◇ ; primera parte

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— JiMin, hablo en serio. — le reprochó la joven castaña con los brazos cruzados y la mirada inquebrantablemente seria. — No quiero verte cerca de él. ¿Acaso no te das cuenta de la forma en cómo te mira?

— Pero, bebé, estás exagerando. Gigi es muy respetuoso y amigable, además es el mejor amigo de mi hermano y lo conozco desde hace años. Él nunca haría nada de eso.

— ¿Qué acaso no oyes lo que dicen de tu Gigi? — exclamó con celos y fastidio. — Es un cualquiera, una puta, todos dicen lo mismo. Te estás dejando llevar por las apariencias y yo no pienso compartir momentos con él sabiendo que me quiere quitar a mi novio.

JiMin soltó una risita nasal, a decir verdad, no le importaba nada de lo que estaba escuchando cuando Hyde se veía tierna arrugando la nariz.

— ¡No estoy bromeando!

— ¿Pero qué quieres que diga? — rodó los ojos con hastío — Además, no le digas así, YoonGi nunca ha coqueteado conmigo y eres tú la que se está dejando llevar por estúpidos rumores. Al contrario, he visto que muchos tipos de esta y las demás facultades se le acercan a él para sugerirle cosas desagradables.

— ¿Y te molesta eso, verdad? Estás celoso.

— ¿Qué? Yo no dije eso, siempre tienes que malinterpretar todo. — le reclamó, su voz siendo cada vez más seca y neutra. — Estoy cansado de que siempre discutamos por esto y más aún cuando no hay motivos suficientes. Es el mejor amigo de mi hermano y punto, no voy a alejarme de él solo porque a ti te da la gana. Se supone que debes de confiar en mí.

— Confío en ti, pero no en YoonGi. Eres lo suficientemente despistado como para no entender sus insinuaciones.

JiMin soltó un sonoro resoplido, tiró un mechón de su cabello hacia atrás y observó la hora en su reloj digital.

— Lo siento, Hyde, se me hace tarde y tengo entrenamiento hoy.

— Espera, JiMinie. — lo tomó de la muñeca antes de que se alejara por completo y le dio un corto beso en los labios. — Lo siento. ¿Si? Lo único que quiero es cuidar nuestra relación de terceras personas.

El rubio suspiró, acostumbrado a las mismas palabras que su novia decía después de una discusión.

— Hablaremos luego, ve con cuidado a tu casa. Me mandas mensaje apenas llegues. ¿De acuerdo? — posó su mano en la nuca de la más baja y le dio un casto beso en la frente. —Hasta luego.

JiMin tomó su mochila junto a una bolsa de tela en donde llevaba todo lon necesario para el entrenamiento de básquet. Al menos eso lo relajaría por unas buenas horas, haciéndole olvidar lo complicado que era tener una relación.

¿Cómo era posible que hablaran así del tierno pelinegro?

El rubio era muy consciente del delicado cuerpo que YoonGi poseía, ya que así era como lograba llamar la atención de todos de manera instantánea. Incluso la suya, especialmente cuando tuvo un pequeño enamoramiento hace dos años por él. Claro estaba que era abiertamente bisexual y no tenía problema alguno con ello. Lo que actualmente carcomía su cabeza eran las constantes discusiones que Hyde ocasionaba por los estúpidos comentarios de personas ajenas.

El mejor amigo de su hermano no era así. Lo conocía lo suficiente como para poder defenderlo de la sarta de imbéciles que se le insinuaban de manera desagradable. Su tierno YoonGi siempre acudía a él para que los demás dejaran de fastidiarlo y eso claramente era algo que su novia no entendía.

JiMin solo quería protegerlo.

Dio unos cuantos pasos más, entró al gran gimnasio y sonrió al ver que estaba completamente vacío. Le había mentido a Hyde para escapar de la tediosa conversación. Aún era muy temprano para el entrenamiento de básquet.

Revolvió su cabellera, tiró su mochila en una de las gradas y luego sacó de ella una de sus bandanas. Se la colocó rápidamente y como ya estaba con ropa deportiva, empezó a hacer un par de calentamientos previos.

Sacó del gran contenedor uno de los balones e inició un par de trucos y movimientos. Encestando cada vez que la lanzaba y sonriendo orgulloso de su tan buena precisión y puntería.

Estuvo así unos largos minutos, concentrado en nada más que el balón entre sus manos. Ya una ligera capa de sudor cubría su frente y al sentir una pequeña molestia por la humedad
de esta en su espalda, se quitó la casaca y la camiseta.

— JiMinie. — una tersa voz resonó en la soledad del gran lugar.

El rubio dio media vuelta, totalmente sorprendido al ver a YoonGi a unos metros de distancia.

El pelinegro maldijo internamente mientras mordía su jugoso labio inferior. Quería soltar un sonoro jadeo y quizás hasta un profundo gemido. No podía creer que había sido bendecido con ver el rico y marcado torso del mayor, su piel canela relucía gracias a unas gotas de sudor y los brazos tonificados lo tentaban en demasía.

— Hola, Gigi. ¿Qué haces por aquí? — y por supuesto que el rubio no tenía pena alguna, después de todo, ambos eran hombres. — ¿Jungkook te mandó algo?

El aludido suspiró, intentando no distraerse ahora con las venas que resaltaban en los antebrazos y en las ásperas manos de JiMin. Dios, todo en él era perfecto.

— ¿Uh? No, no. — le sonrió con cierta dulzura. — Tuve clases de recuperación en Química y apenas he salido. — hizo un fingido e inocente puchero. — Kookie no se quedó porque no las necesita y estuve solito.

— Oh, qué pena, Yoonie. — el rubio frunció los labios, sintiendo el malestar en su menor.

— Si quieres — titubeó un poco. —, puedo ayudarte a entenderlas con un par de clases. No soy el más brillante del grado, pero tengo un muy buen promedio en ese curso.

— ¡¿En serio, hyung?! — actuó con sorpresa y abrupta felicidad.

— Por supuesto que sí, no quiero que descuides tus promedios.

“Ya estás justo como quería.” —celebró el más bajo.

— ¡Es el mejor, JiMin hyung! — exclamó sonando adorable, corriendo hasta abrazarlo. Sus brazos rodearon aquel torso desnudo y apegó su mejilla a los pectorales. — Estaré muy, pero muy agradecido con usted.

Y sí que lo estaría. Porque YoonGi no tuvo clases extras, ni malas calificaciones.

Su ingenioso e inocente plan estaba marchando justo como esperaba.

No perdería la oportunidad.

candy - jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora