I AM CARRION

CAPITULO 2. NUNCA FUISTE LIBRE

Algo se estaría arrastrando de forma patética, mientras la lluvia azota su pequeño y grotesco cuerpo, la tormenta era feroz y no tendría piedad ante una abominación como esta, la criatura encontraría un sitio deshabitado y logro colarse en esta, dentro era cómodo para este ser, era una gran biblioteca, la cual no le quedaría mucho tiempo de vida, después de todo, en un mes vendrían a buscar todos los libros y luego desmantelar la inestable y vieja estructura...

THE CARRION —hermano... Edward... ¿Dónde estás?... ¿Dónde está Edward? —divagaría aquel ser, mientras se arrastra a una esquiva oscura, tratando de mantenerse cálida, así misma, su cuerpo sumergido en la penumbra.

Sus extraños movimientos para tratar de quitarse el abrumador frío causaron que, por tanto, movimiento, una de las estanterías se movieran levemente, causando la caída de un libro sobre este ser.

Agarraría el libro con sumo cuidado con sus tentáculos. La criatura con dificultad logró entender el título "la princesa en la torre con el caballero y el dragón", aunque sentía frío, quería leer esto por curiosidad. Su hermano dijo que los libros traen historias fascinantes y alegría al que lo lea.

Y ella le creía, después de todo, le narró más de una vez un hermoso cuento para hacerla sentir feliz, así podía dormir y no oír los gritos y peleas que provocan las discusiones de sus padres...

Los minutos pasaron, está con dificultad, lograba entender lo que decía, pero logró leerlo hasta el final. Fascinándose por aquel final feliz, esta se imaginó a su querido hermano como el caballero de armadura brillante con su espada y escudo junto a su fiel corcel.

Viniendo a liberarla del tormento, de lo que era ella en estos momentos, imaginando al monstruo aquel que observa cuando ve un cristal o un charco de agua como el gran dragón, y volviendo a la normalidad.

Siendo salvada de su tormento por su hermano, y tener ambos un feliz final... Simples divagaciones de una pobre e ilusionada niña que no quiere afrontar la dura realidad.

Que tenía una falsa esperanza de que algún día dejaría de ser esta horrible cosa, o que todo era un sueño, que despertaría y a su lado estaría su hermano, recibiéndola con un fuerte y amoroso abrazo, mientras sus padres decían lo orgullosos que estaban de ella... meras fantasías infantiles...

El pensar en eso llenaría su ser de una vigorosa felicidad, tratando de ignorar su tembloroso cuerpo, el cual suplicaba constantemente por el abrumador dolor que recorre este, pero sus delirios por aquellos pensamientos felices causaban su ignorancia hacia este tormentoso dolor...

Esta se acomodó en aquel rincón, quizás mañana buscaría una manta o algo que pueda darle cobijo ante el frío. Esta abrazaba aquel libro con sus viscosos y repugnantes tentáculos con el mayor cuidado posible. Tratando de no ensuciar este, cayendo en un profundo sueño, esperando tener un hermoso sueño con su hermano...

Los días pasarían tranquilamente para Carrión, este logró conseguir algunas cosas para darse comodidad. Sus sensibles sensores de dolor le hacían difícil avanzar sin llegar a dar quejidos por este, teniendo que devorar a gente u animales para dejar de sentirlo...

Se sentía fatal al hacerlo, se arrepentía profundamente al tener que acabar con la vida de aquellos seres cuáles no le hicieron nada, pero no tenía opción, no quería acabar entrando en un frenesí de locura por el dolor y devorar todo a su paso.

Esta se considera un horrendo monstruo, el cual nunca debió de nacer o existir... "¿Dónde está Edward?", solían ser las constantes divagaciones más normales de la criatura. Nunca olvidaría a su querido hermano mayor, lo amaba tanto, un íntimo amor muy obsesivo y profundo, tan inocente e infantil, nunca dejaría de buscarlo...