Hoseok ordenaba las facturas y pagos en su oficina, escuchando desde ahí la música puesta en el bar. Se dio a la tarea de tomarse el tiempo para revisar bien todo el dinero que entraba y salía de su cuenta bancaria, con ayuda de su calculadora sumaba y restaba lo necesario para que ni un solo centavo quedara fuera del conteo.
No estaba muy seguro de cuanto llevaba acumulado, pero si todo iba como hasta esa noche, cabría la posibilidad de lograr comprar el local justo un par de días antes de que Roman se fuera del país.
Mientras sus dedos golpeaban la madera de su escritorio al ritmo de "Locked out of Heaven", escuchó un estruendo al otro lado del reducido pasillo. Levantó la cara de sus balances, echando su silla con ruedas hacia atrás por el susto. No creía en los fantasmas, pero tampoco iba a decir que no le daban miedo.
El ruido había sido alto, como si algo se derribara y se estrellara en el piso; pensó que quizá fue un cliente que se había caído o alguno de los chicos mientras entregaban bebidas. A la fuerza, tuvo que pararse e ir a investigar de dónde procedió aquel crujido.
Salió de su pequeño espacio, directamente al área pública dónde vio a Jimin y Yoongi realizando sus acrobacias con las botellas; escaneó con sus ojos celestes el perímetro sin encontrar anormalidades, la mayoría brincaba cantando a todo pulmón la canción de Bruno Mars.
Bufó pensando que de verdad existían entes malignos en su negocio, quizá después tendría que realizar una limpia o algo así para ahuyentar cualquier mal.
—¡Espera, levántalo de ahí!
Alcanzó a diferenciar la voz de Taehyung proviniendo del baño y seguido de eso, otro impacto que acabó haciéndolo saltar al oír algo quebrarse.
—¡Idiota, ni lo aguantas!
Ese había sido Jungkook.
Caminó hacia el sanitario cerrado, escuchando murmullos y maldiciones escaparse de adentro; proclamando su facultad como jefe del club, sacó el manojo de llaves que correspondía al recinto. Buscó la que necesitaba y la introdujo en la cerradura, sin darle tiempo a los dos muchachos de pensar en una excusa.
—¿Qué demo..?
Las palabras se le atoraron cuando visualizó el lavamanos partido, a Taehyung cargando un enorme pedazo de la cuenca de porcelana y a Jungkook recolectando los trozos de material que permanecían regados por la loseta... la cual también se había cuarteado y levantado.
—¡Hoseok! —El menor se espantó, levantando las manos hacia arriba y se olvidó por completo de lo que tenía entre ellas.
—¡Taehyung! —parloteó el castaño, tallando su cara con desespero cuando lo único que se había salvado del lavabo, terminó desintegrándose al chocar con el suelo—. ¡Eres un estúpido!
—¡Ay! —Él mismo se jaló de los rizos al ver lo que ocasionó—. ¡Perdón!
—A mi oficina —Hoseok les ordenó, no pudiendo asimilar el desastre en el baño que usaban diariamente—, ahora.
El dúo de muchachos compartió una mirada compasiva, se los estaba llevando el mismo diablo, de la mano y dándoles un tour por su nuevo hogar.
El azulejo también estaba dañado, la tubería expuesta que Jungkook inteligentemente cerró de las llaves de paso para evitar que el agua brotara en caso de fuga, su ropa mal puesta por el miedo de ser descubiertos y el cierre en el pantalón de Taehyung abajo. Cabizbajos y con los minutos contados, siguieron el camino que su jefe tomó.
—Te empujé, te estrellaste y el lavabo se rompió —susurró Jungkook antes de entrar al cubículo.
—¿Qué? —El ojiverde no captó al instante.
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Club Bengala | KookTae
FanfictionTaehyung disfrutaba su empleo, de verdad lo hacía, intentaba dar lo mejor de sí para mejorar día con día, sus compañeros lo trataban bien y lo instruían en lo que necesitaba. Menos Jungkook. Ese maldito chico de ojos color índigo y pómulos marcados...