P r ó l o g o.

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Las noches en la ciudad tenían su propio pulso, un ritmo que sólo algunos lograban comprender. Bajo el cielo cubierto de luces y humo, el Burdel brillaba como un santuario prohibido, un lugar donde las normas del mundo exterior dejaban de tener sentido. Allí, el lujo y la decadencia se mezclaban en una coreografía perfecta, pero solo unos pocos conocían el verdadero latido que mantenía vivo ese lugar: "Raine".

Sobre el escenario, Scaramouche, conocido como Raine, bailaba con una gracia que bordeaba lo imposible. Un antifaz ocultaba su rostro, dejando visible solo la sensual curva de sus labios. No había una sola mirada en la sala que no estuviera fija en él, pero eso poco le importaba. A lo largo de su vida había aprendido que la atención de los demás era efímera, y aunque su cuerpo respondiera al deseo del público, su mente siempre estaba en otro lugar. Bailaba para liberarse, no para ellos.

En la penumbra, Kazuha observaba cada movimiento, sin participar en las risas ni en los murmullos a su alrededor. Los demás lo veían como un hombre más, uno de los tantos que iban a buscar algo de diversión y distracción. Pero él sabía que su propósito era otro. Años de éxito y poder lo habían rodeado de lujos, pero había algo en Raine que escapaba a su control, y eso lo irritaba y fascinaba al mismo tiempo. Quizás era la libertad en la forma en que movía su cuerpo, o la indiferencia en su mirada cuando bajaba del escenario, sin detenerse a recoger los elogios.

Ninguno de los dos lo admitía, pero había algo invisible conectándolos. Para Raine, Kazuha era un cliente más, uno que se escondía en las sombras, mientras él intentaba sobrevivir al espectáculo nocturno que era su vida. Pero para Kazuha, esa atracción era como un reto que no podía dejar de lado, un impulso que lo arrastraba noche tras noche a las puertas del burdel, buscando respuestas a preguntas que ni siquiera sabía que tenía.

En el burdel, donde la realidad y el deseo se entrelazan, el destino de Kazuha y aquel bailarín se sellaría bajo el resplandor de las luces y el eco de una música que nunca dejaría de sonar.

Burdel | Kazuscara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora