4. Voces en la tormenta

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La siguiente semana llegó con un aire de expectación en el campus. Chiara, aún envuelta en la confusión de sus sentimientos hacia Violeta, se preparaba para la nueva clase de canto con una mezcla de emoción y nerviosismo. Cada sesión con Violeta no solo la desafiaba vocalmente, sino que también la hacía cuestionarse a sí misma y su relación con la música.

Ese día, el aula estaba decorada con luces suaves que Violeta había colgado como parte de una atmósfera especial para la clase. Al entrar, Chiara notó que la sala tenía un aire íntimo y acogedor, diferente a la configuración habitual. Violeta estaba en el piano, y su presencia parecía llenar la habitación con una energía vibrante y serena al mismo tiempo.

Cuando todos los estudiantes se acomodaron, Violeta se dirigió al grupo con una sonrisa enigmática.

—Hoy, vamos a explorar una faceta diferente de la interpretación musical —anunció—. Vamos a trabajar en la improvisación emocional, pero con un giro. Quiero que cada uno elija una canción que represente un momento significativo en su vida, algo que les haya dejado una impresión profunda. Luego, vamos a improvisar sobre esa canción, pero no solo en términos musicales, sino también emocionales.

Chiara miró a su alrededor, notando las reacciones variadas entre sus compañeros. Algunos parecían entusiasmados, mientras que otros se veían un poco nerviosos. Ella misma sintió un nudo en el estómago al pensar en la canción que podría elegir.

Violeta continuó, con una mirada que parecía fijarse especialmente en Chiara.

—Chiara, me gustaría que comenzarás. ¿Tienes una canción en mente que te gustaría explorar?

Chiara sintió cómo el corazón le latía con más intensidad. Sabía que esta era una oportunidad para abrirse de una manera más profunda, pero también sabía que exponerse así podía ser complicado.

—Sí, tengo una canción en mente —dijo, tratando de mantener la calma—. "The Sound of Silence" de Simon & Garfunkel. Es una canción que ha resonado conmigo desde hace mucho tiempo.

Violeta asintió, mostrando una expresión de aprobación.

—Perfecto. Vamos a trabajar con eso. Elige una parte de la canción y usa la improvisación para explorar lo que esa canción representa para ti. Permítete sentir y comunicar esas emociones a través de la música.

Chiara se dirigió al piano, donde Violeta la acompañó. Mientras Violeta comenzaba a tocar las primeras notas de la canción, Chiara cerró los ojos y permitió que la música la envolviera. La melodía comenzó a fluir a través de ella, y empezó a cantar, dejando que sus emociones se desbordaran.

Al principio, su interpretación fue suave y melancólica, reflejando el sentimiento de soledad que la canción evocaba. Pero a medida que avanzaba, la música se tornó más intensa, cargada de una vulnerabilidad cruda. Chiara sentía que cada palabra y cada nota estaban conectadas a una parte profunda de su ser, una parte que había estado escondida por mucho tiempo.

Mientras improvisaba, sintió la presencia de Violeta a su lado, casi como si la profesora estuviera compartiendo sus emociones en ese momento. La conexión entre ellas parecía ser casi tangible, como si la música hubiera creado un puente invisible entre sus almas.

Cuando terminó la improvisación, Chiara estaba exhausta, pero también liberada. Abrió los ojos para encontrar la mirada de Violeta, que reflejaba una mezcla de admiración y comprensión profunda.

—Eso fue increíble, Chiara —dijo Violeta, su voz cargada de emoción—. Has logrado transmitir una profundidad y autenticidad que es realmente rara. Tu conexión con la canción y tu habilidad para expresar esas emociones es algo muy especial.

Chiara sintió una oleada de gratitud y alivio. La intensidad de la sesión había sido abrumadora, pero también increíblemente catártica.

—Gracias —murmuró, sintiendo que las palabras se quedaban cortas para expresar lo que sentía.

Después de la clase, mientras los estudiantes recogían sus cosas, Violeta se acercó a Chiara nuevamente. Había una seriedad en su expresión que indicaba que quería hablar sobre algo más profundo.

—Chiara, ¿puedo hablar contigo en privado un momento? —preguntó Violeta, con una mirada que hacía que Chiara sintiera un ligero temblor de anticipación.

Chiara asintió, siguiéndola hasta un rincón tranquilo del aula. Violeta la miró con una intensidad que la hacía sentir tanto incómoda como comprendida.

—Tu interpretación hoy fue verdaderamente conmovedora —dijo Violeta—. Pero quiero saber más sobre lo que estabas sintiendo. ¿Qué te llevó a elegir esa canción y a expresarte de esa manera?

Chiara respiró hondo, reuniendo el valor para abrirse.

—La canción siempre ha representado para mí un sentimiento de aislamiento y búsqueda de conexión. He pasado por momentos en los que me he sentido desconectada de los demás, y cantar esa canción me permite expresar ese sentimiento de una manera que las palabras solas no pueden.

Violeta asintió, escuchando atentamente.

—Lo que hiciste hoy fue más que solo cantar una canción. Fue como si abrieras una ventana a tu alma y permitieras que los demás viesen una parte muy íntima de ti. Eso es algo muy valiente y poderoso.

Chiara se sintió abrumada por la comprensión de Violeta. Había algo en la forma en que la profesora hablaba que hacía que sus palabras parecieran no solo un reconocimiento, sino una aceptación profunda.

—No sé si puedo hacer esto siempre —dijo Chiara, su voz temblando ligeramente—. A veces, siento que no estoy segura de cómo manejar todo esto.

Violeta se acercó un poco más, su presencia tranquilizadora.

—Lo importante es que sigas explorando y permitiendo que tus emociones fluyan. No siempre es fácil, pero con el tiempo, encontrarás tu equilibrio. Y recuerda, lo que sientes es válido y parte de tu crecimiento como artista y como persona.

Chiara asintió, sintiendo que las palabras de Violeta le daban una nueva perspectiva sobre su viaje. A veces, el proceso de exploración emocional podía ser desafiante, pero también era una parte esencial de su desarrollo.

—Gracias, Violeta —dijo Chiara, con una sonrisa que reflejaba tanto gratitud como esperanza—. Aprecio tu apoyo y comprensión.

Violeta sonrió de vuelta, su expresión llena de calidez.

—Siempre estaré aquí para apoyarte, Chiara. Confía en tu voz y en tus emociones, y sigue adelante con valentía.

Con esas palabras resonando en su mente, Chiara salió del aula con una sensación renovada de propósito. Sabía que el camino por delante no sería sencillo, pero también entendía que cada paso en ese camino la estaba acercando a una comprensión más profunda de sí misma y de su arte. La conexión que había comenzado a construir con Violeta era un reflejo de ese viaje, y aunque el futuro era incierto, estaba lista para enfrentarlo con el mismo coraje y pasión que había mostrado en su interpretación.

- VC, spirito

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