Prólogo

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Cada cien años se realizaba el famoso torneo elemental. Donde las cuatro academias de jinetes más prestigiosas de cada reino se unían para competir en una serie de pruebas hasta que sólo una se coronara ganadora y se llevara el corazón de fuego, una antigua piedra que podría conceder paz al reino victorioso.

En ese entonces existían cuatro reinos; Elronia, pertenecientes del aire, gobernada por Ikor Stormaxe. Un leal y preocupado rey que siempre estaba al tanto de su reino y los que habitaban en el. Phyron, la tierra de fuego, Su rey Evander Ashenborn, un líder nato y que si de su reino se trataba podría matar a cualquiera con tal de protegerlo. Ocelorian, encargados del agua, Fredrik Bladeson el más compasivo y justo de los cuatro reyes. Fredrik siempre había pensado que el truco para tener un reino equilibrado era tener un gobernador centrado y preocupado. Y finalmente estaba Valkoria, el reino de tierra, manejado por Nikolai Stoneborn digno de su posición, destacado por su clemencia y sabiduría entre todos sus habitantes.

Ikor Stormaxe, había convocado una reunión de alta urgencia con el resto de los reyes.

Los cuatro gobernadores se encontraban sentados en una larga mesa de madera en el castillo de los Stormaxe. Todos sabían lo que Ikor diría;

—No creo que sea prudente llevar a cabo el torneo elemental este año. Si la profecía es real y el corazón de fuego cae en manos equivocadas una nueva guerra se alzará y dudo que esta vez logremos escapar.

Todos los presentes se miraron en silencio, recordando la vieja profecía: "El que ganador se corone en sus manos tendrá el destino de los reinos y de su decisión dependerá, si los mares se secarán y el fuego se apagará, o si los siguientes cien años prósperos serán."

Una ronca y firme voz resonó entre las paredes de la sala.

—Ikor, con sumo respeto, el torneo elemental es algo que se lleva realizando hace más de mil años. Nuestros antepasados buscaban perpetuar el legado de sus reinos. —Respondió Evander Ashenborn, sus ojos rebeldes ardían como el fuego— Me parece que tú insinúas que alguno de nosotros está planeando subyugar a los reinos.

Los ojos de Ikor miraban con furia y desagrado a Evander. El sabía que deshacer una tradición tan antigua no sería fácil, pero detestaba que la gente estuviera en su contra.

—Estás distorsionando mis palabras.—Ikor con un brusco movimiento se levantó de la silla— Si esa maldita piedra cae en las manos equivocadas no habrá nadie que nos salve. Yo me abstengo a realizar el torneo.

Fredrik Bladeson, se agarraba el puente de la nariz con frustración.

—¿Cómo puedes asegurar que la profecía se cumplirá? Han pasado más de mil años y nada a sucedido. Como soberanos de los cuatro elementos debemos darles a nuestros reinos lo que piden, debemos darles el torneo.

Ikor mantenía firme su posición mientras los otros dos reyes intentaban disuadirlo. El escándalo en la sala era evidente y varios guardias se asomaban a asegurarse que todo se encontrara bien.

El único que no había dicho ni una palabra en toda la discusión era Nikolai Stoneborn, el cual se levantó lentamente de su silla y golpeó de manera firme la mesa con la palma de su mano antes de decir;

—¡Cállense! No puede ser que se descontrolen de esta manera. —Nikolai siempre prevaleció como el más sereno de los cuatro, verlo alterado nunca era bueno— Si no podemos tomar una decisión de manera pacífica, habrá que hacerlo con democracia, vamos a votar.

—Nikolai está en lo correcto, tendremos unos segundos para pensar nuestra decisión final, una vez decidida votaremos. Lo que salga elegido es lo que se hará. —Agregó Fredrik

Los cuatro reyes se mantuvieron en silencio por lo que pareció una eternidad, hasta que finalmente Nikolai habló:

—Los que estén de acuerdo con continuar la tradición del torneo elemental levanten la mano, si no es así, déjenla abajo.

Todos los presentes levantaron la mano a excepción de Ikor, el cual se mantenía rígido en su silla.

—Bueno, la decisión a sido tomada. El torneo se llevará acabo al empezar la primavera —Dijo Nikolai antes de darse vuelta y caminar hacia la puerta— Fue un honor volver a verlos, cuídense queridos compañeros.

Varios guardias escoltaron a los tres reyes visitantes a la salida.

—Nikolai, ¿crees qué Ikor tenga razón? —Preguntó Phyron

Fredrik y Phyron miraban a Nikolai intrigados esperando su respuesta.

—Me temo que podría tenerla pero me preocupa más que pasará si el torneo no se lleva a cabo.

Con esas palabras los tres hombres se despidieron y cada uno se fue por su camino, temiendo que su decisión podría provocar el caos que habían estado evitando por más de mil años.

Los dragones de los tres reyes se elevaron en el cielo, y la profecía a la que tanto temían yacía esperando un nuevo jinete, uno tan ambicioso como para desatar una nueva guerra entre los cuatro reinos.

Desde su ventana, Ikor Stormaxe lamentaba no haberse esforzado más, el peso de la ruina estaba en sus hombros y un nudo acaparaba su garganta.

Algo grande se acercaba, muy pronto la oscuridad podría consumir todo a su paso.






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El torneo elemental: La lucha de los cuatro vientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora