Capítulo 2 - Estúpido

159 28 0
                                    


Había una puerta, pero no estaba cerrada. Yan Yunting la empujó suavemente y pudo ver, a través de la penumbra, el jardín invadido por la maleza.

Frente a él, la casa con techo de paja se alzaba como una sombra, al borde del colapso.

Por suerte, no llovía ni hacía viento, y aunque la noche traía algo de frío, pensó que podría pasarla bien si lograba descansar un poco.

Yan Yunting tanteó su camino hacia lo que podía llamarse "el dormitorio". El aire tenía un fuerte olor a humedad, señal de que nadie había habitado la habitación en mucho tiempo. Al fin, tocó lo que parecía ser una cama y, justo cuando se disponía a tumbarse, el dolor de cabeza regresó con fuerza.

Mientras exploraba con la mano en la oscuridad, algo peludo rozó el dorso de su mano, y sin poder contenerse, gritó:

"¡¿Qué es eso?!", exclamó, pero el silencio fue su única respuesta.

El sudor frío le cubría la frente mientras el dolor de cabeza se intensificaba. De repente, recordó el brazalete que llevaba. ¿Acaso no se podía intercambiar algo con él?

Apenas lo pensó, una pantalla translúcida apareció ante sus ojos, iluminando la habitación con una suave luz azul.

Originalmente, Yan Yunting había pensado en intercambiar puntos por una vela, pero con la luz que emitía la pantalla, ya no era necesario. Gracias a esa tenue claridad, pudo distinguir finalmente lo que tenía frente a él.

Siempre había creído que la expresión "una familia que vive dentro de cuatro paredes" era solo un modismo para describir la pobreza extrema. Sin embargo, ahora comprendía que podía tomarse literalmente: la casa solo tenía cuatro paredes, y nada más.

La supuesta "cama" no era más que un montón de paja sobre un kang de arcilla. Nadie había dormido allí en mucho tiempo; de hecho, la paja estaba cubierta de hongos. Y para su horror, también había un nido de ratones, con tres o cinco pequeños roedores moviéndose entre la paja.

Yan Yunting retrocedió de inmediato.

Permaneció de pie un largo rato, apretando los puños, mirando hacia las estrellas desde la ruinosa habitación. "¡Dios mío!", exclamó con desesperación, "si he cometido algún pecado, mándame un rayo y acaba con mi vida de una vez. ¡Pero, ¿por qué me trajiste a este mundo?!"

El cielo, que estaba despejado, se iluminó repentinamente con un trueno, lo que hizo que Yan Yunting callara al instante, aterrorizado.

A pesar de todo, Yan Yunting no quería morir, tenía que seguir adelante.

Darse por vencido no era una opción, pero no podía pasar la noche en esa casa inhabitable. Salió al patio y se dejó caer bajo el gran árbol de langosta, sin fuerzas para moverse. El dolor de cabeza era insoportable.

Yan Yunting dudaba de si se había quedado dormido o simplemente había perdido el conocimiento.

Cuando despertó, ya pasaban de las diez.

El dolor de cabeza de Yan Yunting seguía presente, pero al menos se sentía algo mejor.

Finalmente, pudo observar con claridad lo que tenía delante. La mitad de las paredes de la casa se habían derrumbado, mientras que la otra mitad apenas se mantenía en pie. El patio no se parecía en nada a un lugar habitable; más bien, parecía un desierto árido y olvidado. ¿Cómo podría alguien haber vivido allí alguna vez?

¡Definitivamente, el destino estaba jugándole una broma!

A pesar de su frustración, Yan Yunting no se atrevió a levantar la voz.

Viajar a otro mundo y casarse con un jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora