. Que nunca iba a avanzar desde ese punto. Sin ninguna esperanza. Sin nada en sus corazones. Vacíos. Por siempre.

Sin ninguna gota de esperanza. El corazón de Dani, se rompió. Sin cura. Sin antídoto. Sin una cinta especial para cubrir la herida. Sin hilos para coser. Algo sin arreglo alguno.

Dani sacó un par de lágrimas por sus ojos, guardó su teléfono. Y se marchó, de lo que era la casa de Noé. Sabía que nunca iba a volver. Por eso se fue lentamente. Dani se había roto, y era irreparable.

Algo Llamado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora