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La luz dorada del atardecer se filtraba por los grandes ventanales, arrojando suaves destellos sobre el escritorio de Kazuha, donde los documentos se amontonaban en orden casi impecable. Sus ojos recorrieron una y otra vez los números y firmas, sumido en su deber como heredero del negocio familiar. A pesar de su juventud, ya había asumido por completo la responsabilidad que venía con el apellido que cargaba. Sin embargo, la rutina comenzaba a volverse pesada.

Tomo, su amigo de toda la vida y su más confiable mano derecha, estaba sentado en uno de los escritorios cercanos, jugueteando con un trofeo dorado que había encontrado en la sala. El silencio entre ellos era cómodo, pero después de un rato, Tomo decidió romperlo con su habitual tono despreocupado.

─ ¿No te aburres de estar aquí todo el maldito día? ─ preguntó con una sonrisa burlona, mientras giraba el trofeo en sus manos. ─ Necesitas salir de vez en cuando, respirar aire fresco. Y, esta noche tengo algo perfecto en mente.

Kazuha, sin dejar de leer los papeles que tenía en las manos, dejó escapar una ligera sonrisa.

─ ¿Y qué tienes planeado esta vez?

Tomo apoyó el trofeo sobre la mesa con un golpe suave y se inclinó hacia adelante, mostrando esa mirada cómplice que siempre llevaba cuando tenía una idea extravagante.

─ Un burdel. Ya sabes, buen ambiente, mujeres hermosas... y lo mejor de todo, hoy baila Raine.

Kazuha alzó una ceja, intrigado pero sin mucho entusiasmo.

─ ¿Raine?  ─ preguntó, claramente sin saber de quién hablaba.

─ Sí, Raine ─ Tomo se rió con una chispa de emoción en los ojos ─ . Es un bailarín increíble, uno de los mejores. Dicen que su forma de moverse en el escenario no tiene comparación. Cada vez que baila, todos se quedan embobados. Es casi imposible apartar la vista.

Kazuha frunció el ceño, bajando lentamente los papeles que tenía en las manos.

─ ¿Raine es un chico? ─ preguntó, con un tono más serio.

Tomo no pudo evitar reírse por lo bajo.

─ Sí, claro que lo es. ¿Qué esperabas? Pero no te preocupes, también hay mujeres en el lugar. Puedes disfrutar de lo que quieras. Solo que Raine es... bueno, algo que tienes que ver por ti mismo.

Kazuha soltó un leve suspiro, cruzándose de brazos mientras pensaba. La idea de pasar una noche fuera de la rutina era tentadora, pero el hecho de que todo girara en torno a un bailarín hombre no terminaba de convencerlo.

─ Ya te he dicho que no soy gay ─ murmuró con cierto hastío.

Tomo, aún con una sonrisa en los labios, se levantó de su silla y se acercó a Kazuha, dándole una palmada en el hombro.

─ No tienes que serlo. Puedes ir, relajarte, mirar a las mujeres... y, si tienes suerte, quizás termines disfrutando más de lo que piensas.

Kazuha lo miró por unos segundos, sopesando sus palabras. El peso del trabajo, la rutina y la constante presión le hacían considerar cualquier oportunidad de escape, incluso si se trataba de algo tan inesperado como aquello.

─ Está bien ─ dijo finalmente, soltando un suspiro pesado ─ . Vamos..

Tomo sonrió triunfante, claramente complacido de haber convencido a su amigo.

─ Te prometo que no te arrepentirás.

Kazuha se levantó de su silla, recogiendo lentamente los documentos que aún estaban dispersos sobre su escritorio. Aunque no estaba del todo convencido de la idea de ir al burdel, había algo en la energía despreocupada de su mejor amigo que siempre lo arrastraba a situaciones inesperadas. Y, en el fondo, sabía que un respiro de la rutina no le vendría mal.

Burdel | Kazuscara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora