El torneo elemental: La lucha de los cuatro vientos

Capítulo 1

El aire frío de la mañana cortaba mi rostro, me apresuré en la llegar a la sala de entrenamiento lo antes posible, quería entrar en calor antes de ir a arreglarme, hoy era un día importante por lo tanto todas las clases, incluido el entrenamiento, estaban canceladas.

Esta misma noche se realizaría el encuentro de las cuatro academias, mejor conocido como El torneo elemental, un evento que llevaba anticipando desde hace meses, la emoción me consumía pero al mismo tiempo me provocaba un escalofrío en el cuello y me hacía temer sobre que pasaría este año. Las tres academias de los otros reinos llegarían después de almuerzo, nos darían la tarde libre para organizarnos y terminar pendientes o tareas, luego durante la noche sería la elección de jinetes para el torneo elemental. Una vieja tradición que llevaba realizándose desde hacía más de mil años.

Mis pasos eran silenciosos y ágiles, trataba de hacer el menor ruido posible. Abrí las puertas de la sala de entrenamiento con sumo cuidado. Por los ventanales ubicados en el techo apenas entraba luz, lo que le daba una apariencia escalofriante al lugar, las sombras de las armaduras y armas colgadas formaban diversas figuras en el suelo. Deje mi botella de agua en un banco y me saque unas cuantas de las capas que me había puesto para protegerme de las bajas temperaturas que habían durante las mañanas.

Tome una espada y la saque de su funda de cuero, el tacto del metal frío me hacía estremecer. Mire mi reflejo en el metal, mi cansancio era evidente, bolsas bajo los ojos, los oídos me retumbaban, al parecer las pocas horas de sueño habían hecho efecto y tendría que buscar alguna solución para verme presentable durante la noche.

Escuchaba el rugido del viento fuera de la sala, los últimos días una ventisca constante y bastante fuerte se hacía presente durante las mañanas, trate de ignorar el rugir del viento y concentrarme nada más en lo que venía a hacer.

Sabía que no podía estar ahí a esas horas pero no me importaba en lo absoluto, necesitaba despejarme.

Empecé a practicar algunas maniobras con la espada, lanzando golpes de un lado a otro, imaginando que luchaba con un enemigo invisible.
Me veía a mi misma sosteniendo el corazón de fuego, coronándome ganadora del torneo. A mi parecer era una vergüenza que mi reino, Valkoria, no se hubiera llevado la victoria en más de cuatrocientos años. Este año seríamos anfitriones, el gran evento se haría en nuestra academia.

Mi cuerpo estaba frío y tenso, la cabeza me daba vueltas de tanto pensar, levantar la espada se me hacía más difícil de lo habitual.
Repentinamente perdí el equilibrio y caí hacia atrás, sentí un fuerte impacto en mi espalda y el estruendo de la espada al caer me hizo saltar. No tuve tiempo de reaccionar antes de que las puertas se abrieran de par en par y Mirela Darrow, una de las mejores jinetes de su época y mi entrenadora, entrará en la sala. Sus ojos azules lucían más profundos que nunca, su cabello oscuro iba recogido en una trenza, vestía una bata negra con su pijama gris debajo, ese atuendo la hacía ver mucho menos intimidante de lo que solía lucir y el vapor salía de sus labios debido al frío de la mañana.

—Rhyena Hawthorne —Me examinó de arriba, a abajo, cerrando las puertas tras ella, luego fijo su vista en la espada a mi costado— supuse que tú eras la que ocasionaba tanto estruendo.

—Señorita Darrow, que sorpresa verla por aquí tan temprano —Dije mientras me ponía de pie— ¿Puedo ayudarla en algo?

Darrow me miro como si fuera idiota y soltó un largo suspiro antes de responder.

—Eso mismo iba a preguntarle a usted. Sabe perfectamente que no puede estar aquí a estas horas, si va a hacer cosas sin permiso por lo menos trate de hacerlas más disimuladas.

Los primeros rayos de luz empezaron a entrar por los pequeños ventanales en el techo de la sala, dándome a entender que el sol estaba saliendo de su escondite entre las montañas de el reino más cercano, Elronia.