Capítulo 1.-

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Ha sido un viaje largo y estoy bastante cansada, pero estoy deseando volver a mi ciudad, Tánger, ver a mi familia de nuevo. Veo a la gente levantarse para cargar con sus maletas y bajar del avión, suspiro y hago lo mismo, con un nudo en el estómago y hecha un manojo de nervios.

Camino aún nerviosa, hasta la salida del aeropuerto e intento diferenciar alguna cara conocida entre la multitud, veo a mi prima junto con mi madre y no puedo evitar sentirme emocionada al ver a mi prima Fátima después de tantos años. Voy medio corriendo, esquivando a la gente y abrazo fuerte a Fátima entre lágrima emocionadas.

—Te he echado tanto de menos Fátima...

Fátima se queda impresionada, mi abrazo la ha pillado por sorpresa, ni si quiera la he dado tiempo para verme entre la multitud. Noto como sus brazos me abrazan con fuerza mientras ella también estalla en lágrimas emocionadas.

—Yo también Amira, tenemos tantas cosas que contarnos.

Me separo apartándome las lágrimas sonriendo y abrazo a mi madre, a lo que ella me responde con un achuchón y una gran sonrisa. Mi madre me comenta que mi hermano Halim nos está esperando en el coche.

Cuando nos montamos en el coche, mi hermano me mira a través del retrovisor y sonríe.

—Hola hermanita. —Finge una sonrisa inocente, como cada vez que va a tomarme el pelo.

—Hola Halim... —Le doy la oportunidad de hacerlo, lleva una semana sin verme, lo está deseando—. ¿Como has estado sin mi?

—De lujo la verdad, —responde mientras empieza a conducir—, se me había olvidado que tenía una hermana, con lo bien que estoy aquí sin ti y tienes que venir a tocarme los huevos.

Me río cuando mi madre no duda en darle una colleja y llamarle la atención. Sé que lo dice de broma, no podemos vivir el uno sin el otro por mucho que discutamos.

Durante el resto del trayecto disfruto del paisaje, extrañaba bastante esto, mi cultura paterna, con su gran tráfico loco, sus palmeras, su clima cálido, su icónica arquitectura y colores cálidos, y simplemente su gente... aún así, menos mal que mi familia es de un pueblo que está a diez minutos de la capital, por muy bonita que sea, es demasiado ajetreada y estresante, al menos allí podemos salir con algo más de tranquilidad y sobre todo seguridad.

Cuando llegamos, Halim aparca en la puerta.

—Vuestra parada señoritas, no las cobro el viaje de milagro por lazos familiares.

Mi madre le lanza una mirada asesina.

—También es la tuya. —Anuncia con un tono amenazante.

—Mamá... —Responde con desánimo—. He quedado con Khaled...

Mientras mi madre sigue regañando a mi hermano, yo me bajo del coche junto a Fátima y descargo mis maletas. Como era de esperar, Halim sale del coche resoplando y se acerca a mi.

—Quita, ya las meto yo.

—Vaya... que caballeroso está mi hermano hoy. —Sonrío divertida cuando me lanza una mirada asesina.

—Tampoco te acostumbres, que es para escapar de mamá.

Dicho eso, me quita las maletas de las manos con fuerza y una pizca de enfado y entra en la casa familiar. Mi madre me dice que espere fuera con Fátima, sé de sobra que han preparado algo para mi bienvenida, les conozco demasiado, pero aún así me gusta hacerme la tonta para no quitarles la ilusión, además me viene bien, necesito hablar de algo con mi prima.

La miro fingiendo seriedad.

—¿Cuando pensabas decirme que te vas a casar?

Mi prima pega un sobresalto, obviamente pillándola por sorpresa. Cuando asimila mi pregunta sonríe tímida y emocionada.

Ruina {Khaled}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora